En tiempos de digitalización e instantaneidad, David Brito (28) no deja de recibir pedidos de retratos bordados a mano, incluso desde el exterior.
Desde niño estudió arte y se especializó en artes visuales. “Mi formación tiene más que ver con la pintura y el dibujo, nunca vi nada sobre arte textil en la facultad. Me acerqué al bordado porque una compañera hacía telar, mi abuela también tejía, y se me ocurrió llevar esa práctica a lo artístico”, comienza a contar a La Voz.
Todo comenzó hace poco más de un año.
“En 2021 trabajaba en un call center en Córdoba, renuncié porque me quemaba la cabeza. Toda mi vida estuvo atravesada por el arte, aunque hice todo tipo de trabajos. Fui mozo también. Pero me volvía Río Cuarto y me jugué por mi pasión. Al principio hacía uñas, porque me vuelve loco el nail art. Después probé con el bordado y en octubre, ya estaba vendiendo”, dice.
Señala que también se decidió a experimentar con el retrato porque es admirador de los trabajos de Leo Chiachio y Daniel Giannone, pareja de artistas visuales referente del bordado y del movimiento LGBTIQ.
David reflexiona: “Hoy estamos tan atravesados por la inmediatez, las historias en redes duran 24 horas, me parece muy lindo eternizar de alguna forma un momento. Muchos de los bordados han sido reproducciones de fotos de mi galería que representaban un momento en particular, vacaciones, familia. Así empezó esto del bordado”.
Cuenta que le encanta bordar memes que le parecen tiernos o graciosos.
Uno de los bordados que logró un millón de vistas en redes sociales fue la imagen de un gatito entre botellas de agua, que fue reproducida en Instagram por un medio de Buenos Aires, lo que potenció su alcance.
Tini Tini Tini
También tuvo enorme repercusión para David Brito, su retrato bordado de la cantante Tini Stoessel. “Me encanta Tini, me gustó la estética de su foto de perfil, porque me hacía acordar a un personaje de animé y la hice bordada, por gusto. Al tiempo vi que me seguía Lucas, una persona que trabaja para el equipo de ella, así que me puse en contacto y le dije que quería regalárselo”, contó David.
Enseguida lo invitaron al show de Tini, en Córdoba, Lucas le recibió el bordado y le trasmitió el agradecimiento de la artista. A los pocos días, Tini publicó la obra de David en sus historias y los “me gusta” se dispararon. “Me pareció un gesto muy lindo, ese bordado llegó a un millón de vistas porque ella lo compartió”, recuerda agradecido.
De todos sus bordados, el que más le gusta a David, reproduce una escena de la serie Euphoria, en la que una actriz aparece llorando con numerosas rosas detrás. “Lograr captar esa emoción en un bordado me da mucha satisfacción. También cuando hago una mascota, siempre busco captar su esencia”, señala, mientras muestra sus trabajos.
Con sus puntadas superpuestas e intercaladas, de innumerables tonos, también ha retratado a Messi, a Rosalía y a seres queridos de sus clientes.
Desde China
A medida que se van haciendo virales las imágenes de sus trabajos, crecen los pedidos para David Brito. Admite que le costó ponerle un precio a sus obras. Hoy los retratos de mascotas tienen un valor de 40 mil pesos y los de personas, según el diseño, desde 45 mil.
A David no le gusta firmar sus bordados, pero los entrega en bastidores que llevan su nombre y en una caja con stickers personalizados.
En un momento, le llegó por redes un pedido de bordado desde China. Primero pensó que era una broma, no lo podía creer. Le solicitaban la imagen del gato entre las botellas de agua.
Como no le gusta repetir trabajos, el artista se ofreció a hacer otra imagen viral de un gatito, y fue la primera obra que envió al exterior, en febrero de 2022. Poco después, le comenzaron a llegar pedidos desde México, Estados Unidos, Bélgica y España.
Actualmente, David hace un bordado por semana y, “por la cervical”, trata de limitarse a ocho horas de trabajo diario.
“Mi vida estuvo atravesada por el arte desde siempre, tuve el privilegio de tener a una familia que me apoyó. Tantos mis viejos y mis hermanos como mis tíos de Córdoba que me recibieron para que yo pudiera estudiar artes visuales. Tuve la suerte, también entre el 2018 y 2019 de trabajar en la restauración del Teatro San Martín”, valora.
Y agrega: “El camino de los artistas no es para nada fácil, cuando uno dice que quiere ser artista por ahí te miran y te dicen, bueno, pero ¿de qué vas a trabajar? En mi vida siempre fue muy fuerte la pasión por el arte. A mí me encanta retratar personas, animales y parece que le encontré la vuelta comercial”.
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