El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), o también conocido como Enfermedad de Willis-Ekbom es un trastorno neurológico sensitivo. Algunas de las sensaciones incómodas que padecen los pacientes son hormigueo, pinchazos, quemazón, nerviosismo o descarga eléctrica. Como resultado de estas sensaciones molestas, los afectados generan la necesidad de mover las piernas constantemente.
Características y síntomas del SPI
Entre las personas que padecen estas enfermedades, es muy común que se repitan los siguientes síntomas:
- Empeoramiento del reposo
- Alivio con el movimiento
- Ritmo Circadiano
El impacto puede ser significativo en varios aspectos de la vida cotidiana, principalmente las alteraciones de sueño como insomnio. Como consecuencia de lo anterior, la falta de sueño puede generar somnolencia diurna, fatiga, ansiedad e incluso depresión. Algunos estudios, en el ámbito laboral de América Latina, han demostrado una correlación del SPI con la somnolencia diurna, que termina afectando la concentración y la toma de decisiones.

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Aunque es más común verlo en las piernas, el síndrome puede comprometer los brazos en un 20% - 50% de los casos.
Hay dos clasificaciones para el Síndrome de Piernas Inquietas
El primer tipo es idiopático, la causa es desconocida, aunque a menudo está asociado a un componente hereditario. Por otro lado, está el secundario, el cual tiene una causa identificable, las más comunes son deficiencia de hierro, embarazo, insuficiencia renal crónica avanzada, y neuropatía periférica.
Otro causante pueden ser las siguientes sustancias estimulantes: café, alcohol, nicotina, y ciertos medicamentos como antidepresivos, antihistamínicos y bloqueantes dopaminérgicos. Los últimos pueden inducir o agravar síntomas.

No hay cura, pero sí tratamiento
Aunque esta enfermedad no tiene cura, es tratable y según cada caso pueden tratarse los síntomas. Entre las opciones podemos encontrar:
- Tratamiento de las causas subyacentes: en este caso, el objetivo es tratar la afección. Por ejemplo: si es déficit de hierro, administrar suplementos.
- Medidas no farmacológicas: en este caso se propone realizar un cambio a nivel de vida cotidiana. Evitar agravantes como la cafeína, alcohol o nicotina y mantener una buena higiene de sueño. Otras recomendaciones es agregar actividades como yoga, hacerse masajes, baños de agua fría o tibia y realizar ejercicio físico moderado.
- Tratamiento farmacológico: Se suele personalizar la terapia si los síntomas son muy frecuentes y molestos.