El parque nacional Quebrada del Condorito, en el corazón de Pampa de Achala, en Córdoba, sufrió por casi una semana un incendio de grandes proporciones con evidente impacto ambiental.
En flora avanzó, sobre todo, entre los pastizales de altura que dominan las cumbres y faldeos, pero el fuego también pegó en sectores con forestación de tabaquillos y romerillos.
Hay animales, sobre todo los más pequeños, que fueron alcanzados por el fuego. Entre ellos, los de especies endémicas, sólo de ese hábitat y por ello de alto interés de conservación. En esos casos,si su entorno es alterado, no tienen dónde ir.

Desde el comienzo del foco, el 10 de octubre, hasta el cese del fuego el 16, cuando el incendio fue contenido, se estima que las llamas consumieron unas seis mil hectáreas de un total de 37.344 que pertenecen al área protegida. Es el 16% del total.
El fuego puso en alerta a un ecosistema único que alberga cerca de 40 especies endémicas tanto de flora como de fauna. El parque se distingue por su gran biodiversidad y por ser uno de los enclaves naturales más valiosos de la provincia.
Especialistas explicaron a La Voz qué puede suceder con las distintas especies que de forma directa o indirecta fueron alcanzadas por el fuego.
Riesgo para la anidación de cóndores
El cóndor andino es un ave que ocupa las paredes de las quebradas de este parque, como de otros sitios cercanos de montaña en Córdoba. Es uno de los habitantes icónicos del parque, y el que le da su nombre.
Durante estos meses, estas imponentes aves se encuentran en etapa de anidación y los incendios ponen en alerta ese proceso.
“El fuego los agarra en un momento vulnerable”, explicó a La Voz María Ahumada, a cargo del centro de rescate Tatú Carreta e integrante del proyecto de investigación que monitorea cóndores con rastreadores satelitales.

“Si los adultos se sienten amenazados por el fuego o el humo abandonan los nidos y la incubación de los huevos. Eso hace que se pierda la postura de este año”, indicó.
Además, advirtió que el humo llega a las cuevas y rocas donde estas aves anidan. Pero hay sectores importantes del parque adonde el fuego no llegó.
“El problema no es solo el fuego directo, sino el humo que invade los nidos. Los afecta y puede provocar que dejen los huevos o a los pichones”, dijo.
Los cóndores ponen un solo huevo por temporada y el ciclo de incubación dura 60 días. Perder una postura implica todo un año sin reproducción.
Además, la especialista señaló que el incendio arrasó parte de la zona donde se desarrolla un proyecto científico con cámaras trampa. “Uno de los sectores donde estaban instaladas se quemó”, se lamentó Ahumada.

También relató que los ejemplares, como Carlita, Rosita y Pocha que tienen colocados rastreadores satelitales –un hito en la protección de esta especie en la provincia– se encontraban fuera del área afectada por el fuego.
Por eso, Ahumada pidió extremar los cuidados: “Si alguien detecta un nido, no debe acercarse ni intentar fotografiarlo. Aun con buenas intenciones, lo que hará es provocar que los cóndores abandonen su sitio de cría”, advirtió.
¿Qué sucede con el resto de las aves?
Además de los cóndores, el parque cuenta con 12 subespecies endémicas, entre ellas el piquito de oro grande y el gaucho serrano, y otras consideradas vulnerables como el halcón peregrino y el águila coronada.
El ornitólogo Gabriel Orso explicó a La Voz que la mayoría de las aves que viven en el parque dependen del pastizal como refugio y lugar de nidificación, como la loica y la remolinera serrana, que son especies endémicas.

Orso participó de una investigación en el parque, luego del incendio de 2015 que consumió allí 11 mil hectáreas, para conocer el impacto en las aves.
Ese estudio determinó que los fuegos intensos y frecuentes “perjudican su hábitat en el momento, aunque tienen la capacidad de volar, pero al año ya tienen un gran índice de recuperación”.

El impacto en los pastizales
Según la última revisión florística del parque se registraron 478 especies vegetales, 57 de ellas con algún valor especial de conservación.
El biólogo Pedro Jaureguiberry, investigador del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Conicet-UNC) indicó que la intensidad del incendio impacta en la biodiversidad, y la recuperación vegetal recién podrá verse en marzo de 2026 con los primeros rebrotes.
Y recomendó no perturbar el área quemada ni ingresar allí para que la recuperación sea óptima.
En esa línea, Daniela Tamburini, doctora en biología e investigadora del Conicet, indicó a La Voz que la pérdida de hábitat de pastizales y bosques de tabaquillos es grave: son especies arbóreas exclusivas de las sierras altas y que tardan en recuperarse. En las últimas décadas disminuyó su presencia en la zona serrana.

“Asociado a estos ambientes hay especies de fauna endémicas, que solo viven ahí, como el zorro colorado, el sapo de Achala, el lagarto de Achala, el tuco-tuco de Reig, que hace cuevas y es localizado”, indicó.
Algunos se resguardarán o correrán y otros perecerán. “En líneas generales el fuego afecta mucho a la fauna y se agrava porque vienen más complicadas con el cambio climático”, destacó.
Cómo actúa la fauna ante el fuego
El doctor en Ciencias Biológicas José Coda, ecólogo de vertebrados y docente investigador del Grupo de Investigación en Ecología Poblacional y Comportamental (Icbia-Conicet- UNRC), coincidió con que la fauna presente en el parque es amenazada por el fuego.

Entre los anfibios, Coda remarcó que se destaca el sapo de Achala que habita áreas cercanas a ríos, arroyos y vegas. Entre los reptiles, el lagarto de Achala es uno de los componentes más distintivos de la región por su particular coloración verde y suele observarse asoleándose sobre las rocas.
También dentro de los mamíferos hay varias especies que son propias del lugar, como el zorro de Achala y pequeños mamíferos como el ratón serrano y otros roedores como los tuco-tucos.

Coda afirmó a La Voz que estos roedores viven tanto en los pastizales como en las laderas de las Sierras Grandes.
“Estos eventos impactan sobre todas las especies de mamíferos, y en particular a los animales más pequeños, como los roedores, y por ende de menor movilidad, suelen ser los más afectados”, indicó.

¿Qué ocurre con estas especies post fuego?
Coda expresó que las comunidades de pequeños vertebrados terrestres de esta zona evolucionaron bajo regímenes de fuegos naturales, típicos de ambientes de pastizales, y pueden resistir o recolonizar rápidamente las áreas afectadas.
“Por ejemplo: en el caso de los pequeños mamíferos y reptiles, muchos individuos logran sobrevivir a los incendios refugiándose en cuevas, grietas o madrigueras lo cual reduce la mortalidad directa”, sumó.
Y añadió que las especies con mayor capacidad de desplazamiento pueden colonizar las zonas quemadas en poco tiempo.
De esta manera, las comunidades suelen restablecerse de manera natural en períodos cortos. Sin embargo, si los disturbios por el fuego se vuelven más frecuentes, debido a quemas muchas veces provocadas por humanos, las especies pueden verse seriamente afectadas, especialmente las endémicas.

“Sus poblaciones no pueden restablecerse por migración desde zonas aledañas a las sierras, como ocurre con otras especies no endémicas”, manifestó el investigador.
Además, destacó que las reintroducciones, luego de un incendio, a menudo conllevan riesgos ecológicos y genéticos innecesarios, como la transmisión de enfermedades o la alteración de las dinámicas naturales de recolonización.
Y estos programas demandan altos costos económicos y logísticos, que rara vez se justifican cuando los procesos naturales de recuperación resultan eficientes.