La primera semana del juicio por el crimen de Cecilia Basaldúa, que se inició el lunes pasado en los Tribunales de Cruz del Eje, tuvo momentos de extrema emoción con las declaraciones de los padres de la mujer asesinada en abril de 2020 en Capilla del Monte y de testigos considerados clave en el devenir de los hechos que terminaron con un trágico crimen.
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia, fueron los primeros en declarar ante el tribunal de jueces técnicos y los ocho jurados populares y manifestaron su total rechazo a la investigación que derivó en la aprehensión de Lucas Adrián Bustos, el único detenido por el crimen que está imputado del delito de homicidio doblemente agravado por violencia de género y criminis causa y abuso sexual con acceso carnal.
El mismo lunes, Bustos se negó a declarar, pero respondió algunas preguntas puntuales sobre su vida en el campo cercano al lugar donde apareció el cuerpo de Cecilia, sobre el arroyo Calabalumba, cerca del basural de Capilla del Monte.
Una de las particularidades de este juicio es que tanto la querella como la defensa del principal acusado están de acuerdo en la necesidad de que resulte absuelto y, por otro lado, el hecho de que la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se presenta como querellante a partir de las denuncias de apremios ilegales presentadas por el primer defensor de Bustos, días después de la declaración ante los policías que lo interrogaron en la Comisaría de Capilla del Monte. Allí es cuando el acusado confesó la autoría del crimen ante una agente de Policía.
El momento de mayor tensión se produjo cuando declaró Mario Mainardi, el hombre que alojó a Cecilia en su casa de Capilla del Monte y al que los padres y familiares de la mujer apuntan como principal sospecho. La abogada de la defensa, Daniela Pavón, pidió un careo entre Mainardi y Daniel Basaldúa, pero la medida no fue concedida por el presidente del Tribunal compuesto por Carlos Rolando Escudero, Santiago Camogli y Raúl Alejandro Castro.
Indignación de la familia Basaldúa
“Me retaron un par de veces porque hago muchos gestos, pero es la única manera de que vean que estoy ahí. Está todo armado”, dijo Daniel Basaldúa en un reportaje concedido al programa radial “Es lo que hay”, de San Marcos Sierras. Y agregó: “Estamos para que no condenen a Lucas Bustos y queremos otro juicio. Creemos que los que estuvieron declarados, cuando estén imputados no sé si van a estar tan tranquilos como ahora y van a mentir tanto”.
Por otro lado, Basaldúa remarcó que se fue del recinto cuando el Tribunal le negó el careo con Mainardi. “Fue en señal de protesta, pero creo que se está trabajando bien”, expresó.
Durante las audiencias de esta semana, el fiscal de Cámara, Sergio Cuello, contó con la colaboración de la fiscal Paula Kelm, que también es el centro de las críticas por parte de la familia. Esta semana se aguardan una serie de declaraciones de policías relacionados con la investigación en la etapa instructiva.
Cecilia llegó a Capilla del Monte y se topó con el inicio de la Aislamiento Social Preventivo Obligatorio decretado por el Gobierno nacional. Eso la obligó a buscar un lugar para alojarse de manera informal, ya que el Camping Municipal, todos los albergues y hoteles, se cerraron al turismo.
La mujer, que había viajado durante varios años por Latinoamérica, llegó a la ciudad del norte de Punilla con la idea de escribir un libro en el que iba a contar sus experiencias en distintas comunidades que visitó en el continente.
En ese derrotero, una mujer que atestiguó en la causa, conocida como “la Rasta”, fue quien la llevó a la casa de Mainardi, a pocas cuadras de la plaza central de la ciudad. Allí se alojó durante varios días hasta que el 5 de abril de 2020 se fue de la casa dejando su celular y su computadora portátil. A los tres días, Mainardi dio aviso a la familia, y uno de los hermanos de la mujer radicó una denuncia en la comisaría del barrio porteño de Núñez, donde viven los Basaldúa.
La búsqueda “peinó” toda el área de Capilla del Monte y otros sectores de localidades de vecinas y Cecilia seguía desaparecida. La situación se vivía en plena pandemia, con los argentinos en el interior de sus casas sin saber lo que podría pasar. Quizás por eso la búsqueda pasaba casi inadvertida para la opinión pública.
El 25 de abril, en un descampado cercano al basural, sobre el arroyo Calabalumba, un baqueano encontró el cuerpo de Cecilia y comenzó el misterio sobre su asesinato.
Búsqueda. Luego de su desaparición, la cuarentena marcó la búsqueda de Cecilia y hubo serios cuestionamientos de sus allegados a la forma en cómo se organizó y se llevó adelante. Su cuerpo apareció días después a la orilla de un arroyo, en un campo cerca del basural.
