María Agustina Di Martino (28 años) murió tras consumir una pastilla de éxtasis en una fiesta electrónica en Malagueño. Cada vez que ocurre un desenlace trágico por el consumo de drogas se reabre el debate, en especial con drogas psicodélicas.
Esta discusión es necesaria, porque la adicción a las drogas es un problema sanitario y social. Sin embargo, desde hace algunos años la ciencia está develando el lado B (de bueno) de las drogas psicodélicas.
Tanto que el éxtasis, en realidad el principio activo puro conocido como MDMA, está a punto de ser aprobado como tratamiento psiquiátrico.
El metilendioximetanfetamina (MDMA) surgió de la industria farmacéutica hace un siglo. El laboratorio Merck estaba buscando una droga que funcionara como coagulante. Sintetizó MDMA y lo descartó porque no cumplía su objetivo.
En la década de 1970, Alexander Shulgin obtuvo un permiso de la Administración de Control de Drogas de EE.UU. (DEA) para sintetizarla y probarla como un psicotrópico. Como era costumbre entre los científicos psicodélicos de esa época (el más conocido es Timothy Leary y el LSD), primero la probó él.
En la guerra contra las drogas, perdió la ciencia
A diferencia de otros psicodélicos y drogas de uso recreativo (cocaína y marihuana), el MDMA fue legal hasta 1985. Muchos psicoterapeutas la utilizaron para tratar depresión y estrés postraumático.
La “guerra contra las drogas” encarada por el presidente de EE.UU. Ronald Reagan la volvió ilegal y silenció toda esa experiencia terapéutica con el MDMA. Sin embargo, desde hace unos años científicos y psicólogos recomenzaron a estudiarla gracias a una relajación de las prohibiciones en los países.
Pero Rick Doblin nunca abandonó su sueño de utilizar psicodélicos como drogas terapéuticas. En los años 1980, fundó la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (Maps, por sus siglas en inglés).
Desde allí encaró un ensayo clínico de fase 3 con esta droga. Y está a punto de cumplir su sueño. Es probable que en 2023 la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA) apruebe el uso del MDMA para tratar cuadros graves de estrés postraumático (Tept).
Los participantes recibieron la droga y luego participaron de una sesión de ocho horas de psicoterapia. El proceso ocurrió dos veces, con un intervalo de cuatro semanas.
Dos meses después de este tratamiento, el 66% de los participantes ya no cumplían con el criterio de diagnóstico de Tept. Entre los que recibieron placebo, el porcentaje fue de alrededor del 33%.
Adicción y daños por consumo de psicodélicos
¿Efectos adversos? Escasos y sin signos de adicción, dice el estudio. Desde hace años se sabe que algunos psicodélicos no generan adicción, como ocurre con otras drogas. Al menos la dependencia no es fisiológica, aunque puede ser emocional.
Y también se conoce que no generan daños cerebrales o en los cromosomas, como se publicitó por mucho tiempo durante la “guerra contra las drogas”.
Sin embargo, los investigadores quieren indagar más sobre los efectos negativos que pueden tener en las personas con alguna afección cardíaca o con cuadros neuropsicológicos graves, como la esquizofrenia.
Se dice que los psicodélicos provocan “viajes”. Para algunos, parecen ser sanadores. Pero está claro que para tener un buen viaje hay que consumir drogas de calidad y en un entorno sano.
Quizá la intervención de un dealer y una fiesta electrónica no constituyen el mejor escenario y contrastan con el consumo terapéutico que puede realizarse en la tranquilidad de una clínica y con el seguimiento de profesionales de la salud.
La perspectiva científica recomienda que las personas no deben adelantarse a las evidencias. La ciencia necesita seguir investigando sobre estas sustancias, sin dar por sentado si son buenas o malas drogas. Y quizá la sociedad y el sistema de salud deben atender el contexto en el que se consumen, además del consumidor.