Tres niñas finalmente lograron romper su silencio después de casi nueve años de sufrir abusos y violaciones por parte de su padrastro. Este calvario llegó a su fin cuando encontraron el apoyo de alguien que se animó a denunciarlo: una vecina cercana a una de ellas.
La pesadilla de estas niñas, cuyas identidades se mantienen en anonimato para proteger su privacidad y evitar su revictimización, comenzó en 2013 y persistió hasta 2022. El pasado 7 de julio, el hombre de 48 años fue condenado a 14 años de prisión por la Cámara Criminal y Correccional de Tercera Nominación de Córdoba el pasado 7 de julio.
Una vez que la sentencia esté firme, su nombre será agregado al Registro Nacional de Datos Genéticos en la sección relativa a Delitos contra la Integridad Sexual.
El hombre cuya identidad se reserva con el solo fin de no identificar a las niñas y revictimizarlas, fue condenado por: abuso sexual continuado agravado por el grave daño a la salud mental, la calidad de guardador y la convivencia preexistente contra tres niñas y promoción a la corrupción. El hombre ya tenía dos denuncias previas por otros hechos de abuso contra niños.
Los hechos
El relato de los hechos es abrumador: el hombre, pareja de la madre de las niñas, las manoseaba y las violó desde que estuvo en pareja con la mujer, desde 2013 y hasta 2022. Las niñas relataron que le contaron a su madre en reiteradas oportunidades que R.A.P las abusaba y la madre nunca les creyó. A tal punto que en la última audiencia del juicio gritaba desde los pasillos de Tribunales por la “inocencia” del hombre y tuvo que ser retirada del lugar por la fuerza.
El fallo de la jueza Ángeles Palacio de Arato criticó el “pésimo” accionar de la Unidad de Desarrollo Regional (Uder) de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), que, a pesar de las denuncias y la prisión preventiva del hombre, había sugerido que la madre de las niñas podía cuidar de ellas con apoyo profesional para fortalecer el vínculo familiar.
La jueza cuestionó que las niñas pudieran seguir a cargo de quien hasta último momento seguía descreyendo de su palabra y obligándolas a mantener videollamadas con su padrastro desde la cárcel. Además se había constatado que las niñas no asistían a la escuela y vivían en condiciones de falta de higiene y extrema vulnerabilidad.
También ordenó investigar a la madre de las niñas y a la abuela de ellas por posible complicidad en los abusos sexuales.
Por su parte, valoró como positiva el accionar de una vecina y allegada a una de las niñas, quien actuó apenas escuchó su relato en una noche de enero y rápidamente pidió ayuda a personal del área de Desarrollo de Social de la localidad donde ocurrieron los hechos (se preserva la locación también para evitar la revictimización de las niñas). Allí, en febrero de 2022 radicaron la denuncia en la Unidad Judicial de Delitos contra la Integridad Sexual de Córdoba.
La jueza valoró su accionar porque ello posibilitó que se iniciara la investigación y que las niñas pudieran dejar de sufrir los abusos. Aún así, la mujer que activó la denuncia tuvo que mudarse por las amenazas perpetradas por la madre de las niñas y el padrastro.
En la última audiencia el violador confesó los hechos que se le adjudicaban y en esa misma instancia se pudo acceder al material que tenía en su celular: allí encontraron fotos de las niñas mientras él las abusaba. La conmoción en la sala fue total. Por este último hecho, también la sentencia ordenó a la fiscalía de instrucción abrir una investigación en una nueva causa.
En la causa las peritos dieron cuenta de las pruebas recabadas, de todos los relatos coincidentes de las niñas y del grave daño que todo esto provocó en su salud mental. De hecho, una de ellas ya presenta conductas autoagresivas, un respuesta muy común en las víctimas de abuso sexual.
Palabras para las víctimas
Al final de la sentencia la jueza dedicó unas palabras a las tres niñas en un lenguaje sencillo. “Quiero decirles que él nos dijo y reconoció que había hecho esas cosas feas a cada una de ustedes. Por eso quiero decirles que ustedes fueron muy valientes por haberse animado a contar lo que les pasó. Sé que, si bien su mama no les creyó, hubo otra gente que sí lo hizo, como el caso de (nombre de la vecina), que permitió que se las pudiera ayudar”, les dijo.
Luego se refirió a la investigación y al juicio que se hizo, explicado en lenguaje simple. “Quiero decirles que todo lo que contaron fue cierto y se probó en el juicio. Al comportarse así con ustedes, su padrastro hizo algo en contra de la ley, que las ha hecho sufrir mucho, porque no solo agravió sus cuerpos, sino que sus actos quebrantaron sus derechos como niñas-mujeres, que tienen derecho a una vida sin agresiones ni violencias. Ojalá todo eso pase pronto y se sientan mejor”, sumó la jueza.
“Entiendo todo el dolor que les tocó pasar, pero quiero decirles algo importante: hay personas a su lado que hicieron absolutamente todo para que esto saliera a la luz y se resolviera. En ellas pueden confiar y pedirles ayuda, para que puedan salir adelante. No dejen de hacer tratamiento psicológico”, agregó.
Por último les dejó en claro que nada de lo que les ocurrió fue su culpa. “Tengan en claro que fueron víctimas inocentes, que no hicieron nada para merecer esto y que en la vida, así como hay personas que te dañan, también hay muchas que te ayudan y te aman”, cerró la magistrada.
