“Yo voy a pedir que esté en la sala. Y voy a ir con mi verdad y mi dolor, que es lo último que me queda porque a mi Angeline no la tengo más”. Las palabras, cargadas de angustia, son de Yoselín Rojas, mamá de la cuarta beba que perdió la vida en el Hospital Materno Neonatal de la ciudad de Córdoba. Yoseline integra la fatal serie de cinco muertes y ocho intentos que habría cometido la enfermera Brenda Agüero y cuyo juicio iniciará este lunes 13 de enero la segunda semana de audiencias.
Yoselín tenía que declarar el jueves pasado junto a Damaris Bustamante, pero no alcanzó el tiempo. Dice que creía desmayarse el jueves y confía en que estará fuerte. Irá con Jaime, el papá de Angeline. También declarará Sara, su hermana. Él sostuvo a la bebé y es a él a quien Brenda se la sacó de los brazos para hacerle presuntamente un control. Van a pedir que Brenda se quede presente en la sala.
Damaris no pudo. Pidió que la enfermera no esté. Se descompuso antes y después de declarar. Fue la primera de las mamás que, en carne viva, fue a dar testimonio. Benjamín nació el 23 de abril con 3,310 kilos y apenas pudo amamantarlo 40 minutos. Se acuerda de Brenda y de otras que la trataron espantoso en el trabajo de parto. Verla otra vez la partió.
Y a todas les pasó algo parecido. Las enojó mucho el llanto de ella, cuando los fotógrafos le tomaban imágenes. Gabriela González fue la primera que se la cruzó. El lunes 6 de enero, cuando inició el juicio, el calor era agobiante y en el subsuelo de Tribunales no había bidones de agua ni quiosco para comprar. Se fue entonces a la esquina y cuando volvió a la sala de audiencias, justo seguridad abría la puerta interna de la sala y llevaba a Brenda a su silla. “La estaban ingresando a ella y la pude ver de frente. Sentí algo feo en el pecho, me quedé paralizada”, dice. Gabriela es mamá de Isabella, el caso número seis de los 13 ataques en el Neonatal. Su beba es una sobreviviente. “Ojalá que se arrepienta y diga toda la verdad, sigo sosteniendo que en algún momento se va a arrepentir y va a decir la verdad porque no le va a quedar otra”, agrega. Cuenta que prefiere no escuchar las noticias: tiene dos niñas que atender y se da cuenta que se irrita cuando hablan de la enfermera.
“Verla me causó dolor, estar ahí con ellos en la misma sala fue un horror, estar con las personas que le hicieron daño a mi hijo fue muy duro”, dice Yasmín, mamá de Gino. Su hijo nació el 1° de mayo y fueron muy extraños e inexplicables dos pinchazos en la pierna derecha que no se correspondían con la vitamina K, que se había colocado en la izquierda. Estuvo ocho días internado. Todo el hospital entonces se enteró de eso: se rompieron colchones y desarmaron cunitas.
“Cuando la vi a Brenda me di cuenta de que es la misma persona que sostuvo a mi hija. No la había visto nunca más y cuando hice me declaración, era la mujer que vi ahí”, dice Tamara Hermosilla. Habla a la medianoche, cuando se va a su taller de costura a trabajar después de acostar a los chicos. “Lo que sentí fue miedo, ella tenía una mueca de sonrisa y cuando se sentó a llorar, ¿por qué lloraba? Si ella sabe lo que hizo, ¿acaso siente culpa? ¿Asco por lo que hizo? No tiene remordimiento ni lamenta lo que pasó, parecía que estaba actuando. Yo tengo a mi hija pero hay papás que no los tienen”, confiesa Tamara.
El hijo de Vanessa Cáceres, Francisco, fue la primera víctima fatal en la tragedia del Neo. Nació y murió el 18 de marzo del 2022. Ella y su esposo Raúl está previsto que declaren el martes 14. No saben aún si tendrán fuerzas para que Brenda esté presente en la sala. Leandro, el papá de Benjamín, aún no fue citado.
“No le creo nada a Brenda, el primer día lloró de forma actuada lo que me generó impotencia y el resto de los días la vi muy cómoda, incluso riéndose. Esperaba que declarara porque así lo había anunciado su abogado, pero sólo habló de ella y no dijo nada de los bebés”, dice Vanessa.
Eso les llama la atención a todas. Si bien Agüero reconoció las muertes de los bebés, en ningún momento manifestó pesar por la situación. Creen que eso sería natural y hasta esperable de quien dice ser inocente. “Yo también vi en ella todo actuado, como para causar lástima; pero esa mujer no siente nada ni tiene el más mínimo arrepentimiento”, dice Julieta Guardia. Su bebé, Ibrahim, fue la tercera muerte de las cinco ocurridas en el Neonatal.
Una vez que declaren, podrán sentarse a escuchar los otros testimonios y declaraciones. Este lunes de apertura, estuvieron 12 de las 13. La mamá del caso número uno, Natalí Martínez, no quiere ser parte de la causa, pero su beba igual tiene una defensora oficial. Fue la primera vez que todas se vieron las caras. Algunas se habían cruzado alguna que otra vez. Los papás ni se conocían. Están todos unidos por el hilo de la tragedia más fatal que le puede ocurrir a una mamá: perder un hijo después de parirlo sano. O haber estado cerca de perderlo.