En el verano de 1954, las playas de Miramar, en la costa Argentina, fueron escenario de un suceso sin precedentes: el ataque de un tiburón tigre a un joven de 18 años llamado Alfredo Aubone.
Este incidente, ocurrido el 22 de enero a las 13.30, no solo marcó la vida de Aubone, sino que también quedó grabado en la memoria colectiva de la ciudad y del país.
El día anterior al ataque, una especie de tsunami azotó la misma zona de playas, un fenómeno que, aunque no directamente vinculado según los científicos, añadió un matiz extraordinario al suceso. El diario La Capital de Mar del Plata destacó el oleaje de “extraordinaria altura y violencia” que sorprendió a los bañistas, y cómo tras la marea se pescaron tiburones de gran tamaño. El ataque está registrado en la base de The International Shark Attack File, mantenido por el Museo de Historia Natural de Florida.
El día en el que un tiburón atacó a un argentino
En este contexto, Alfredo Aubone, un nadador experimentado, se adentró en el mar junto a sus amigos Guillermo y José María. Fue entonces cuando un tiburón lo atacó, causándole heridas graves en el hombro, las piernas y los músculos.
“De pronto sentí un golpe terrible que me lanzó el brazo derecho hacia atrás con una fuerza tremenda... Y casi de inmediato un dolor vivo en las piernas…”, relató Aubone.

El rescate de un guardavidas
El guardavidas Luis Ángel Fulco, al percatarse de la situación, no dudó en lanzarse al agua para rescatar a Aubone. Con determinación y valentía, Fulco logró sacar al joven del agua, mientras tranquilizaba a Aubone diciéndole: “El único tiburón acá soy yo”, recuerda una publicación de Infobae.
En la playa, una movilización espontánea se organizó para asistir al herido. Médicos que se encontraban de vacaciones interrumpieron su descanso para ayudar. Debido a la gravedad de sus heridas, Aubone fue trasladado de urgencia a un hospital, donde fue intervenido quirúrgicamente.

Le hicieron 250 puntos
La comunidad de Miramar respondió de manera ejemplar, donando sangre para salvar la vida de Aubone. “Fue una locura en Miramar. Eran colas y colas para donar sangre”, recuerda Susana, una testigo del hecho. A pesar de la gravedad de sus heridas, y tras múltiples operaciones en las que recibió 250 puntos de sutura, Aubone sobrevivió.
Después de recuperarse, Aubone regresó a Miramar al año siguiente para agradecer a Fulco y a todos los que lo ayudaron. En un gesto de gratitud, Aubone regaló una medalla a Fulco, a los médicos y a todos los que participaron en su rescate. Aunque no pudo localizar al dueño del auto que lo trasladó al hospital ni al piloto del avión que lo llevó a Buenos Aires.
Alfredo Aubone Muñiz nació el 13 de febrero de 1936 en Buenos Aires y murió el 3 de junio de 1989 en La Paz, Bolivia, a los 53 años. Aubone, pese a todo, siguió veraneando en Miramar hasta su muerte.
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El ataque de tiburón en Miramar tuvo un impacto duradero en la comunidad. El balneario donde ocurrió el incidente fue renombrado como “Tiburón”. Aunque sus dueños aclararon que el nombre no está directamente relacionado con la historia de Aubone y Fulco. Este suceso también inspiró comparaciones con la película Tiburón de Steven Spielberg, aunque la realidad superó la ficción en la costa argentina.
La historia de Alfredo Aubone es un testimonio de supervivencia, heroísmo y solidaridad. Su valentía al enfrentar el ataque, la determinación de Luis Ángel Fulco al rescatarlo y la respuesta de la comunidad de Miramar son un ejemplo de lo mejor del espíritu humano. A pesar de las cicatrices físicas y emocionales, Aubone continuó con su vida, dejando un legado de agradecimiento y perseverancia.
Lo único que subsisten de la historia del primer ataque de un tiburón en el país son los recortes de los diarios de época. Luego del hecho de enero de 1954 solo se repitió una vez más: en el verano de 2005.
Aubone concluyó su tratamiento de rehabilitación en la Academia de Ciencias de California. Allí, el doctor Walter Follet estudió el colmillo que había quedado incrustado en su tibia: se trataba de un tiburón tigre de seis años de vida y tres metros de longitud. Allí se enamoró de Rose Marie, allí se casó, allí nacieron Michele y Solange. Allí vivieron hasta 1963: sus vidas estaban arraigadas en Argentina, donde nació Alfredo, su tercer y último hijo.