Con la audiencia de este viernes finalizó la primera semana del juicio al exdirector de Protección Civil provincial Diego Gustavo Concha (53) por el presunto homicidio en ocasión de abuso sexual a Luana Priscila Ludueña Caminos (25).
En la quinta audiencia se escuchó a varios testigos, en particular la perito psicóloga oficial que analizó la personalidad del acusado y una exbombero que mencionó varias situaciones irregulares en el cuartel de Pilar donde se desempeñaba la rescatista fallecida.
María del Rosario Errandorena Olivera integró ese cuartel hasta que renunció por algunas situaciones que no compartía. Fue compañera y jefa de Luana y de ella destacó que era una joven muy aplicada que cumplía con todas las exigencias de las tareas.
Sobre el paso de Luana por ese cuartel que está a las órdenes de René Caravante, señaló que “le hicieron la vida imposible” y que tuvieron un trato desigual con ella. También dijo que Caravante y Concha eran amigos íntimos y que el funcionario provincial favorecía al cuartel de manera irregular.
Sobre el paso de Luana por ese cuartel, dijo la testigo que capacitó a sus perros Ciro y Sena como rescatistas pero que nunca recibió ningún estímulo pese a que ese cuartel recibía el beneficio del 5 por ciento de aporte en su presupuesto para esos fines.
La mujer se detuvo en la relación de amistad íntima entre Concha y Caravante, titular de la Asociación de Bomberos de Pilar. Señaló que el hoy acusado daba información privilegiada al jefe del cuartel porque le avisaba cuando Defensa Civil iba a hacer inspecciones. Detalló en este punto que, como Pilar no tenía “cuartelero”, Concha le avisaba a Caravante de la inspección para que abriera ese día el cuartel, una exigencia que la sede no cumplía.
Según trascendió en el juicio, Caravante fue el funcionario que contactó a Luana con Concha para que este dialogue con ella para “superar” la dificultad que ella tenía para entrar al Equipo Técnico de Acción ante Catástrofe (Etac). La joven tenía ese máximo afán, pero una lesión en un brazo le impedía superar la admisión. Con esa expectativa fue a entrevistarse con Concha el día que, según ella, la violó.
También Caravante fue la persona que les dio el teléfono a los padres de Luana para que hablen con el entonces titular de Defensa Civil provincial y jefe de Concha, Claudio Vignetta. Fue la llamada en la que, según los padres de la víctima, el funcionario les pidió que no hablen con nadie ni con la prensa sobre la denuncia de abuso que había formulado su hija.
La testigo Errandorena Olivera denunció que otra bombero, a pesar de tener una denuncia en su contra, terminó de ingresar al Etac luego de entrevistarse con Concha.
Sobre la personalidad de Concha, la mujer señaló que “se creía Dios”. Luego señaló que “Dios era un poroto al lado de él”. Una de las definiciones que quedó flotando en la Cámara 3ª del Crimen fue la pronunciada por la bombero. Dijo que con Concha no se hubiera quedado nunca sola, porque no habría estado tranquila.
Entre otros testigos, también depuso en la audiencia la perito psicóloga oficial Marcela Quinteros, quien hizo la entrevista de personalidad con el acusado. Expresó que Concha tiene rasgos marcados de narcisismo y que tiende a posicionarse en relaciones de asimetría, colocándose en una situación de superioridad y dominación.
Añadió la perito que además de carecer de empatía (por el otro), si advierte una situación adversa en la que no es complacido o consentido tiene tendencia a imponer su criterio. La profesional indicó que amén de tener escasa tolerancia a la frustración, su forma de resolver la adversidad es desde lo impulsivo y no desde lo racional.
Opinó que con indicadores de agresividad latente, es una persona impulsiva, en la que prima el principio del placer sobre el de realidad. Detalló conductas maquiavélicas, en el sentido de que lo que debe primar es el fin que desea sin contemplar los medios.
“No la tortures más”
Lucas Concha, hijo del acusado, fue ofrecido como testigo por la defensa. Además de exponer aspectos positivos sobre su padre, aseguró que con la ex que lo denunció, ACM, nunca tuvo problemas de relación.
Sin embargo, la abogada querellante por la otra víctima en este juicio, Laura Pedernera, le hizo notar que en su momento le escribió mensajes a su padre en los que le manifestaba, palabras más, palabras menos: “Dice ACM que no la tortures más, que pares porque te va a terminar denunciando”.
