El mar se tiño de un color rojizo el sábado y se debe a la llegada de una gran cantidad de algas rojas a la costa debido a la marea alta. Aunque similar a episodios anteriores, la magnitud de este evento es notable, abarcando desde Mar del Plata a Necochea, incluso con playas como Quequén completamente cubiertas.
A diferencia de lo que podría pensarse, este fenómeno no está relacionado con microorganismos tóxicos. Desde el Conicet, explicaron que se trata de un desprendimiento masivo de algas que viven en aguas profundas, causado por tormentas o el envejecimiento natural de las algas. Este tipo de desprendimientos son habituales en las costas argentinas.
Además, descartaron que se trate de una especie invasora. Son algas nativas que crecen en fondos rocosos y que, debido a grandes oleajes y “mar de fondo”, son arrastradas a la orilla.
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El fenómeno generó incomodidad y sorpresa entre los turistas y residentes. Algunos optaron por buscar otras playas, mientras que otros debieron soportar el fuerte olor a descomposición de las algas.
Aunque el color rojo del mar y el olor puedan ser alarmantes, este fenómeno es natural, no representa un riesgo para la salud y se espera que sea temporal.
Otros ríos, otros rojos: contaminación en el Arroyo Sarandí
Mientras las playas de Mar del Plata se ven afectadas por un fenómeno natural de algas rojas, un evento similar, pero de origen distinto, ocurrió en el arroyo Sarandí de Avellaneda. A principios de febrero, el arroyo sorprendió a los vecinos al teñirse de rojo durante más de 20 horas.
A diferencia del caso en Mar del Plata, la coloración del arroyo Sarandí se debió a la presencia de pigmentos orgánicos rojos, específicamente “ACID RED”, provenientes de vertidos industriales.
El Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires identificó 19 matices de este pigmento y está fiscalizando establecimientos industriales que podrían estar involucrados, como curtiembres, alimenticias, textiles y farmacéuticas. Los análisis preliminares descartaron la presencia de cianobacterias tóxicas.
Este incidente generó preocupación y quejas entre los vecinos, quienes denuncian que no es la primera vez que el arroyo cambia de color debido a vertidos ilegales. La falta de responsables identificados hasta el momento y los olores nauseabundos que acompañan estos eventos intensificaron el malestar en la comunidad.
La oposición en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires elevó un pedido de informes para que se investiguen las causas y se tomen medidas preventivas.