El fiscal de instrucción Juan Ávila Echenique le dictó este miércoles la prisión preventiva al sacerdote Patricio Cruz Viale, acusado de “abuso sexual sin acceso carnal agravado por el ejercicio del ministerio de culto”.
Cruz Viale está detenido desde hace un mes y medio en el pabellón E del módulo 1 del Establecimiento Penitenciario de Bouwer, luego de haber sido denunciado por su presunta víctima, una mujer que concurría a misas a la congregación de Schoenstatt, en el predio de barrio Alto Palermo, en la ciudad de Córdoba.
La presentación en la Justicia se hizo en septiembre, pero los hechos habrían ocurrido en los primeros días de enero de este año, cuando –según el relato de la acusación– Cruz Viale manoseó en los pechos y se restregó contra el cuerpo de la mujer, sin su consentimiento. No hubo acceso carnal.
La decisión de Ávila Echenique llegó luego de una ampliación de la declaración del cura para dar su visión de los hechos y de un recurso al Juzgado de Control para pedir el cese de prisión. El abogado de Cruz Viale, Ignacio Carranza, dijo que “el padre Cruz Viale amplió la indagatoria contando su versión de los hechos, sosteniendo su inocencia y acompañó prueba”. El abogado no ofreció muchos detalles de ese relato: “Es muy larga su presentación, pero básicamente sostiene con pruebas que los hechos tal como sostiene la denunciante no pudieron haber sucedido. El padre Cruz niega que hubiera relaciones y prueba que el día que se encontraron sólo tuvieron entre uno o dos minutos limitándose a despedirse y a entregarle él un libro que le había solicitado”.
“Claramente el fiscal ha tomado como base de su reproche la declaración de la denunciante sin valorar correctamente la posición exculpatoria del padre Cruz ni la prueba presentada y aún en su hipótesis la. calificación legal no en la que corresponde. Por todo esto estamos trabajando en la oposición a la prisión preventiva”, anticipó Carranza.
Aunque el contenido de los fundamentos de la prisión preventiva no se hicieron públicos por ser una causa de instancia privada, trascendió que Ávila Echenique les dio mucha importancia a los peritajes psicológicos a la víctima, que consignaron que no existían indicios de fabulación y sí, en cambio, de un trauma psicológico compatible con un hecho como el que se narra en la denuncia.
La víctima, C.G., antes de ir a la Justicia provincial, mantuvo reuniones dentro del seno de la Iglesia con el objetivo de ser escuchada y de obtener alguna respuesta, hasta que finalmente decidió hacer la denuncia.
La mujer habló con referentes del movimiento apostólico de Schoenstatt, quienes minimizaron el conflicto y le habrían aconsejado alcanzar un acuerdo con Viale. En abril, acudió al Arzobispado de Córdoba para dialogar sobre el tema y allí se abrió una investigación preparatoria eclesial. El contenido de esta investigación, que refiere también el antecedente de una presentación de dos familias por “expresiones exageradas de cariño” de Cruz Viale con niños y niñas, fue compartido en su integridad con la fiscalía por el vicariado judicial del Arzobispado.
En Córdoba, ya existía un protocolo arquidiocesano de acción para quienes trabajan con niños, niñas, adolescentes y adultos (NNAoAV) en situación vulnerable ante la sospecha o descubrimiento de maltrato o abuso sexual. Pero en forma coincidente con la denuncia judicial contra Cruz Viale, este protocolo fue actualizado el 24 de septiembre pasado, a través de un decreto firmado por el arzobispo Ángel Rossi y por el secretario canciller Silvio Loto.
Tras los sucesos denunciados, Cruz Viale estuvo recluido en un centro de retiro de religiosos en Guadalajara, México, que es conocido como un “refugio de curas acusados” por distintas faltas o delitos, la mayor parte de ellos sexuales, adonde fue enviado por el movimiento al que pertenece. Esto consta entre los elementos que surgieron de la información de la Iglesia, en los que se encontró que Cruz Viale no estuvo varios meses de este año en el país, cumpliendo una indicación del superior del movimiento de Schoenstatt en Argentina, Pablo Javier Pol, para que participara de un retiro en el Centro Misioneros del Espíritu Santo, de la Fundación Rougier, en Guadalajara.
En el expediente que compartió la Iglesia, se adjuntan las recomendaciones que hicieron los psicólogos de la Fundación Rougier. La primera es que no puede estar más en contacto con personas emocionalmente vulnerables. Como la presunta víctima, en este caso.
La línea de tiempo del caso
La mujer que denunció al cura Cruz Viale fue operada tres veces en 2023 por un cáncer de mama. En una de estas operaciones, se le practicó una mastectomía completa. El tratamiento prosperó y en diciembre se hizo una reconstrucción mamaria.
Durante este proceso, Cruz Viale, como sacerdote y amigo de la familia, acompañó la evolución de la salud de la mujer. “Era su sostén espiritual”, dijo el abogado del cura.
Los hechos que denuncia la víctima habrían ocurrido en el despacho del sacerdote, en la sede de Schoenstatt en barrio Alto Palermo, de la ciudad de Córdoba, durante la tercera semana de enero de este año.
La mujer se lo comentó a su marido en ese momento y el 24 de marzo, a un entorno cercano, más amplio. Poco después, acudió a referentes del movimiento en Córdoba, quienes iniciaron la investigación previa. Schoenstatt, como congregación, tiene un cierto grado de autonomía y comenzó el análisis preliminar del caso. Aunque podía tomar medidas cautelares, como suspender a Cruz Viale, adoptó una “medida prudencial”, según explicaron desde la Iglesia. Se le sugirió no tomar contacto con la posible víctima y luego se lo trasladó al centro de la Fundación Rougier, en México.
Sin precisar tiempos, Schoenstatt delegó la jurisdicción al Arzobispado de Córdoba, para que se hiciera el juicio canónico. Esto fue confirmado por el padre Osvaldo Morero, vicario judicial, quien explicó que este proceso corre en forma paralela a la investigación de la Justicia ordinaria, pero con reglas parecidas: se toman declaraciones a todas las partes y a los testigos, se colectan evidencias y se garantizan los derechos tanto de la víctima como del acusado.
“Tratamos de colaborar con la Justicia, pero existe este doble fuero, en el que tenemos dos procesos diferentes, con metodologías distintas y un mismo objetivo, que es llegar a la verdad. Sin interferir y en un trato equitativo, cauteloso y prudente, que respete los derechos de todos”, remarcó el vicario judicial designado por el arzobispo Rossi.
Los hechos descriptos en esa primera declaración, que la vicaría judicial del Arzobispado ya copió a la fiscalía, dicen que Cruz Viale “pasó del abrazo a otra cosa” y que “no incluyó penetración”. Luego se avanza en detalles y la mujer cuenta que le apretó los pechos y que se restregó contra ella, con el pantalón puesto.
La Iglesia no informó de la investigación de este delito a la Justicia ordinaria.
El 25 de septiembre de este año, la mujer llevó el caso a la Justicia provincial. Algunas fuentes afirman que lo hizo al enterarse de que Cruz Viale estaba de vuelta, luego de pasar el tiempo de retiro que se le impuso en Guadalajara.
El fiscal Ávila Echenique notificó de la imputación a Cruz Viale en octubre. Y una semana después de ese acto, lo detuvo, en la propia sede de la congregación, donde Cruz Viale era la máxima autoridad.