Sentirse solo no es solamente una cuestión emocional, tiene efectos concretos y medibles en la salud del cuerpo y de la mente, según un nuevo estudio publicado en Plos One por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Howard, Estados Unidos.
El análisis se basó en datos de más de 47.000 personas adultas encuestadas entre 2016 y 2023, y reveló un vínculo directo entre los niveles de soledad, la depresión y el deterioro del estado físico general.
“La soledad es un predictor fuerte e independiente de depresión y malos resultados de salud”, concluyen los autores.
Cinco veces más riesgo de depresión si te sentís siempre solo
El estudio mostró diferencias abrumadoras entre quienes “nunca” se sienten solos y quienes afirmaron sentirse solos “siempre”.
- 50,2% de riesgo de depresión en los solitarios crónicos, frente al 9,7% de quienes no se sienten solos.
- 10,9 días más de mala salud mental al mes (20 vs. 9,4 días).
- 5 días más de malestar físico mensual.
Es decir, la soledad constante puede alterar profundamente la calidad de vida y aumentar la carga de enfermedades, incluso sin otros factores de riesgo evidentes.
La soledad impacta más en mujeres, menos en personas negras
La investigación también encontró diferencias por género y raza.
- Las mujeres reportaron más depresión y peor salud mental que los hombres en todos los niveles de soledad.
- Curiosamente, las personas negras mostraron menores tasas de depresión y mejor salud mental que las personas blancas en contextos similares.
Aunque los autores advierten que puede haber factores no medidos que influyan en estos resultados (como personalidad o eventos traumáticos), subrayan que los efectos de la soledad son transversales.
¿Por qué esto importa? La soledad como epidemia silenciosa
Este estudio se suma a una creciente preocupación mundial: la soledad ya es considerada una epidemia de salud pública. Países como Estados Unidos y Reino Unido ya están incorporando estrategias para abordarla desde las políticas sanitarias.
Los investigadores de Howard sugieren evaluar la soledad de forma sistemática en clínicas y hospitales, como se hace con otros factores de riesgo, para detectar personas en situación vulnerable y ofrecer soluciones, como iniciativas sociales o acompañamiento terapéutico.
“Abordar la soledad puede ser una prioridad crítica de salud pública”, advierten.
Cómo saber si estás en riesgo por soledad crónica
La soledad puede pasar inadvertida, pero hay señales de alerta que indican que está afectando tu salud.
- Sensación persistente de vacío o desconexión, incluso rodeado de personas.
- Tristeza sin causa clara, que no mejora con el tiempo.
- Cambios en el sueño (insomnio o dormir en exceso).
- Cansancio, falta de energía o pérdida de motivación.
- Irritabilidad, ansiedad o estrés sin razón aparente.
- Dolencias físicas frecuentes (dolor de cabeza, fatiga, molestias).
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
- Aislamiento social: evitar encuentros o rechazar invitaciones.
- Sensación de que nadie te entiende o de no tener a quién acudir.
“La soledad no es solo una emoción. Tiene consecuencias reales. Y debemos empezar a tratarla como lo que es: un factor de riesgo”, concluyen los autores.