Una investigación con base experimental realizada por expertos cordobeses de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y del Instituto Martín Ferreyra-Conicet, publicada este miércoles en la revista Science Direct, reveló que la exposición prenatal al consumo de alcohol “deja una huella duradera en la vulnerabilidad al alcohol y podría generar mecanismos de tolerancia al alcohol con efectos emocionales”.
La investigación fue realizada en laboratorio con una población de ratas Wistar. Las madres preñadas recibieron etanol desde los días 17 a 20 de gestación. Y las crías fueron sometidas a exposición intermitente al etanol desde los días 23 a 36 posnatales. Para el estudio, se utilizaron 97 ratas Wistar machos y hembras criadas en el bioterio del INIMEC-Conicet-UNC. Estas provinieron de 21 camadas, 11 de ellas expuestas a etanol durante la gestación y 10 como controles. Los resultados permitieron concluir que la exposición prenatal al etanol “facilita el consumo de etanol en la descendencia, posiblemente a través de mecanismos de tolerancia o procesamiento quimiosensorial alterado; y modula comportamientos similares a la ansiedad inducidos por la exposición al etanol en la adolescencia”.
Para los investigadores Leonardo Marengo, Rodrigo García Virgolini, Victoria Mujica, María Carolina Fabio y el director del estudio, Ricardo Marcos Pautassi, “comprender estas interacciones es fundamental para dilucidar los mecanismos subyacentes a los trastornos por consumo de alcohol y diseñar intervenciones específicas para las poblaciones en riesgo”.

Uno de los aspectos más relevantes probados en el estudio es que las ratas que tuvieron exposición prenatal al etanol bebieron más alcohol que los animales de control. Esto demostraría que la exposición prenatal “programa” el cerebro para buscar alcohol.
Una de las claves desde el punto de interés de la psicología es la vinculación con el comportamiento ansioso. Pautassi explica esto en un posteo en la red social X: “El consumo adolescente aumentó la ansiedad en controles. Pero en ratas con exposición prenatal al etanol, este aumento de ansiedad fue atenuado. ¿La explicación? Un posible mecanismo de tolerancia, lo que es un factor de riesgo para alcoholismo”.
“La exposición prenatal al etanol se asocia con efectos adversos en el desarrollo físico, cognitivo y conductual. Estos efectos pueden observarse en etapas tempranas de la vida, pero se hacen más evidentes en etapas posteriores del desarrollo. La adolescencia es un período crítico del neurodesarrollo, marcado por la poda neuronal, el refinamiento sináptico y la maduración social. También es el momento en el que el consumo de etanol comienza y se intensifica. El consumo excesivo de alcohol (consumir de cuatro a cinco bebidas estándar en una sola ocasión) es un patrón común de consumo de etanol en adolescente. Esperábamos que la exposición prenatal o la exposición al etanol en adolescentes –cada una de forma independiente, pero especialmente al combinarse– provocaran un aumento de la ansiedad y la depresión, lo que, a su vez, probablemente resultaría en una mayor ingesta de etanol. Fue particularmente interesante evaluar los efectos del sexo y si surgían efectos sinérgicos en relación con las conductas de riesgo”, explicaron, en el tramo de discusión con otras investigaciones, los autores.
Otro de los aspectos que llama la atención: las ratas con exposición prenatal al etanol bebieron más alcohol que los animales que actuaron como población de control, y el comportamiento fue que las hembras lo hicieron más al inicio y los machos, más tarde.