Después de algunas semanas de rumores, Emmanuel Vich confirmó quiénes serán los destinatarios de la casa que el ganador del programa televisivo Gran Hermano, Bautista Mascia, obtuvo al final del programa y que luego le cedió al cordobés.
Se trata de “La Casita Trans”, una asociación civil cordobesa que desde 2017 trabaja en el acompañamiento y asesoramiento de infancias, adolescencias y juventudes trans.
Una vez que concluyó el certamen, Emmanuel contó: “Vamos a donar la casa de Bauti, lo digo porque él ya lo sabe. Cuando ganó el premio me dijo: ‘Emma, la casa va para donde vos digas’”, relató.
Sobre el destino había dado algunas pistas, pero ninguna precisión: “Es una casita donde se pueden alojar los niños a los que echan de su casa por ser trans y caen en la calle. Es un lugar que ya existe y la idea es ampliar eso. Ahí hay psicólogos, contención. No es una ONG ni tiene nada que ver con el Gobierno”.
El objetivo principal de La Casita Trans es brindar contención desde un abordaje familiar durante los procesos de construcción y expresión identitaria que las personas trans y no binarias llevan adelante en sus ámbitos de desarrollo. Colaboran psicólogos, trabajadores sociales, médicos y abogados y articulan con otras instituciones y organismos públicos y privados.
Un emotivo encuentro
Este lunes, Emmanuel viajó a Córdoba y estuvo de visita en el lugar donde pudo conocer a varios de los integrantes que conforman el espacio, del cual participan hoy más de 70 familias.
“Emma vino a conocerlos personalmente y les dio la noticia de que la casa iba a ser para ellos. Fue un día lleno de emociones”, contó en diálogo con La Voz Sofía Vich, hermana del cordobés.
La mujer relató que su hermano la dejó a cargo de buscar y encontrar un destino para el inmueble y que ya conocía el trabajo de La Casita Trans.
“Yo soy amiga de una chica que forma parte de la organización y que además es mamá de una niña trans que hace años se acercó al lugar. Cuando Emma dijo que iba a donar la casa se contactaron conmigo y me preguntaron si había posibilidad de que fuera para ellos”, detalló Sofía.
Durante su visita, el finalista de Gran Hermano fue bautizado simbólicamente como “padrino” del espacio. “Los chicos le preguntaron si quería ser el padrino y le hicieron un acto simbólico con unas alas de tela. Emma está muy contento y se sintió muy interpelado desde lo personal”, admitió.
Santiago Merlo, presidente y fundador de La Casita Trans contó a este medio que de la reunión participaron niños, padres y hasta abuelos de la comunicad en lo que fue un encuentro íntimo y movilizante. “Todo el tiempo se nos caían las lagrimas. Él fue muy genuino, muy humano, era uno más de nosotros. Charlo, recorrió La Casita, se tomó unos mates y se sacó fotos con cada uno”, relató.
Próximos pasos
Por el momento no hay una fecha exacta en la que se hará efectiva la donación, pero planean hacer la entrega en cuanto el cordobés reciba el inmueble.
“Es una prefabricada que va a estar donde ellos elijan, pero primero hay que conseguir las aberturas y encontrar un terreno. Mucha gente va a colaborar mediante Emma para eso”, aseguró Sofía.
Al respecto, Santiago explicó que el foco estará en hallar un lugar amplio dónde puedan funcionar consultorios de especialistas, un SUM y que tenga un patio para realizar juegos, encuentros y todo tipo de actividades recreativas, deportivas, artísticas y culturales.
“Hoy las identidades trans en niñez y adolescencia pasan muchísimo por la expresión artística, por eso los chiques necesitan un espacio grande dónde expresarse. Tener una peluquería también sería ideal para poder hacerles acá el primer cambio de look ya que la ropa y el pelo son las primeras formas en las que se manifiesta el deseo de cambiar de género”, expresó el director.
Esta donación llega en el momento justo para una organización que no recibe financiación de ningún tipo y hace tiempo batalla para poder mantener en pie sus actividades. Siempre en riesgo de cerrar, desarrollan cada iniciativa de forma autogestiva y sostienen con dificultades el pago del alquiler y los servicios.
Contar con una sede propia no sólo les permitiría ofrecer un mejor servicio a la comunidad, sino también profundizar en iniciativas recreativas y cubrir necesidades puntuales que surgen constantemente como comprar algún medicamento, pagar un boleto de colectivo o brindar un plato de comida.
“Esto era lo que queriamos: un lugar propio, seguro, de alojamiento. A partir de esto nos permitimos soñar más y ya lo estamos pensando como un centro integral que pueda brindar atención, capacitar y formar profesionales. Ahora estamos con la emoción a flor de piel sabiendo que lo que soñamos puede ser realidad y que se nos abre una puerta que no sabemos a donde nos puede llevar”, cierra Santiago.
