Nadie parece discutir ya que los incendios forestales resultan cada vez más difíciles de extinguir. En todos los sitios del mundo con recurrencia del fuego (Córdoba es uno de ellos) hablan ya de incendios “de sexta generación” para graficar su creciente agresividad.
Tampoco nadie discutiría que, si contenerlos ante ciertas condiciones climáticas es tan complejo, la estrategia más lógica pasa a ser evitarlos: más prevención para que no se expandan.
En Córdoba, informes oficiales como de organismos científicos, refieren una ocurrencia de miles de focos iniciados por año. Dos mil como mínimo, podría estimarse. La inmensa mayoría son contenidos antes de su expansión. Hay cuarteles de bomberos que en épocas de riesgo tienen entre cuatro y seis salidas por día.
Todo lo publicado sobre los incendios en Córdoba
Pero hay focos que se escapan. Y son los que generan enormes impactos.
Si la prevención ya es más clave que la extinción, se abren varias líneas de discusión. Una es sobre la detección temprana: mientras antes se vea y se llegue a un fuego, más chances habrá de controlarlo.
Los últimos graves incendios que agregó Córdoba a su larga lista generaron debates sobre las estrategias de detección temprana.
Algunos apuntaron al rol ya desactivado de los bomberos vigías que en épocas de alto riesgo y en zonas críticas miraban el horizonte para detectar columnas de humo desde puestos en altura.
Otros recuerdan que cuando en 2021 la Provincia creó las Etac (Equipos Técnicos de Acción ante Catástrofes) se argumentó que una de sus misiones centrales sería, en los meses sin fuego, recorrer cada zona crítica para prevenir y concientizar lote por lote. Pero que de eso, en general, se ve poco.
Otros hablan de incorporar nuevas tecnologías aplicadas a la detección de fuego.
Por caso, Córdoba tiene desde el año pasado cuatro domos con cámaras con sensores, que registran pequeños humos hasta a 50 kilómetros de distancia en las 24 horas, y son monitoreadas en el Observatorio Hidrometeorológico de la Provincia. Esas cuatro están en Tanti (Punilla), Chancaní (Pocho), Ciénaga del Coro (Minas) y San Pedro Viejo (Tulumba). ¿Serviría sumar muchas más en sitios con recurrencia de incendios?
Para aportar al debate, La Voz consultó a seis especialistas cordobeses. Dos preguntas se repiten a cada uno.
- 1) ¿Funcionan los bomberos vigías hoy? ¿Se desactivó ese sistema? ¿Sirve?
- 2) ¿Qué sistema o qué medidas mejorarían la detección temprana de fuegos en Córdoba?
Fernando Barri, biólogo, docente en la UNC e investigador del Conicet
1) Es algo que se puede retomar, hay cuarteles de bomberos que lo solicitaron. Puede aplicarse junto a otras herramientas, como cámaras con sensores. Todo suma, para detectar rápido y mejor.
2) El Plan de Manejo del Fuego se concentra en apagar los incendios pero el eje tiene que estar en prevenirlos. Hay aspectos que se abandonaron: uno es la educación ambiental en todos los niveles, porque no alcanza con un cartel en la ruta. Hay que hacer un trabajo más profundo durante todo el año. Hay estudios de expertos que determinan las áreas de mayor riesgo de incendios; hay una dinámica en cuanto a vegetación por zonas comparando con la última vez que se incendió; entonces, todos los años se deberían generar mapas de criticidad marcando zonas más probables de fuego.
Otra acción es enviar fuerzas vivas a patrullar esas zonas, antes de que se quemen, sabiendo que las llamas son provocadas de forma intencional o por negligencias: sería más control in situ para que los incendiarios no prendan.
También hay tecnologías, como cámaras infrarrojas, que detectan puntos de calor al instante. Por ejemplo, hay una en el Parque Nacional Traslasierra (Pinas) que cubre 100 mil hectáreas. Estadísticas plantean que si se ataca el foco dentro de los 30 a los 45 minutos, hay un 80% de probabilidades que no se extienda.
Además, se pueden sumar imágenes satelitales en tiempo real y drones que detectan puntos calientes, para activar las alertas. Si se hace una política de prevención con educación ambiental, detección temprana y control temprano, Córdoba debería tener menos de un 10% de la magnitud de incendios que tiene.
Martin Degano, director del Plan Provincial de Manejo del Fuego y bombero
1) Algunos cuarteles los tienen, otros no, según sus chances. Pero hoy funciona bien la llamada del vecino que ve una columna de humo. Lo de tener un bombero en un mangrullo fue variando porque los incendios cambiaron. Del programa de vigías se fue pasando al de patrullas.
Lo que más necesitamos es llegar rápido y eso ocurre en la gran mayoría de los focos. El sistema de reaccionar para llegar más rápido se reforzó. No hay muchas fallas de detección, pero cuando se dan ciertas condiciones climáticas y hay cierta distancia al punto de fuego y caminos complicados, hay focos que se disparan. Eso pasa también en el primer mundo.
