La historia nace con José. Le decían El Colorado. En los años ´60 trabajaba en una distribuidora de bebidas hasta que decidió emprender con la suya: repartía vinos en Río Tercero. Tomaba los pedidos en bicicleta y llevaba las damajuanas luego en un camioncito.
Pronto tuvo su depósito, que era parte de la casa que compartía con su esposa y tres hijos.
Jose Luconi Distribuciones se ponía en marcha. Pasaron tres décadas hasta pegar un salto: en 1995 se mudaron a un depósito mucho mayor. Pero ahí también, negocio y casa juntos.
José falleció en 2006, cuando sus dos hijos varones ya habían tomado las riendas del negocio familiar. Poco antes, en 2003, Ricardo y José Luis –ambos contadores– se lanzaban a otro negocio propio: un supermercado mayorista. Daban otro salto, pero sin dejar las distribuciones.
Compraron una manzana con una infraestructura abandonada y crearon lo más parecido a un híper que había en Río Tercero.
“La idea en el inicio era ser solo mayoristas. Pero pronto empezamos a ser también minoristas, un poco tomando como modelo lo que en la ciudad de Córdoba había inaugurado Tarquino. Era el tiempo del auge de las grandes superficies comerciales. Pensamos que si no entrábamos en el mercado con una boca propia y una sede importante, nos iban a comer las grandes cadenas”, cuenta Ricardo 21 años después.
“Hoy la venta del supermercado se reparte por mitades entre el mercado minorista y el mayorista”, completa José Luis.
Ya había dos unidades de negocios, porque la distribuidora de bebidas que creó el papá José siguió su marcha.
“No sólo que siguió, sino que es muy relevante. Creció y hoy tenemos 1.500 puntos a los que vendemos, en una muy amplia región de Córdoba, desde Alta Gracia hasta Oncativo, más todo Tercero Arriba y todo Calamuchita”, precisan los hermanos.
Habría otro salto, en cadena. Un súper Luconi como el de Río Tercero nació en Santa Rosa de Calamuchita.
Lo explican así: “Ya veníamos trabajando en todo Calamuchita como distribuidores, pero desde Rio Tercero, llevando bebidas a hoteles, restaurantes, cabañas, negocios. Ese mercado crecía y ya no podíamos dar un buen servicio a la distancia. Veíamos además que cada año aumentaba la demanda en las Sierras. Entonces compramos un terreno y abrimos en 2011 una segunda boca nuestra, en Santa Rosa de Calamuchita, para abastecer a esa región desde allí. Y replicamos el modelo de Río Tercero con una boca minorista también”.
“Ambas bocas son similares. Lo que cambia es el perfil de cliente. En las Sierras está más asociado al turismo: cabañeros, hoteleros, gastronómicos”, apunta José Luis.
Semejanzas y diferencias
–¿No perciben diferencias en la evolución de ambos supermercados que marquen las realidades económicas de ambas regiones?
–Sí. Calamuchita viene creciendo mucho más que la zona de Rio Tercero. El negocio de Rio Tercero está estable en ventas, porque la población está estable desde hace muchos años. Calamuchita crece, en población y en actividad. Y eso se nota. Un mercado más estancado y otro que crece. También por eso ahora estamos terminando una inversión importante, junto con el súper de Santa Rosa, creando locales comerciales a modo de paseo de compras, que vamos a alquilar a negocios de variados rubros. Hay ocho locales casi listos y otros ocho a sumar luego.
Con aquel súper de Calamuchita, los Luconi fueron noticia provincial: resultaron pioneros en el uso de la energía solar para grandes superficies. “Con paneles se abastece más del 50% de la energía total que consume ese supermercado”, marcan.
Entre los dos supermercados y la distribuidora, la empresa suma unos 100 empleados directos.
El salto extraño
Otro salto, el más reciente, extrañó a muchos. ¿Los Luconi son hoteleros? ¿Cómo ir del supermercadismo de toda la vida a la hotelería que jamás habían tocado? ¿Y cómo crear el hotel de mayor categoría y de más alta tarifa de Calamuchita?
Ricardo lo explica así: “Nosotros ya estábamos en Calamuchita distribuyendo bebidas y con el súper instalado. En 2012 compramos algo más de dos hectáreas en Villa General Belgrano. Pero ya no estaba vigente la ley de promoción impositiva para inversiones en turismo. Primero, imaginamos un hotel boutique, más chico. Nos fuimos contactando con gente. Alguien que nos dio una mano de asesoramiento nos advirtió que debíamos apostar a algo más grande e ir hacia un modelo de negocios asumiendo que no teníamos expertise en hotelería y que nunca pensábamos en dejar nuestros otras actividades previas”.
