El obispo de Río Cuarto, Adolfo Uriona, lanzó una fuerte advertencia sobre la “alta desocupación” que afecta al país y realizó un llamamiento a las autoridades para que demuestren “sensibilidad social” con el fin de revertir este crítico panorama.
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Sus declaraciones tuvieron lugar durante la homilía ofrecida en la misa por los trabajadores, celebrada el 1 de mayo, Día de San José Obrero, en el Santuario de Reducción.
El contexto en el que se desarrollaron estas palabras fue descrito como de “dolor pero lleno de esperanza, por la partida de Francisco”. Uriona resaltó la figura del Papa, quien “entregó su vida hasta el último instante”, “sirviendo incansablemente a la Iglesia” y “nunca se detuvo, siempre caminó guiando a su pueblo”.
La preocupación por el desempleo y el llamado a la acción
Durante su alocución, Uriona afirmó con “dolor” la existencia de “altos índices de desocupación” en Argentina. Citando la Doctrina Social de la Iglesia, subrayó que en una sociedad donde las medidas de política económica no permitan a los trabajadores alcanzar niveles satisfactorios de ocupación, no puede conseguir su legitimación ética ni la justa paz social”.
Ante esta realidad, el obispo instó a la oración para que quienes tienen “una responsabilidad más directa en nuestro país se ocupen con inteligencia y sensibilidad social” en la búsqueda de soluciones que permitan “superar esta situación que perjudica a tantas personas”. Elevó una plegaria para que “el Jesús de la Buena Muerte y San José Obrero bendigan a nuestra Patria”.
El sentido del trabajo y la dignidad humana
Uriona profundizó en la importancia fundamental del trabajo, destacando que en la “época actual, en la que el trabajo parece haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes”, resulta necesario “comprender el significado del trabajo que da dignidad”.

Recordó la figura de San José, un “carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia”. De él, “Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo”. Uriona presentó a San José como un “patrono ejemplar” del trabajo digno.
Impacto del desempleo en la familia y la sociedad
El obispo enfatizó que el trabajo no solo es ocasión de realización “para uno mismo”, sino “sobre todo para ese núcleo original de la sociedad que es la familia”. Advirtió que una familia que carece de trabajo “está más expuesta a dificultades, tensiones, fracturas e incluso a la desesperada y desesperante tentación de la disolución”.

Finalmente, vinculó directamente el trabajo con la dignidad humana: “¿Cómo podríamos hablar de dignidad humana sin comprometernos para que todos y cada uno tengan la posibilidad de un sustento digno?”.
Uriona concluyó sus palabras reiterando la mención al Jesús de la Buena Muerte en el Santuario de Reducción para implorar su protección y traerle los “anhelos y necesidades”.