El consumo doméstico se mantiene oscilante, sin poder consolidar una tendencia ascendente, comportamiento decisivo para el Gobierno nacional en un año electoral.
Los datos privados de marzo continuaron arrojando resultados negativos y este miércoles se sumó un informe oficial que confirmó la debilidad de las compras masivas en febrero.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que las ventas por volumen en febrero cayeron 0,3% con relación al mismo mes del año pasado. Cabe recordar que en febrero de 2024 el consumo masivo se había derrumbado por la disparada de la inflación que fue de casi 25% en el primer bimestre.
En enero se había observado un avance de 1,8% que permitió sugerir un cambio de tendencia, pero en el segundo mes del año volvieron las cifras en rojo.
En la comparación intermensual con enero se registró un alza de 1,5%, inferior al 4,5% que había mostrado enero contra diciembre, pero que se explica por la menor cantidad de días del mes.
En los mayoristas la situación fue algo peor aún. En la comparación interanual la baja fue de 1%, también abortando la recuperación que se había insinuado con el 2,6% positivo de enero.
En la intermensual se mantuvo el sesgo bajista de los últimos 14 meses con una retracción de 9,1%.
En el caso de los mayoristas, la explicación que esgrimen desde el sector y analistas de consumo es que el público dejó de realizar compras en este canal ante la desaceleración de la inflación, que derivó en menores niveles de acopio.
Pero también es cierto que los comercios minoristas disminuyeron sus compras en cantidad por las limitaciones de los consumidores.
Este panorama de bolsillos flacos, explica también en parte el rechazo de los supermercados y mayoristas a convalidar listas de precios con aumentos.
No obstante, si se combina la caída de ventas con la actitud de las empresas comercializadoras, no queda lejos la conclusión de que el consumo masivo sigue muy débil a contramano de la versión de “recuperación en V” que quiere instalar el gobierno nacional.
En las últimas horas corrió la versión que las empresas aceiteras estaban dispuestas a no dejar mercadería si los supermercados, mayoristas y minoristas no aceptaban los nuevos valores.
Según pudo confirmar La Voz con fuentes del sector, AGD y Molinos Cañuelas condicionaron el envío de nuevos pedidos a que se acepten las listas de precio con aumentos de 9%. “Hasta este miércoles solo se emitieron los pedidos que se habían hecho con la lista anterior al aumento, pero no están tomando nuevos pedidos”, comentaron desde el supermercadismo.
La situación puede tornarse grave porque en pocos días puede sentirse el desabastecimiento ya que las empresas productoras que tomaron esta decisión surten casi el 50% del mercado.
Ante la consulta de La Voz desde el Ministerio de Economía dejaron una respuesta directa: “Las empresas son libres y pueden hacer lo que quieren”.
En consecuencia no habrá intervención oficial ni por parte de la secretaría de Comercio ante una posible cartelización.
Cabe recordar que el ministro de Economía, Luis Caputo, había celebrado la decisión de las comercializadoras de no aceptar listas con aumentos.
De allí que ahora se viene la puja para definir hasta donde los comercios podrán resistir la presión de las empresas.