El hotel Boden, inaugurado en diciembre de 2021, es cuatro estrellas. Para ser el único cinco estrellas de Calamuchita, debería sumar –según los Luconi– un salón de eventos para 200 personas. El que hoy tienen es para 60.
Es el de mayor tarifa de una región que es, además, la más cara en hotelería de toda la provincia.
–¿Cómo fue que terminaron con el hotel más sofisticado de Villa General Belgrano?
–Se fue dando. No era la premisa. Fuimos analizando los nichos del mercado. Y fuimos adaptando el proyecto a las ordenanzas, que en Villa General Belgrano son muchas y rígidas. Desde que no se pueden construir más de tres pisos hasta los materiales, los espacios, y más. Cuando estábamos casi listos con la obra, contratamos a un grupo asesor que nos ayuda a gerenciar el hotel.
–Pero hasta ahí lo hicieron ustedes, como si supieran de hotelería…
–Encaramos la construcción nosotros. Nos hicimos asesorar, pero la obra fue nuestra. Arquitectos, proveedores, albañiles, en todo eso estuvimos nosotros arriba. Lo más complejo es que todo eso se dio durante la pandemia. Nos agarró con el 30% de avance. En 2019 empezamos la obra e inauguramos a fines de 2021.
–Una pregunta frecuente que les deben hacer es si es sólo de ustedes o si hay socios…
–Sí, nos preguntan eso. Pero somos nosotros, no hay ningún socio, ni minoritario. Hubo acceso a algunos créditos, hubo mucho esfuerzo. Bajamos costos a pesar de usar materiales de primera. Viajábamos todos los días, uno u otro, a ver la obra. Contratábamos nosotros, buscábamos precios, lo gestionamos como si fuera nuestra casa. No delegamos la obra. No fue fácil pero fue desafiante.
–Saltar a cinco estrellas, categoría que en Córdoba tiene muy escasos establecimientos, ¿es un paso imaginado?
–No es una obsesión. No está resuelto hacer ese centro de convenciones. El turismo de las convenciones más grandes no viene a esta zona, va a la Capital o a Carlos Paz. Acá funciona el de eventos medianos. Y es un negocio distinto el de los eventos. En cambio, estamos ahora invirtiendo en sumar una pileta externa más, pero climatizada y jacuzzi.
De hoteleros a cómo sigue
El Boden Hotel tiene 4.300 metros cubiertos, con 70 habitaciones, bar, restaurante, una enorme pileta exterior y otra interior climatizada, más spa, saunas, gimnasio y canchas de pádel. Ofrece servicios de yoga, meditación y similares. Ocupa hoy a 60 personas de modo directo.
Un punto innovador es el uso de energías renovables, lo que le valió la certificación nacional como “hotel verde”. Ricardo precisa que los techos del estacionamiento (ahora en ampliación) tienen paneles solares con los que se abastecería el 35% del consumo de electricidad del complejo. “Tenemos casi todo eléctrico y muy poco a gas”, describe. Y completa: “Se montó un sistema de geotermia, con sondas enterradas bajo tierra, por las que pasa agua a una temperatura todo el año igual a 15 grados, y eso requiere un uso mucho más reducido de calderas para calefaccionar todo. Eso hace que en las habitaciones no haya equipos de aire acondicionado, sino otro sistema mediante esa tubería a partir de geotermia. Y en el restaurante tenemos aerotermia, que toma aire del exterior para refrigerar, casi sin demanda de energía”.
Los Luconi admiten que al negocio de los supermercados y de la distribuidora lo gerencian y manejan ellos mismos, pero que en el hotel delegan más. “Estamos arriba, pero en la diaria delegamos”, apunta Ricardo.
También señalan que en los dos años que lleva el hotel el balance sobre su nivel de actividad es “positivo”, y que muestra “buenos resultados”, con alguna baja sólo en los últimos tres meses, “como al turismo en el país en general”.
Dicen que les cuesta definir el monto de esa inversión. “Es mayor a la planificada, pero en Argentina con tanta inflación y tantos dólares distintos todo se distorsiona. Además, por el modo en que lo fuimos haciendo por nuestra cuenta es más complejo llegar a un número preciso”, responden.
Lo último es lo que viene. Los hermanos contadores dicen que “la historia de emprender nunca se termina”, y dejan picando alguna idea que, por lo que dejan adivinar, no sería por el lado del turismo ni del supermercadismo, sino de la distribución mayorista.
Sí, el mismo negocio que el padre creó hace casi 60 años.
