Un equipo internacional de arqueólogos ha desatado un intenso debate al anunciar el descubrimiento de formaciones geológicas en Turquía que podrían ser los restos del Arca de Noé.
El hallazgo, realizado por científicos de la Universidad Técnica de Estambul, la Universidad Andrew y la Universidad Ar Ibrahim Çeçen, se basa en el análisis de rocas, suelo con materiales arcillosos y sustancias marinas que datan del 5.500 al 3.000 a.C.
Este período coincide con el tiempo en que habría ocurrido el diluvio universal. En el Génesis, la primera parte de la Biblia, Dios le encargó a Noé, ante la amenaza de esa catástrofe, que construyera un gran barco para salvar a su familia y a las especies animales.
Utilizando técnicas avanzadas, los investigadores rastrearon el área y encontraron estas muestras fosilizadas, ubicando la posible escena del diluvio de Noé hace aproximadamente 5.000 años.
En dónde están los restos del arca de Noé de la Biblia, según historiadores
“Nuestros hallazgos indican la presencia de vida en esta región de Turquía durante ese tiempo”, afirmaron los científicos. Esta afirmación se alinea con las observaciones de Faruk Kaya, vicerrector de la Universidad Ar Ibrahim Çeçen, quien apoya la teoría de que este lugar podría ser donde ocurrió el diluvio.
La tradición, tanto armenia como judía, sitúa los restos del arca en el Monte Ararat. Sin embargo, la ubicación exacta según la Biblia es “sobre los montes de Ararat”, una región que abarca Armenia y partes del este de Turquía e Irán, no necesariamente el pico que hoy lleva ese nombre.
Desde el siglo XIX, numerosas expediciones han intentado encontrar el arca, dando lugar a diversos anuncios de hallazgos, pero ninguno ha sido verificado.
En 2010, un equipo chino-turco afirmó haber encontrado una estructura de madera antigua bajo la nieve en el Monte Ararat, datada en 2.800 a.C., la época en que se cree que el arca habría navegado. Argumentaron que la presencia de madera a esa altura, donde no crecen árboles y nunca se han encontrado restos de presencia humana, apoyaba su teoría.
Dudas científicas y la búsqueda de evidencia
A pesar de los recientes hallazgos en Turquía, la comunidad científica se muestra cautelosa y no ha llegado a un consenso sobre la veracidad del relato bíblico. La arqueología académica se distancia de las búsquedas del arca, considerándolas “pseudoarqueología”.
Jodi Magness, arqueóloga de la Universidad de Carolina del Norte, afirma que “ningún arqueólogo legítimo” se dedica a buscar el arca. La arqueología se basa en un método científico que busca responder preguntas de investigación a través de la excavación, no en la búsqueda de objetos específicos.
Eric Cline, arqueólogo de la Universidad George Washington, señala que, aunque existen pruebas geológicas de una gran inundación en el Mar Negro hace unos 7.500 años, no hay consenso sobre su alcance. Además, la datación y ubicación precisa del arca, incluso si se encontraran sus restos, sería un desafío.
El debate continúa: entre la fe y la ciencia
La búsqueda del arca de Noé se encuentra en la intersección entre la fe y la ciencia. Mientras que algunos interpretan la Biblia como un relato histórico literal, la comunidad científica se basa en la evidencia y el método científico para analizar los hallazgos.
Grupos como Answers in Genesis, un ministerio creacionista, reconocen la dificultad de encontrar la embarcación después de 4.350 años. Plantean la posibilidad de que Noé y su familia la desmantelaran para obtener madera.
Nuevos hallazgos pueden aportar más información, pero la interpretación de la evidencia dependerá del enfoque, ya sea desde la fe o desde la ciencia.