El poder adquisitivo de los ingresos de la mayoría de la población no termina de levantar. El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) en Argentina, considerado el ingreso legal más bajo que debe percibir un trabajador en relación de dependencia, sigue siendo muy insuficiente frente al elevado costo de vida actual.
Con un valor de $ 279.718, este ingreso básico fijado el Gobierno nacional no logra cubrir ni por lejos las necesidades básicas de un hogar promedio compuesto por cuatro integrantes (un varón de 35 años, una mujer de 31, y dos niños de 8 y 6).
Así lo revela un informe del Área de Estadística de la Defensoría del Pueblo de la Provincia, que señaló que el SMVM cubrió en diciembre pasado apenas el 65,6% de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que se ubicó en $ 426.173, y apenas el 28,8% de la Canasta Básica Total (CBT), que ascendió a $ 971.674. De este modo, aquellas familias con esos ingresos mínimos se encontraron claramente en situación de pobreza e indigencia.
La comparación histórica en la evolución del poder adquisitivo del salario mínimo desde 2019 muestra una pérdida constante. En diciembre de 2019, el SMVM no sólo alcanzaba para cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA), sino que representaba un 118,2% de su valor, permitiendo incluso un pequeño margen adicional.
Sin embargo, esta situación se deterioró en los últimos años. En diciembre de 2023, el SMVM cubrió solo el 73,5% de la CBA, y en 2024 descendió al 65,6%.
Respecto a la Canasta Básica Total (CBT) el panorama es aún más preocupante. En diciembre de 2019, el SMVM equivalía al 47,4% de la CBT, pero en 2023 cayó al 34,8% y en 2024 al 28,8%. Este declive muestra cómo los ingresos mínimos fueron quedando rezagados frente a la inflación y el aumento de los costos básicos que debe afrontar una familia tipo.
Aumentos desiguales
Entre diciembre de 2019 y diciembre de 2024, las canastas básicas experimentaron aumentos muy superiores al ajuste del salario mínimo.
La Canasta Básica Alimentaria incrementó su costo en un 2.885%, mientras que la Canasta Básica Total lo hizo en un 2.633%. En comparación, el SMVM tuvo un aumento del 1.557%, quedando muy por detrás del ritmo inflacionario.
El análisis interanual también expone estas disparidades. Entre diciembre de 2023 y diciembre de 2024, la CBA creció un 100,9%, y la CBT un 117,1%, mientras que el SMVM solo aumentó un 79,3%. Esto significa que, a pesar de los ajustes aplicados por el Gobierno nacional, el salario mínimo no logró cerrar la brecha frente al costo de vida que siguió en constante aumento, pese a que durante el último año la inflación fue a la baja.
La situación económica resultante para un hogar que percibe un solo SMVM es alarmante y lo hace prácticamente insostenible. Con ingresos que no llegan a cubrir siquiera las necesidades alimentarias, estas familias no solo enfrentan una dieta insuficiente, sino que también deben prescindir de otros gastos esenciales como transporte, salud, educación y vivienda.
Sólo la asistencia alimentaria estatal y de subsidios como la Asignación Universal (AUH) si hay hijos en el grupo pueden ayudar en ese escenario.
Para cubrir el costo total de la CBT en diciembre de 2024, una familia tipo necesitó más de tres salarios mínimos (3,5 SMVM).
El único momento en los últimos cinco años en que el ajuste del SMVM logró superar los incrementos de las canastas fue entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021, cuando el salario aumentó un 55,4%, superando las subas de la CBA (47,4%) y la CBT (42,5%). Sin embargo, esta tendencia no se mantuvo.
Desde entonces, los ajustes de ese salario mínimo legal quedaron sistemáticamente rezagados frente al aumento de los costos, profundizando la brecha entre ingresos y necesidades. En términos concretos, el SMVM perdió su capacidad de garantizar un mínimo bienestar para los hogares que dependen de él, según concluye la Defensoría del Pueblo.
Este desfasaje entre los ingresos y los costos de vida afecta no solo a quienes perciben el salario mínimo, sino también a los trabajadores informales, jubilados y sectores de ingresos fijos. La falta de poder adquisitivo repercute en el consumo interno, debilitando a su vez la actividad económica en general, se apuntó.
Además, la presión inflacionaria sobre los precios de bienes y servicios básicos genera un efecto cascada que agrava aún más la situación de las familias. La imposibilidad de acceder a una alimentación adecuada y a servicios esenciales impacta en la calidad de vida y profundiza la desigualdad.