El Día Internacional del Corazón fue establecido por la Federación Mundial del Corazón, una organización que cree que todo ser humano debe tener acceso a la información, atención y tratamiento necesario para mantener la salud de su corazón. Realizan campañas y charlas informativas alrededor del mundo.
Informan que cada año más de 20,5 millones de personas fallecen por enfermedades cardiovasculares.
El corazón humano es del tamaño de una mano, de todas formas, es el órgano que más trabaja. Las causas que generan su malestar pueden ser médicas, socioeconómicas, conductuales y ambientales.
Para este día, la Federación Mundial del Corazón tiene como lema: “No perder un latido”.
También importa la salud emocional
Generalmente se piensa que las principales causas de las enfermedades cardiovasculares (ECV) son físicas y ambientales, pero la salud emocional y psicológica también tienen un impacto fundamental y directo en la salud cardiovascular.

El estrés y la ansiedad están estrechamente relacionados a aumentar las enfermedades cardiovasculares, por lo cual, el bienestar emocional tiene un papel protector sobre el corazón.
La importancia de cuidar el estado emocional cumple un rol importante en la prevención de las enfermedades. Buscar ayuda en profesionales de la salud mental puede mejorar el tratamiento de una ECV.
Tecnología: amiga y enemiga
El desarrollo de las tecnologías ha llegado a diferentes aspectos de la vida humana. En relación a las enfermedades cardiovasculares se ha convertido en una herramienta de doble impacto.
Si lo vemos desde el punto de vista negativo, el sedentarismo y la desinformación digital crean una gran problemática para el tratamiento de esas enfermedades. Los vehículos automatizados y la inactividad física suponen un riesgo de mortalidad. Estos procesos que desalientan la actividad física reducen la energía para el desempeño diario. La desinformación digital es un aspecto que afecta negativamente: como la adopción de una patrón de alimentación poco saludable.

De todas formas, la tecnología ha tenido un impacto positivo. Ayudan al monitoreo de la actividad física y riesgos: pulsómetros, monitores de frecuencia cardiaca y tensiómetros que ayudan a medir la intensidad de actividad física, la presión arterial y reconocer si hay algún factor de riesgo.
La tecnología se vuelve una buena amiga al momento de realizar diagnósticos y tratamientos. Estudios como ecografías doppler, electrocardiogramas, pruebas de esfuerzo y resonancias magnéticas. Al momento de intervenir quirúrgicamente, herramientas como bypass, sustitución de válvulas, angioplastias de globo e incluso implantaciones de corazones artificiales.