Se les conoce la cara, este jueves, a Francisco Luperi, el ingeniero, y a su mujer, la anestesióloga Virginia Zamora, los responsables de que el 4 de julio llegara a la Justicia provincial la noticia de que existía una secuencia de muertes sin explicación médica en el hospital Materno Neonatal, que esos casos estaban siendo manejados con reserva y pedido de silencio por las autoridades y que creían que debía tomar intervención alguna fiscalía.
“Decidimos con mi mujer que es anestesióloga del hospital que las cosas que se comentaban sobre muertes de bebés sin explicación natural tenía que ser informada a la Justicia”, dijo Luperi, quien negó tener alguna relación ni interés.
El fiscal Sergio Ruiz Moreno hizo un reconocimiento de “la valentía” de Luperi en ir a la Justicia. “Mi esposa y mucha gente se animó a transmitir lo que pasaba. Creo que forma parte de los deberes de los ciudadanos poner en conocimiento de la justicia para que se investigue lo que está ocurriendo”, dijo el ingeniero.
La denuncia presentada el 4 de julio de 2022 contenía algunas imprecisiones, con “el diario del lunes”, pero también ya estaban presentes datos muy relevantes para lo que terminó siendo la investigación. Dijo en esa fecha Luperi que había 14 muertes sin explicación, que la directora del hospital conocía de los hechos pero no quería que trasciendan, que en varios casos había potasio, que en una biopsia sobre la lesión de un niño detectó niveles altos de potasio, que los hechos habrían ocurrido entre mayo y junio, sin poder dar precisión de las fechas ni si se trataba de malas praxis, causas naturales o alguna otra cosa.
“Decidimos con mi esposa que yo iba a declarar para protegerla porque ella trabajaba en el hospital”, dijo Luperi, pero luego aclaró que eso no debía interpretarse con que estaba siendo presionada para no hablar.
“Desconocíamos si había o no una investigación policial o judicial. Alguien le había comentado que había una investigación a nivel hospitalario. Llegamos a la conclusión de que esto tenía que ponerse en conocimiento de la justicia”, contó Luperi.
Explicó que no tenía información su esposa de manera directa, sino que la recibía atrasada en el tiempo y por comentarios de otros, con quienes no se veía a diario. Aclaró que no se enteró un día “en específico”, sino que se fueron sumando de a poco los comentarios que llevaron a fines de junio a que les preocupara lo que estaba ocurriendo como para decidir llevar la noticia a la Justicia.
El ingeniero se emocionó al declarar que se solidarizaba con el dolor de las madres.
Luego declaró su esposa, Virginia María Zamora, anestesióloga desde hace 14 años en el Neonatal y la fuente principal de la denuncia que hizo Luperi.
Contó que se enteró por primera vez de que existían casos de muertes de bebés y otros recién nacidos que aparecieron con lesiones en una conversación con Viviana Martínez, una instrumentadora quirúrgica y delegada del SEP en el hospital, que también fue citada a declarar este jueves.
En esa charla Martínez le pregunta si alguien puede confundir la aplicación de vitamina K con cloruro de potasio y ella le contestó que no porque son diferentes las ampollas. “Es muy difícil confundirlos, son muy diferentes”, explicó, y agregó: “el potasio además está en una ‘caja de paro’ porque es una droga que se usa en situaciones muy especiales, como un paro cardíaco”. Aclaró que es una “medicación de cuidado”, que se tiene que aplicar por medio de un suero y en un tiempo, porque una aplicación de otro modo puede producir una arritmia y que su utilidad es para casos como diarrea o deshidratación.
En la conversación también preguntó Martínez si podían ser producto de picaduras de insectos estos casos, porque se enteró que las enfermeras del Centro Obstétrico estaban desarmando los “niditos” buscando alacranes. “Sería muy extraño que aparezcan en simultáneo en muchas cunas, además era poco probable en invierno”, recuerda que le contestó.
