Este mes de julio se cumplen dos años desde que el Parque José María Paz, ubicado en barrio General Paz, fue cerrado para realizar obras de refacción en su interior. Pero desde entonces, nada cambió.
No hay máquinas, no hay movimiento, no hay obras. Solo un enorme terreno rodeado por chapas metálicas que, lejos de proteger el sector, generan nuevos problemas: mayor oscuridad, inseguridad, tránsito complicado y un evidente abandono urbano.
Este espacio verde de 3,5 hectáreas, uno de los más grandes de la ciudad de Córdoba, está limitado por las calles Fray Mamerto Esquiú, Oncativo, Coronel Pringles y Libertad. Se encuentra a pocos metros del Centro cordobés, junto al Museo de la Industria y la Casa Giratoria.
Su cierre afecta a cientos de residentes y comerciantes de ese barrio y vecindarios vecinos, que reclaman por la falta de mantenimiento, la escasa iluminación y por medidas de seguridad.
Un proyecto ambicioso, que nunca arrancó
La intervención prometida se enmarcaba en el programa municipal “La Plaza de tu Barrio”, a cargo de la Dirección de Espacios Verdes y estaba coordinado desde la Secretaría de Gestión Ambiental y Sostenibilidad del municipio capitalino.
Según anunció en su momento la Municipalidad de Córdoba, el parque tendría una transformación integral: se sumaría un circuito de atletismo, una pista de skate para todo público, un gran playón deportivo, postas gimnásticas, una bicisenda, caniles para mascotas y un patio para las infancias.

La promesa, acompañada por imágenes renderizadas y comunicados oficiales, generó entusiasmo en el barrio, pero ese impulso inicial se diluyó con el paso del tiempo. El cierre del espacio verde se mantiene desde mediados de 2022, sin que haya ningún movimiento de obras, ni maquinarias, ni personal.

Desde el municipio explican que la demora responde al contexto económico y al cambio de gestión tras las últimas elecciones. “La intervención sigue en pie y se espera reactivarla en el corto plazo”, informaron a La Voz desde el Palacio 6 de Julio.

Abandonado
José Luis Campillai es vecino ocasional del sector. Vive en un pueblo del interior, pero eligió General Paz como base en sus frecuentes visitas a la ciudad por razones de salud.
“Elegimos este lugar por el verde que tiene. El edificio estaba bien, pero lo que nos convenció de venir a este barrio fue el parque de enfrente. Y ahora lo tenemos tapado con chapas desde hace dos años”, lamentó.
Para Campillai, es importante no minimizar el valor del lugar. “No es una plaza más. Es un parque. Tiene el nombre del barrio, tiene mucha historia. Y tiene una dimensión de tres hectáreas y media, lo que no es poco”, remarcó.
El cercado impide el paso peatonal, ya que no se dejó espacio entre las chapas y la calle, por lo que los transeúntes deben caminar sobre el asfalto, en una zona de mucho tránsito vehicular.
Además, las chapas están mal sujetas y algunas de ellas se vuelan en días de viento, generando un peligro concreto para personas y vehículos. “Es un riesgo que nadie está atendiendo”, advirtió Campillai.

Oscuridad, tráfico y abandono
Joaquín Irico trabaja en la zona desde hace cuatro años y fue testigo del “antes y después” del cierre del parque José María Paz. Recuerda que la parte hoy cerrada era la más concurrida y también la más arbolada, con mayor sombra, donde los vecinos paseaban a sus perros, tomaban mate o llevaban a sus hijos a jugar. “Tenía mucha vida. Y de un día para otro, se apagó”, dijo.

Otro de los efectos colaterales del cierre es la falta de iluminación. “Antes al menos había algunas farolas. Hoy directamente no hay luz. De noche esto es una boca de lobo”, describió el vecino.
También denunció que no hay veredas seguras para la circulación peatonal y que los tachos puestos como señalización están mal ubicados, caídos o estorbando la calle, lo que agrava el embotellamiento en horarios pico.
Inseguridad y conflictos en la vía pública
Uno de los temas que más preocupa a los vecinos es la inseguridad en la zona. Según testimonios recogidos por La Voz, por las noches personas en situación de calle utilizan el parque cerrado como refugio, accediendo por aberturas en las chapas que conforman el cerco.
“No solo es que duermen ahí. Han empezado a pasar hechos delictivos y hay quienes se esconden dentro del parque cuando escapan. Esto es tierra de nadie”, comentó un vecino.
La sensación general entre los habitantes de barrio General Paz es de frustración. “Entendemos que la situación económica es compleja, pero mientras no arranca la obra, podrían al menos sacar las chapas y mantener el lugar en condiciones. Es un abandono total”, dijo Campillai.
Irico agregó que la expectativa inicial fue alta: “Cuando lo cerraron pensamos que finalmente se iba a transformar. Era una buena noticia, porque antes también estaba descuidado. Pero ahora sentimos que todo quedó en la nada”.

La mayoría de quienes viven o circulan por General Paz coinciden en que si la obra no puede arrancar de inmediato, al menos debería garantizarse la seguridad peatonal, la iluminación y un acceso parcial al espacio verde.
“El parque es parte del corazón del barrio. Y el barrio, a su vez, es uno de los más pujantes de la ciudad de Córdoba. Merece mejor atención”, expresó Irico.
En un barrio como General Paz, con tanta vida urbana y a minutos del centro, perder este espacio verde es mucho más que una incomodidad. Es perder un lugar de encuentro, de descanso, de actividad física. Y también de seguridad.
Mientras tanto, el pulmón más grande de General Paz sigue sin aire. Y quienes viven alrededor, también.