Aquellos que tienen la “fortuna” de que al llegar a fin de mes les quede algún ahorro disponible, por poco o mucho que sea, se enfrentan con el problema de cómo proteger ese dinero frente al embate de la inflación.
Una opción es comprar algo que se necesite, pero el dinero no siempre alcanza o los planes son otros, pensando a futuro; por ejemplo, un viaje. Por eso el ahorro muchas veces se impone, y mantener el poder de compra de esa plata es la tarea.
Hoy, la opción de inversión financiera minorista más extendida es la colocación a plazo fijo, cuyo interés está regulado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA). La última actualización, del 13 de mayo pasado, dejó las tasas de referencia en un 48 por ciento nominal anual (TNA) para colocaciones de hasta 10 millones de pesos.
Ello representa hoy una tasa mensual del cuatro por ciento.
Aunque la autoridad monetaria viene ajustando la tasa periódicamente, buscando que los ahorristas se queden en pesos y no se pasen al dólar “blue”, la referencia inevitable es la inflación.
¿Alcanza hoy una tasa del 48 por ciento para proteger el valor del dinero? Contra una inflación proyectada del 60 por ciento, parece que no. Pero lo cierto es que la tasa efectiva anual (TEA), que equivale a renovar cada mes el capital y los intereses conseguidos durante todo un año, representa un interés del 60,1 por ciento anual. Es decir, un cinco por ciento mensual.
En ese punto, la cosa se pone más interesante. Es que el rendimiento de las colocaciones a plazo no termina siendo real, pero al menos los ahorristas dejan de perder frente a la suba de los precios.
La otra alternativa son los plazos fijos UVA, ajustables por el coeficiente de estabilización de referencia(CER), que en los últimos cuatro meses, con la inflación volando por los aires, le sacaron ventaja a las colocaciones tradicionales.
El problema de estos plazos fijos es que tienen un período de colocación mínimo de 90 días y no todo el mundo está dispuesto a inmovilizar su dinero por tres meses, un tiempo económico que en Argentina parece una vida. Hay alternativas precancelables, pero con menores beneficios.
Si tomamos como ejemplo una colocación de 300 mil pesos en un plazo fijo tradicional, el rendimiento al cabo de 30 días será de 12 mil pesos. Y uno de 500 mil pesos ofrecerá 20 mil en intereses.
En el caso de un plazo fijo UVA, el interés dependerá de cómo evolucione la inflación en los próximos tres meses, pero si tenemos en cuenta un índice esperado del cinco por ciento mensual, el rendimiento será similar al de una colocación tradicional.
Hay otros instrumentos financieros más complejos –y también más riesgosos–, como las acciones, los títulos públicos y hasta las criptomonedas, que quizá ofrezcan retornos superiores. Pero lo cierto es que no están al alcance de la mayoría de los inversores minoristas.
La contracara de todo esto es el cada vez más alto costo del dinero en Argentina, sobre todo para quienes necesitan acceder a créditos, sean particulares o empresas, lo que termina afectando el nivel de consumo interno y las inversiones productivas. Un tema tanto o más importante que el de las tasas de depósito, pero que termina siendo impactado de manera directa por el mismo factor negativo: la inflación.