2) Creo que lo principal es reforzar las patrullas de respuesta rápida en las zonas de riesgo. Garantizar guardias en cada cuartel en esos días, para ganar tiempo de respuesta. Un poco los grupos de Etac nacieron con esa idea: tener patrullas a mano, estar más cerca. Hay que profundizar ahí. Se podría sumar más tecnología de detección. Hay tecnologías más útiles ya que una persona sentada horas en un puesto.
En la zona de Chancaní hay un domo con cámaras, que detectó el incendio de estos días en el Camino de los Túneles. Aunque, igual se disparó. Monitorear las 24 horas con cámaras sirve. Había gestiones por sumar más. También se están usando los mapas satelitales de calor. Hay que tratar de agregar recursos de detección, pero si no tenemos patrullas de reacción rápida no llegamos, por más que los detectemos.
Lo central es optimizar los tiempos de respuesta. Se mejoró mucho pero hay que mejorar más porque hoy es lo central.
Nicolás Mari, licenciado en Gestión Ambiental e investigador del INTA con eje en incendios
1) No se ve que haya bomberos vigía en puestos de vigilancia. Años atrás había en algunas zonas al menos. Se ven ahora algunas patrullas de Etac recorriendo en tiempo de riesgo. Pero no alcanza si los focos se multiplican, como está ocurriendo.
2) Hay que sumar recursos de detección, como torres con cámaras especiales, incluso con Inteligencia Artificial. Y dotar de más recursos a todos los cuarteles de zonas de riesgo para mayor acceso al alerta temprano.
En zonas críticas, se podrían sumar en esos meses bomberos vigías a más domos con cámaras. Todo puede servir antes de que el fuego se escape. Y como hay gente que los prende, en los meses de riesgo hay que patrullar más las zonas criticas, con un sentido de vigilancia activa, con Etac y Policía, por ejemplo. No puede ser que se sucedan tantos focos. Hay que tratar de detectar al que prende o que no lo haga porque percibe la vigilancia.
Creo que hay que ir también hacia un acceso de la comunidad a tecnologías de alerta más domésticas y de bajo costo, que pueden sumar también. Que se haga participar más a la comunidad.
Gustavo Nicola, jefe operativo de la Federación de Bomberos Voluntarios de Córdoba
1) No desaparecieron, depende de cada cuartel. Pero sí dejaron de ser una mecánica general como fue durante algunos años. Desde la Provincia no los exigieron más a los cuarteles de zonas de riesgo. La pregunta es si es una solución una persona sentada horas por día viendo si aparece un humo. Un domo con cámaras con sensores es más eficiente, ve mejor, detecta más y es permanente, todos los días las 24 horas.
2) Hace unos meses estuve en China, viendo el manejo de incendios forestales. Nos llevan años en tecnología, aunque tampoco estamos tan lejos. Ahora ya empiezan a usar Inteligencia Artificial, para mejorar la detección temprana con cámaras de detección y con drones.
Acá y en el mundo los incendios son cada vez más explosivos, más agresivos, más rápidos y mas difíciles de apagar. El cambio climático está incidiendo. Ya en el mundo se habla de otras tecnologías, de otros vehículos, para ser más ágiles y rápidos para detectar y también para llegar al foco. A eso hay que apostar en Córdoba.
Lucas Enrico, biólogo e investigador del Conicet en temas ambientales
1) La Provincia desarmó el sistema de vigías, que era fundamental para la detección temprana. Si bien hay ahora herramientas tecnológicas, como las imágenes satelitales de la Nasa para detectar focos de calor, había una ventaja con personas apostadas en el territorio para visibilizar columnas de humo con conocimiento geográfico de su zona. Porque aunque se usen herramientas tecnológicas, hay demoras en llegar.
2) Lo fundamental es más educación ambiental, incluso para concientizar para que pueda participar más la sociedad en los avisos tempranos de fuegos y en la prevención. Habría que tener un sistema efectivo de análisis de riesgo de incendios y mejorar los sistemas de detección. Sumar el rol de bomberos vigías a nuevas tecnologías de detección.
Y hay que ver que la forma en que las personas se comportan depende también de cuánto se hace cumplir la ley.
Fabián Vargas, subcoordinador de la Regional Calamuchita de bomberos voluntarios
1) “Cuando arrancó el Plan Provincial del Fuego, en 2004 o 2005, se armaron torres con vigías en los cuarteles de las zonas de mayor riesgo. Era la tarea para los bomberos que cobraban becas. Daban buen resultado en ese momento pero se fueron desactivando. También ocurrió que en las sierras las poblaciones fueron creciendo y ya se perdía visión.
En muchos sitios creo que sería útil volver a tenerlos, pero como una herramienta más y solo reposar en eso. Ahora, en días de mayor riesgo, sale gente de Etac y de algunos cuarteles a patrullar y visibilizar.
2) Para detección temprana hay que sumar tecnología, que cada vez hay más. Y en todo caso agregar vigías humanos como complemento. Cada vez es más clave llegar antes para poder controlar un fuego. Nos impresiona ver cómo se disparan cada vez más rápido. También importa que la gente avise urgente si ve humo.
Prevenir es central, pero hay que asumir que hay días complicados y lugares remotos que, por más que a la distancia los veas, los fuegos pueden dispararse. Por eso hay que llegar lo antes que se pueda.