A medida que los hombres envejecen, no sólo cambia su energía o apariencia, también lo hace su esperma.
Investigadores del Instituto Wellcome Sanger, en Reino Unido, comprobaron que los espermatozoides presentan más mutaciones genéticas dañinas a partir de los 40 años, lo que aumenta los riesgos hereditarios en la descendencia.
El trabajo, publicado en la revista Nature, utilizó la técnica de secuenciación de ADN NanoSeq, una de las más precisas disponibles, para analizar muestras de esperma de 81 hombres sanos de entre 24 y 75 años.
Mutaciones que crecen con la edad
Los resultados mostraron que cerca del 2% de los espermatozoides de hombres de entre 30 y 40 años portaban mutaciones patógenas. La proporción subió al 3-5% en hombres de mediana edad y mayores, y alcanzó el 4,5% en quienes tenían más de 70 años.
Este aumento, según los investigadores, no se debe sólo al paso del tiempo. La selección natural también actúa dentro de los testículos, ya que ciertas mutaciones otorgan ventaja a las células que producen esperma, lo que facilita su propagación.
“Esperábamos encontrar señales de selección, pero nos sorprendió el aumento tan marcado de espermatozoides con mutaciones asociadas a enfermedades graves”, explicó Matthew Neville, primer autor del estudio.
Genes vinculados a enfermedades hereditarias
El equipo identificó 40 genes que tienden a acumular cambios durante la producción de esperma. Muchos están relacionados con trastornos del neurodesarrollo infantil y con riesgo de cáncer hereditario.
Aunque la mayoría de las mutaciones no llega a producir una fecundación o nacimiento, el aumento en la cantidad de espermatozoides alterados podría influir en el desarrollo embrionario o en la pérdida de embarazos.
“Comprender cómo cambian las células germinales masculinas con la edad ayudará a mejorar la evaluación del riesgo reproductivo”, indicó el Instituto Sanger en un comunicado.
Evidencia complementaria desde Harvard
Un segundo estudio, liderado por la Facultad de Medicina de Harvard, analizó el ADN de 54.000 tríos de padres e hijos y 800.000 individuos sanos. Los resultados confirmaron que estas mutaciones aparecen con alta frecuencia en los espermatozoides y pueden multiplicar por 500 la tasa normal de cambios genéticos.
Los investigadores señalaron que este fenómeno podría explicar por qué algunos trastornos genéticos raros surgen incluso cuando los padres no presentan esas mutaciones en su propio ADN.
Un nuevo enfoque para la genética del envejecimiento
Ambos trabajos abren la puerta a repensar la paternidad tardía y el papel del envejecimiento masculino en la transmisión genética. Los científicos advierten que aún se necesita más evidencia para determinar cómo estas variaciones del ADN afectan la salud de los hijos y qué factores ambientales podrían influir.