Contó que a partir de ese momento fue preguntando a otros colegas profesionales y consultó a la jefa del servicio de Anestesia, Adriana Gigli, quien le dijo que nadie le había informado de nada parecido. “Me llamaba la atención que podía ser algo grave y nadie hablaba. Como un virus nuevo en pandemia”, dijo en la instrucción y lo repitió en el juicio. Notó que en el área de Neonatología se ponían incómodos cuando se les preguntaba, como “haciéndote sentir chusma”.
A fines de mayo o principios de junio ya se comentaba de pinchazos.
En junio vuelve a informarle Martínez que hubo más de una muerte en una misma guardia. Dijo que nadie quería decir nada. “Eso me movilizó mucho, cómo puede ser que esté pasando eso y nadie nos informe”, confió. Ahora sabe que fue el 6 de junio.
El 13 de junio recordó que le llamó la atención que había que hacer una biopsia en piel con anestesia en quirófano, una práctica extraña porque normalmente se hacen con anestesia local y en sala. En la historia clínica le llamó la atención de un paro cardíaco, de niveles altos de potasio, de 7 y luego con medidas de redistribución logran normalizarlo. En ese momento advirtió a su compañera que preste atención a ese caso porque “había algo raro”, que “saque fotos y tenga mucho cuidado”.
En otra conversación con Martínez, ella le dice sobre este caso en particular que creía que era parte de los casos que estaban siendo investigados. Se refería al bebé hijo de María Martin, uno de los recién nacidos sobrevivientes del 6 de junio, que tenía una lesión extraña en su cuerpo.
Su compañera, de nombre Luciana, preguntó a los médicos neonatólogos sobre los valores de potasio porque condicionaban la anestesia y pidió “que le digan la verdad”. Y contó que no le dijeron nada, “se cerraron en eso y daba mucha impotencia pero te dabas cuenta que te estaban mintiendo, somos todos colegas y vos tenías que dormir a un bebé sobre el que no sabías nada”.
En todo ese momento cuenta que se topaba con reticencias de información en los lugares que preguntaban ella y Martínez.
Luego la misma Martínez le dijo que le dijeron que “no pregunten, no se metan, porque iban a entorpecer la investigación”.
“Me cuesta asimilar al día de hoy que haya pasado todo esto. Ha sido muy doloroso todo este proceso. No he querido seguir todo al detalle porque esto me generó mucha ansiedad o dolor”, dijo.
Los otros testimonios previstos
También están citadas enfermeras quienes en la etapa de instrucción afirmaron que conocían desde mayo que había muertes y otros episodios sin explicación con recién nacidos afectados, pero no hicieron ninguna denuncia. Si esto se ratifica, puede llevar a que se pida que se declare nula la declaración por autoincriminación y se giren antecedentes a la fiscalía. Podrían terminar, de ese modo, engrosando la lista de imputados.
Fue citada, a su vez, Carola Dunayevich, la psicóloga que en el relato de Damaris Bustamante, la mamá de Benjamín, muerto el 23 de abril, participó junto a la exdirectora del Neonatal, Liliana Asís, y el ex subdirector administrativo, Alejandro Escudero Salama, en una reunión en la que según su relato se le pidió que no denuncie el caso.
Luperi, el hombre que inició la causa
La presentación del ingeniero Luperi es la que dio origen a la instrucción que llevó adelante el fiscal Raúl Garzón y que llegó a la detención e imputación de Brenda Agüero, como presunta autora material de cinco muertes y otros ocho hechos en grado de tentativa, además de la acusación por distintas responsabilidades funcionales, de la omisión de deberes al encubrimiento, de 10 exfuncionarios, con el ministro de Salud provincial por entonces, Diego Cardozo, y la exdirectora del hospital, Liliana Asís, a la cabeza.
El testimonio de Luperi fue solicitado por el fiscal de Cámara Sergio Ruiz Moreno y el abogado querellante Carlos Nayi para este jueves, un día de audiencias “sandwich” entre el final de los testimonios de las madres y de los familiares de los bebés presuntamente atacados en el hospital y el inicio del debate de las pericias médicas y científicas, que arrancará el próximo lunes.