Según las últimas evaluaciones internacionales en las que participa la Argentina uno de cada dos chicos de tercer grado no entiende lo que lee. La cifra es aún mayor entre los estudiantes de menor nivel socioeconómico.
Es por eso que diferentes organizaciones, entre ellas Argentinos por la Educación llevan adelante la Campaña Nacional por la Alfabetización para revertir esa situación.
En las Pruebas Aprender 2023 una pregunta indagó sobre uno de los aspectos de la relación entre los niños y los libros en la actualidad. Las respuestas de los estudiantes cordobeses de sexto grado de primaria indicaron que el 56% tienen menos de 20 libros en su casa. A nivel nacional el porcentaje asciende al 59%.
También se observa que el 12% asegura no tener libros en formato papel en su casa, 21% de 1 a 5 libros, el 23% de 6 a 20 libros, el 18% de 21 a 50 libros, el 11% de 51 a 100 libros y el 16% más de 100 libros.
Al analizar las respuestas por provincia, muchas jurisdicciones superan el promedio nacional en el porcentaje de chicos con pocos libros. En Formosa, el 73% tienen menos de 20 libros en sus casas, mientras que en Santiago del Estero el 68%, y en Corrientes, San Juan y Chaco, el 67%. Además, La Pampa es la provincia donde mayor porcentaje de chicos declara no tener ningún libro en formato papel en sus casas (16%).
“Sabemos que hoy el desafío sigue y contar con libros en cada hogar es una condición necesaria (aunque no suficiente) para desarrollar el hábito y el deseo por la lectura. La responsabilidad principal es de los gobiernos, que ya están trabajando en el tema, pero hace falta redoblar esfuerzos. Al mismo tiempo, el compromiso cotidiano de las familias puede hacer una gran diferencia”, aseguró Federico del Carpio, Coordinador de Políticas Educativas de la organización.

Distintos estudios han mostrado que tener libros en casa tiene una relación positiva con el desarrollo de habilidades lectoras y con el hábito de lectura en la infancia.
Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que analiza la relación entre la presencia de libros en el hogar y el rendimiento en lectura (2022), basado en las pruebas PISA 2018 examina cómo el entorno digital puede influir en el acceso a libros impresos y en el rendimiento en lectura de los estudiantes.
El informe destaca que los estudiantes que leen principalmente en formato impreso obtienen puntuaciones significativamente más altas en las evaluaciones de lectura en comparación con aquellos que leen en formatos digitales o que rara vez leen libros.
Además, señala que la cantidad de libros físicos en el hogar ha disminuido en los últimos años, especialmente entre familias de entornos socioeconómicos más bajos, lo que podría estar contribuyendo a una brecha en el rendimiento lector.
“Destaco la importancia de contar con estos datos para comprender qué se puede hacer para cambiar esta tendencia. Lo digital avanza y se vuelve cada vez más fundamental en nuestras vidas, pero es clave recordar la importancia de la lectura en papel. Tener el ejemplo en nuestros hogares hace la diferencia”, señala Clara Zavalia, cofundadora de Intelexia.
Andrea Olmedo, docente de la escuela Juan Pascual Pringles de Laboulaye, indicó que “manipular, mirar, girar páginas, olor, tocar, tener el contacto directo con un libro, despierta sensaciones, curiosidades que motivan a niñas y niños a leer, a entrar en un mundo que abre otros mundos. Los libros, principalmente en formato papel, tienen ese ’no sé qué’ que atrapa, aunque sea por un ‘ratito’ y, con el tiempo, ese ratito puede convertirse en un ‘montón’. La lectura enriquece el vocabulario, la manera de pensar, de ser críticos frente a situaciones de la vida cotidiana, de terminar con prejuicios. Leer es un acto revolucionario que empieza por simple curiosidad”.
Comunidad de lectores
El Ministerio de Educación, a través del Plan Provincial de Lectura, entregó durante el año pasado más de 81 mil libros a distintos establecimientos educativos.
Se trata de una iniciativa que busca fortalecer las áreas de Lengua y Matemática a través de obras literarias seleccionados por equipos técnicos de la cartera educativa.
Este programa prioriza a los docentes como “mediadores culturales” y busca que las escuelas se conviertan en un espacio que forma “comunidades de lectores” y “resignifique la lectura como una práctica social y ciudadana transversal”, informó la Provincia.