El pasado viernes 12 de diciembre, José de Dios Mazzalay (70) dio su última vuelta como chofer después de 50 años de servicio. Esto lo convirtió en uno de los conductores con más trayectoria del transporte provincial.
El cierre oficial fue a las 21.30 en la terminal de Montecristo, donde familiares y pasajeros lo esperaban para despedirlo y agasajarlo. Pero, además, tuvo otras dos despedidas: una en la terminal de Córdoba Capital, antes de empezar su último día; y otra en Capilla de los Remedios, dos días antes.

Estos tres lugares formaban parte de sus dos rutas habituales: Córdoba-Montecristo y Córdoba-Capilla de los Remedios.
A lo largo de su carrera, pasó por distintas empresas de transporte: Cañada de Machado, Rizzardi, Autobuses Santa Fe y Fono Bus. En esta última trabajó durante sus últimos 10 años y es con la cual realizó su última vuelta.
“Pepe es un compañero respetado y profundamente querido, tanto por quienes compartieron jornadas con él como por la sociedad en general. Intachable en lo laboral y enorme en lo humano, siempre se destacó por su solidaridad, su disposición para ayudar y su trato cercano”, expresaron desde Aoita en redes sociales.
50 años de trayectoria
Nacido en la ciudad de Malvinas Argentinas y autodenominado “hijo adoptivo” de Montecristo y de Capilla de los Remedios, José se retira después de 50 años de una trayectoria construida con “constancia, servicio, responsabilidad, compromiso y ejemplo cotidiano”, según sus colegas y pasajeros.
Además de chofer, es técnico tornero y se dedicó a este oficio en paralelo a la conducción de colectivos.
“Cuando terminé el secundario, no tenía edad para manejar, así que trabajaba como tornero. Estuve en una fábrica de llantas de camiones y tractores. Después, con mi hermano pusimos una tornería propia durante muchos años”, contó a La Voz.

En diciembre de 1975, empezó como conductor en la ex Empresa del Carmen, donde fue dueño de su primer colectivo. Solo o en conjunto con algún compañero, tuvo ómnibus propios desde 1978 y hasta hace 10 años cuando ingresó a Fonobus. La compañía lo tomó sabiendo que quería trabajar hasta cumplir los 70.
Aunque siendo más joven, hizo destinos nacionales como Mar del Plata, Buenos Aires o Bariloche, pero la mayoría de su trayectoria se desarrolló en localidades cordobesas. Empezó manejando principalmente en horarios de la mañana, pero por otros compromisos laborales se fue trasladando a la tarde.
En la actualidad, muchos choferes que circulan por la provincia tuvieron a José como su primer instructor.
Un compromiso de vida
José tiene más años de oficio que de casado, ya que en breve cumplirá 41 años de matrimonio. Según afirma, su esposa e hijos le “tuvieron mucha paciencia” en el desarrollo de su carrera.
“En esto, lo más difícil es mantenerse en el tiempo porque son muchas horas de trabajo. A veces eso lleva a tener reclamos familiares por no estar presente, pero lo pude sobrellevar, y ellos me supieron comprender”, aseguró.
En contrapartida, sostuvo que lo mejor de ser chofer para él es el manejo e interactuar con la gente. “Vas haciendo amigos, y eso es una de las cosas que me han gustado siempre. Coseché muchas amistades y gente que me aprecia, y yo a ellos”.
Planes a futuro
“La idea es poder quedarme quieto“, confesó José ante la pregunta sobre sus proyectos después de la jubilación. ”Gracias a Dios, estoy en condiciones físicas, y siempre me hago chequeos. Mientras el cuerpo y la mente me respondan, algo voy a estar haciendo".
“Pepe” es padre de Gastón Mazzalay, intendente de Malvinas Argentinas, y tío de Daniel Haniewicz, intendente de Montecristo. Con ambos municipios asumió el compromiso de colaborar con sus consejos sobre el transporte local y el estado de los vehículos, algo que, asegura, “lo mantendrá entretenido”.
Por otro lado, también planea poner a trabajar algún rodado como remis oficial en su ciudad natal, pero la prioridad será pasar más tiempo con su familia. “Por ahora, es como si estuviera de vacaciones”, admitió.
José explicó que él no deseaba jubilarse, pero tenía que cumplir una promesa: “Yo me había propuesto que, cuando cumpliera los 70, me iba a retirar, esa era la promesa que le había hecho a mi familia, para tratar de descansar”.
Pese a sostener que en realidad “no necesita el descanso”, admite que por la edad empieza a sentir el peso de “trajinar” con sus viajes. “Si fueran menos servicios o menos días, a lo mejor me tiento, pero no. Por eso, el 22 de septiembre cumplí 70 y, para no arrepentirme, el 23 le dije a Recursos Humanos que trabajaba hasta fin de año”.

Profundamente agradecido con su familia y sus amigos, resaltó el acompañamiento de sus compañeros y de la “familia de Fonobus”, que “estuvieron siempre en las buenas y en las malas”.
Por último, también resaltó las despedidas que sus colegas le organizaron en sus últimos días. “Para mi última vuelta, trajeron al primer chofer que tuvo la empresa en la línea de Córdoba-Montecristo, su hija tuvo la amabilidad de traerlo. Él fue el que me enseñó a manejar”, cerró.























