Por iniciativa de la Pastoral Social y la Vicaría de los Pobres, este martes hubo una reunión con agrupaciones sociales y políticas para analizar la situación alimentaria en Córdoba.
Los referentes que participaron del encuentro plantearon con crudeza la compleja realidad alimentaria que están viviendo en los barrios, villas y asentamientos donde tienen presencia. “Hay espacios comunitarios que cerraron o redujeron de tres días a uno”, indicó uno de ellos.
El problema aún es más grave porque un gran número de ellos no solo dan alimentos sino que también son espacios de contención para las familias.
La reunión se concretó en la parroquia Nuestra Señora de la Misericordia, en barrio Ameghino Norte, de la ciudad de Córdoba, con el doble objetivo de lograr una visión compartida y articular soluciones.
Participaron del encuentro representantes de la Iglesia Evangélica Resplandece, Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Corriente Clasista y Combativa (CCC), Agrupación “La Poderosa”; Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Polo Obrero, Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y Movimiento Evita.
Otro diagnóstico que se puso sobre la mesa es la calidad de la alimentación que consumen las personas en situación de vulnerabilidad. “Hay mala alimentación porque hay hambre”, dijeron. En ese sentido reconocieron que en ocasiones la comida “no alimenta convenientemente”.
También los referentes se refirieron a las políticas sociales actuales y la necesidad de cambios para mejorar la situación.
Manifestaron que el aporte de 100 mil pesos mensuales a los espacios comunitarios a través de la Tarjeta Activa (del Banco de Córdoba) no les alcanza. “Hay comedores que tienen más de cien personas todos los días”, agregaron.
Además se refirieron al desinterés de los políticos de la propuesta de la Mesa Alimentaria de Córdoba para declarar la “emergencia alimentaria” en la provincia.
“Nos gustaría poder tener más diálogo con el Estado. En ocasiones no terminamos de sentirnos escuchados y acompañados”, manifestaron. Y agregaron: “No nos oponemos a ser auditados”.
Por último manifestaron la incorporación de dos nuevos actores en el entramado del hambre en Córdoba: jubilados en situación de calle y voluntarios que también necesitan consumir las viandas.
“No se puede esperar más”
El sacerdote Munir Bracco, al frente de la Pastoral Social de la Iglesia en la provincia, sostuvo que el panorama actual muestra que “el hambre crece y se disminuye la ayuda pero gracias a Dios hay manos y corazones serviciales y sensibles para afrontar el problema”.
“Creo que no se puede esperar más y hay que organizarse urgentemente. Como Iglesia nos proponemos abordar la problemática su gravedad. Por eso convocamos a los actores sociales para escucharnos, compartir inquietudes y promover espacios de acuerdo y concertación para que se puedan hacer aportes concretos”, sumó.
Desde la Pastoral Social y la Vicaría de los Pobres de la Arquidiócesis de Córdoba consideraron que fue una primera reunión muy positiva, que “se convocarán otras, y que, para la próxima (que se concretaría en el Arzobispado en los próximos días), se invitará a las autoridades de las áreas vinculadas con las políticas sociales tanto del Gobierno provincial, como de la Municipalidad de Córdoba, y de otras instituciones y agrupaciones vinculadas con el trabajo social territorial.