La banana es de las frutas más consumidas a nivel local. Según estadísticas de la Cámara de Bananas y Afines, el consumo per cápita anual en Argentina ronda los 12 kilos. De ese número, aproximadamente el 15% es de origen nacional, producidas en Salta, Formosa y Jujuy, y el 85% restante es importado de países como Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay y Colombia.
Es fácil de transportar y de consumir, incluso sin ensuciarse, después de haber sido pelada. Su ingesta está presente en el trabajo, en los momentos previos a realizar actividades físicas, o incluso de postre. Además de ser consumida en budines y tortas.
Sin embargo, uno de sus grandes inconvenientes es que madura con demasiada rapidez. En apenas unos días puede pasar de un aspecto perfecto a estar cubierta de manchas negras o con la pulpa excesivamente blanda. La clave para evitarlo está en saber cómo conservarla correctamente. Pero, ¿qué debemos tener en cuenta para hacerlo bien?
Por qué maduran tan rápido las bananas
Las bananas pertenecen al grupo de las frutas climatéricas, lo que significa que continúan madurando una vez recolectadas. Durante este proceso, liberan un gas natural llamado etileno, que actúa como hormona vegetal acelerando la maduración no sólo del fruto, sino también de otras frutas cercanas.
Por eso, conservarlas en un lugar inadecuado puede provocar un efecto cadena: más etileno, más maduración y menos margen para disfrutar de su sabor óptimo.

Cómo guardar correctamente las bananas
Aunque muchas personas optan por dejarlas en la mesada o guardarlas en la heladera, ambos lugares pueden ser contraproducentes.
La heladera no es recomendable para conservar esta fruta tropical ya que las bajas temperaturas alteran su textura, oscurecen su piel y aceleran su deterioro si ya está madura.
Tampoco es buena idea dejarlas en zonas con corrientes de aire o luz solar directa, ya que estos factores estimulan la producción de etileno y, por tanto, su maduración.
La mejor opción es guardarlas a temperatura ambiente, en un lugar fresco, seco y sin exposición directa al sol o a zonas de la mesada cercanas a puntos que emiten calor, como la cocina, freidoras de aire, tostadora.
Qué truco sí funciona para que duren más
Uno de los métodos más eficaces es envolver la punta del racimo con film transparente. Esta parte, también llamada el “rabo” de la banana, es por donde se libera más etileno. Al cubrirla con plástico se reduce la exposición al oxígeno y se ralentiza la maduración.
Es un truco sencillo, higiénico y eficaz que puede alargar la vida útil de esta fruta por varios días.
Una solución práctica para no desperdiciarlas es pelarlas, cortar en rodajas y guardar en una bolsa de congelación. Así estarán listas para usar en smoothies, repostería o postres caseros, y se conservarán durante semanas sin perder propiedades.
Qué errores hay que evitar
- Entre los errores más comunes se destaca el uso de papel de diario, que, aunque protege de la humedad, puede resultar antihigiénico debido a la tinta. Si se quiere envolver la fruta, es preferible usar papel de cocina.
- También es importante no pelarlas antes de tiempo. Conservar una banana sin piel acelera su oxidación y la expone a olores de otros alimentos. Siempre debe pelarse justo antes de consumirla.
- No almacenar junto a otras frutas o verduras, para evitar la contaminación cruzada por etileno, especialmente si esas frutas también son climatéricas (como manzanas, peras o paltas).