Dormir menos de seis o siete horas por noche no solo provoca cansancio. Las consecuencias empiezan casi de inmediato y, si se repite con frecuencia, puede desencadenar trastornos metabólicos, enfermedades crónicas, deterioro cognitivo e incluso envejecimiento prematuro.
Así lo advierte la doctora Rybel Wix, especialista en neurofisiología clínica y miembro del Grupo de Insomnio de la Sociedad Española del Sueño (SES).
El impacto de una sola noche sin dormir bien
Aunque muchas personas creen que pueden “compensar” el sueño perdido durmiendo más al día siguiente, Wix afirma que esto es un mito. Los efectos del insomnio comienzan a notarse en menos de 24 horas.
- Deterioro cognitivo: dificultad para concentrarse, lentitud mental, fallas de memoria y menor capacidad para tomar decisiones.
- Cambios de humor: irritabilidad, ansiedad y estrés aumentan significativamente.
- Fatiga física: disminución de la coordinación, la fuerza y el rendimiento.
- Mayor riesgo de accidentes: especialmente al conducir o utilizar maquinaria.
- Sistema inmune debilitado: lo que favorece la aparición de enfermedades infecciosas.
Qué pasa en tu cuerpo si dormís mal varios días
Después de dos o tres noches de mal descanso, se acumula la llamada “deuda de sueño”. Esta acumulación puede alterar profundamente los mecanismos que regulan el azúcar en sangre, provocando resistencia a la insulina. Esto significa que las células absorben menos glucosa, lo que reduce la energía disponible y puede derivar en problemas metabólicos.
Wix advierte que la privación de sueño también modifica el ADN y el ARN neuronal, afecta la plasticidad del cerebro y compromete funciones esenciales como el aprendizaje y la memoria. Incluso el epigenoma, clave para la expresión génica relacionada con la memoria, se ve alterado.

Consecuencias crónicas de dormir poco
Si la falta de sueño se convierte en algo habitual, los riesgos para la salud se multiplican. Estas son algunas de las consecuencias a largo plazo.
- Mayor riesgo de enfermedades crónicas: obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
- Problemas de salud mental: como ansiedad, depresión y otros trastornos del estado de ánimo.
- Sistema inmune crónicamente debilitado: lo que aumenta la vulnerabilidad a virus y bacterias.
- Envejecimiento prematuro: tanto físico como a nivel celular.
- Reducción de la esperanza de vida: la evidencia científica vincula la privación crónica del sueño con una vida más corta.
El sueño y el cerebro: efectos irreversibles
La neurofisióloga detalla que dormir mal impacta en los circuitos cerebrales relacionados con la recompensa y el control del apetito, lo que puede derivar en mayor consumo de alimentos ultraprocesados. También se alteran las ondas cerebrales que consolidan los recuerdos, afectando la memoria a largo plazo incluso después de recuperar el sueño perdido.
“Aunque se duerma más el fin de semana, los déficits en la conectividad del hipocampo, clave para la memoria, pueden persistir. Un solo episodio de insomnio puede dejar secuelas duraderas en la función cerebral”, concluye Wix.