En el juicio por el crimen de Miguel Alexander “Nano” Martínez (22) se debate un trasfondo de venta y consumo de drogas y de supuestos ajustes de cuentas, que habrían llevado, según la acusación, al homicidio de este joven de 22 años en Villa María.
Su cuerpo fue encontrado el 29 de mayo de 2020, enterrado, semidesnudo y con indicios de haber sido fuertemente golpeado.
Estaba en el interior de un monte junto a un campo explotado por la familia Munarriz, cerca de la localidad de Arroyo Algodón, 172 kilómetros al sudeste de Córdoba capital.
Uno de los integrantes de esa familia, Joaquín Munarriz Gianoni (22), comparece en este juicio junto a Eliezer Tomás Cánova (22), ambos acusados del delito de homicidio calificado por alevosía.
Seis abogados de tres estudios diferentes, y con la participación activa del exfiscal general de Córdoba, Darío Vezzaro, entre ellos, intenta dar el brazo a torcer de la acusación en contra de los sindicados como supuestos responsables de matar a golpes y a traición a Martínez.
Frente a esta línea de seis defensores están el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, y el abogado querellante, Manuel Argüello, quien es acompañado en sala por Mirtha Martínez, madre de la víctima.
Tensión en Tribunales de Villa María
Afuera, en la calle de Tribunales, unas 30 personas siguen cada tarde el debate sin poder escuchar nada, pero manifestándose con pancartas, carteles, bombos y redoblantes. Son familiares y amigos de la víctima, que reclaman la condena más dura posible para los acusados.
Son las dos caras y el contraste de este juicio en marcha.
Lo mataron a palazos y lo enterraron para que no revelara un secreto narco
El planteo de la defensa, desde antes del inicio del debate, apuntó a lograr la nulidad de la investigación. Cuestiona cómo se dieron los allanamientos y algunos testimonios. La causa pasó por varios estrados antes de poder hacerse el juicio, justamente por los planteos de la defensa.
El abogado Marcelo Martín Silvano, uno de los cuatro defensores de Munarriz (los otros dos defienden a Cánova), habló previamente ante la prensa de “nulidad de actos consecutivos, que nacen de esos actos nulos y todo lo que se desprenda”.
Apuntó a la declaración de un policía que, según sostiene, debería ser tomada como no válida, “invalidando todo lo demás”.
La abogada Analía Nicoli, primera defensora de Munarriz, atestiguó y contó un diálogo que habría ocurrido en la Unidad Judicial entre el ahora defensor Silvano y los dos jóvenes, ya en ese momento acusados por el homicidio.
Aparentemente, uno de ellos habría dado a conocer, ante policías, algunos detalles relacionados al hecho. “Fui yo”, habría dicho Munarriz al admitir que fue quien habló. Y cuando el abogado le preguntó por qué lo había hecho, su respuesta fue: “Porque me pegaron”. Eso relató la testigo.
Ante la consulta del fiscal, la mujer dijo que no había hecho denuncia sobre esa situación.
El club de rugby
Cánova y Munarriz se conocían de adolescentes. Jugaban al rugby en el mismo club. Hacía unos meses, el primero había comenzado a trabajar como tractorista en el campo de la familia de su amigo.
Martínez, sin empleo, consumidor frecuente de cocaína y alcohol, solía pernoctar de vez en cuando en la casa de su madre, en la vereda de enfrente de Munarriz.
Según la investigación, Joaquín Munarriz, integrante de una familia dedicada a la explotación agropecuaria, se había iniciado en la venta de marihuana. Uno de sus “clientes” no habría querido pagarle una entrega, por lo que habría acordado con Martínez, quien no hacía mucho había estado en la cárcel por un hecho de robo, para que fuera a hacerle un “apriete” al deudor.
Por este “favor”, Martínez aparentemente reclamaba frecuentemente pagos en dinero o en droga. Hasta que un día, el hijo del productor agropecuario, acompañado por su empleado y amigo, habrían decidido ponerle punto final a esa sucesión de demandas.
Siempre de acuerdo a la instrucción de la causa, el 23 de mayo de 2020 Martínez habría subido a una camioneta blanca en la que estaban los dos acusados. Partieron de la cuadra de Chile al 800, en Villa María, hasta el campo familiar de ruta 158, bajo una supuesta promesa de pago.
Allí habrían efectuado una fuerte golpiza a traición, hasta matarlo. Un total de nueve impactos registró la autopsia en el cuerpo de la víctima. Fuertes golpes dados con elementos contundentes que le causaron la muerte. Luego le quitaron parte de la ropa, que habrían intentado quemar, y lo enterraron en el Monte de la Cruz, donde finalmente fue hallado.
“Lo desaparecieron, lo mataron en estado total de indefensión, con varios elementos, un horror”, había dicho Mirtha, su madre, antes de comenzar el juicio.
En el segundo día del debate, la mujer tuvo que ser retirada de la sala de audiencias cuando estalló en lágrimas. Fue cuando se daba lectura al acta que describía, en detalle, cómo había sido encontrado el cuerpo de su hijo.
Este juicio tiene previsto un par de audiencias más, pero también hay pendiente un pedido de la defensa: quieren que se reconstruya en el campo de los Munarriz, cómo fue el rastrillaje en el que hallaron el cuerpo. Si esto se concede, jueces, jurados, abogados y testigos tendrán que ir hasta el campo, de noche, para recrear esa noche en la que hallaron enterrado a Martínez en el monte.