Un equipo de investigadores coordinado por el Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber), del Instituto de Salud Carlos III, demostró que la combinación de una dieta mediterránea hipocalórica con un aumento de la actividad física reduce las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2, tanto en personas con sobrepeso como aquellas con un alto riesgo metabólico.
Los resultados del trabajo, publicados en la revista Annals of Internal Medicine, evidenciaron que los alimentos y nutrientes que componen la dieta mediterránea actúan de forma “sinérgica” a través de diferentes mecanismos implicados en la diabetes tipo 2 tales como reducir la resistencia a la insulina, la inflamación y el estrés oxidativo, efectos que se ven potenciados por la actividad física y la pérdida de peso.
Al tratarse de una dieta “sabrosa, sostenible y culturalmente aceptada”, los investigadores señalaron que puede convertirse en una estrategia “ideal” a largo plazo para la prevención de enfermedades cardiometabólicas.
Estilo de vida más intensivo
El estudio Predimend-Plus ((PREvención con DIeta MEDiterránea)) plantea una intervención a partir de los descubrimientos hechos durante décadas, haciendo más énfasis en un estilo de vida más intensivo, con el objetivo de evaluar si pudiera aportar beneficios adicionales frente a otro tipo de estrategias menos intensivas.
Así, los participantes del ensayo (4.746 personas de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, que no padecían enfermedades cardiovasculares ni diabetes al inicio) fueron asignados al azar a un programa enfocado en seguir la dieta mediterránea, sin promocionar actividad física ni perseguir una reducción calórica de la dieta; y otro conductual enfocado a conseguir una pérdida de peso mediante una dieta mediterránea con una reducción planificada de 600 kilocalorías diarias y mayor actividad física.
Un 2,5% menos de riesgo de diabetes
Tras realizar un seguimiento de seis años, aquellos participantes que sólo siguieron la dieta mediterránea tenían un riesgo absoluto del 12 por ciento de desarrollar diabetes, en comparación con el 9,5 por ciento de quienes fueron asignados a la intervención más intensiva.
Esta última estrategia también logró reducir en un 31 por ciento los nuevos casos de diabetes, en comparación con la dieta mediterránea sin restricción calórica ni recomendaciones de ejercicio.
Además, los investigadores observaron que los participantes sin diabetes al inicio asignados al grupo de intervención intensiva mostraron igualmente una mayor adhesión a la dieta mediterránea, un aumento de su actividad física, una mayor pérdida de peso y necesitaron menos medicamentos para el control de su glucosa durante el seguimiento una vez diagnosticados de diabetes.


























