Las zapatillas de lona o tela son el calzado elegido por millones de personas por su comodidad, versatilidad y estilo. Pero con el uso diario, mantenerlas limpias puede convertirse en un desafío.
Muchos se preguntan si meterlas en el lavarropas es buena idea o una receta para el desastre. La buena noticia es que, con los cuidados adecuados, se pueden lavar en la máquina sin que pierdan su forma ni su color.
Cómo lavar las zapatillas en el lavarropas sin arruinarlas

Según recomienda el fabricante Siemens, el lavado a máquina es una opción válida, siempre y cuando se respeten algunas indicaciones básicas. De hecho, hacerlo bien puede prolongar notablemente la vida útil del calzado y mantenerlo como nuevo por mucho más tiempo.
Antes de tirar las zapatillas al tambor, hay pasos que no podés saltear:
- Quitá el barro, tierra o césped seco: ayuda a una limpieza más efectiva y protege el filtro del lavarropas.
- Retirá los cordones y plantillas: para que se laven en profundidad y evitar que se dañen.
- Usá una bolsa de lavado para prendas delicadas: reduce los golpes dentro de la máquina.
- Elegí detergente líquido: para evitar restos de polvo y manchas blancas.
Si tus zapatillas combinan materiales como cuero o piel sintética, lo mejor es lavarlas a mano para evitar daños.
Qué programa usar en el lavarropas
El truco está en optar por un programa delicado, con agua fría o tibia, bajo centrifugado y duración corta. Así evitás que se deformen o se despeguen.
¿Y si necesitás lavar los cordones por separado? Podés usar un ciclo más largo y caliente, siempre que estén protegidos en una malla. Para mejores resultados, frotalos antes con un cepillo.
¿Se pueden meter las zapatillas en la secadora?
Sí, pero no de cualquier forma. Si tu secadora tiene cesto para prendas delicadas, podés usarlo para que las zapatillas no golpeen el tambor.
Si no, la mejor opción es dejarlas secar al aire, en posición horizontal, lejos del sol directo o fuentes de calor.
Cada cuánto conviene lavarlas
Una o dos veces por año es más que suficiente. Para el mantenimiento diario, es mejor cepillarlas regularmente y evitar la acumulación de suciedad. Guardalas siempre en lugares secos y ventilados para prevenir malos olores.