Año a año, las costumbres de la población cambian, por las modas y el avance de la tecnología pareciera que lo que sale hoy, mañana ya es historia vieja.
Así, los juegos de niños fueron cambiando con el paso del tiempo y también sus rutinas. Inclusive con la pandemia de por medio pareciera que se dejó de lado el compartir con amigos al aire libre. Al escenario se le suma la explosión de los juegos con multijugador en entornos virtuales que se han popularizado en los últimos años.
Hay niños que en esta fecha optan por pedir como regalo versiones extendidas de juegos o créditos para seguir disfrutando dentro de la pantalla. La extensión de este tipo de juegos propicia un escenario donde los niños encontraron otras maneras de compartir, porque se juntan a jugar o porque se encuentran virtualmente desde sus hogares.
“Para el Día del Niño pedí el pase para Brawl Stars”, comentó Vicente. Este juego está presente en los celulares de los niños. Pedir el pase para un jugador es ampliar las posibilidades que tiene en el juego, en vestimenta y en premios. Su hermano Benicio también optó por pedir pases para juegos, pero en su caso lo hizo para Los Jóvenes Titanes.
Por otro lado, Agustín de 14 años, que juega hace tres años al Minecraft, quiso recibir para el Día del Niño más mapas del juego. “Tener más mapas hace el juego más copado porque explorás más lugares”, señaló. Él no sólo disfruta del entorno virtual con sus amigos, en modalidad multijugador: “Nos juntamos a veces los findes a jugar y a mirar a streamers que juegan a lo mismo que nosotros”, agregó. Esto se da a través de la plataforma Twitch, en la que personas de todo el mundo realizan transmisiones de sus partidas en vivo.
A pesar de la implicancia de la tecnología en la vida de los niños, hace muy poco resurgió en Córdoba un juego que une a niños y a adultos: los barriletes.
A la par de Córdoba, algunas localidades de Neuquén, San Juan, Salta y Buenos Aires también optaron por festejos con este juguete para el Mes de la Niñez. Hace tan sólo una semana, el sábado en el Parque Educativo Sur de la Capital se llevó a cabo un taller de armado de barriletes.
En el evento muchos de los pequeños que fueron nunca antes habían armado uno y señalaron haberse sentido muy entusiasmados con la propuesta. No sólo los niños lo vivieron de esa manera, sino también los padres y adultos, quienes, según expresaron, pudieron rememorar su infancia a través de ese objeto.
“Nunca había volado un barrilete antes de ese día y pude conocer y compartir con otros niños esa experiencia tan divertida”, relató Agustín, uno de los tantos asistentes del taller. Durante toda la jornada, los niños jugaron a quién volaba más alto su barrilete. Agustín cuenta que a pesar de tener acceso a internet prefiere los planes al aire libre, y los fines de semana aprovecha con su grupo de amigos para ir a la cancha y jugar a la pelota.
Así, los barriletes surgen como una opción para que los niños se vinculen con la naturaleza, aunque puede convivir con los otros juegos intermediados por la tecnología.
Benjamín es un niño de 2 años que vivirá su segundo Día del Niño. Él junto con sus papás, Agustina y Maximiliano, aprovechan los días de sol y viento para disfrutar el aire libre.
Para montar un barrilete es necesario contar con un espacio libre de árboles y con viento. La familia de Benja, a menudo, frecuenta el parque frente al aeropuerto de Córdoba, donde muchas familias se acercan a pasar el día con un pícnic y jugar con barriletes.
“El día que descubrimos el punto de barriletes frente al aeropuerto nos sorprendió muchísimo porque no eran los modelos clásicos. Había de animales, pájaros y otras temáticas infantiles de moda como de dibujitos animados”, cuenta Agustina. Luego de ese día fueron a adquirir el primer barrilete de Benja, él eligió uno con forma de águila al que apodó “Charly”. “La primera vez que Benjamín voló su barrilete teníamos miedo de que se lo llevara”, relató Agustina, su mamá, entre risas.
Así, cada vez más padres, si bien se apoyan en la tecnología en la rutina diaria, buscan salir de los paseos de shopping o de espacios cerrados para que los niños experimenten cosas a la “vieja escuela”.