El año pasado, cada 10 minutos, una mujer fue asesinada por su pareja o por un miembro de su familia, según los registros estadísticos de ONU Mujeres confeccionados a partir de información oficial suministrada por los Estados miembros de la mayor organización internacional existente.
El dato atroz revela, de manera clara y contundente, la magnitud de la crisis global de violencia de género que pareciera agudizarse sin solución de continuidad ni reparos.
La cifra desoladora no es sólo un número más: es un clamor de advertencia de que la violencia contra las mujeres sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas en el mundo.
De esa manera, el organismo especializado de la ONU, creado en 2010 con la misión de promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, nos confronta con una realidad dolorosa: los intentos y los avances en el abordaje de esta calamidad con el propósito de atenuar sus efectos en la transición hacia su erradicación como desafío superior han sido insuficientes por lo que el trance nos sigue interpelando con fuerza y reclama políticas de Estado y acciones colectivas urgentes.
Sola y en crisis
En Argentina -que hace 10 días, en absoluta soledad, votó en contra de una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la prevención y eliminación de todas las formas de violencia contra mujeres y niñas-, la situación es igualmente crítica.
Según el Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano” de la Casa del Encuentro, se comete un femicidio cada 28 horas, y entre el 1° de enero y el 31 de octubre de 2024, se registraron 217 femicidios. En la provincia de Córdoba, en lo que va de este año, el Observatorio de Violencia de Género de La Voz del Interior, anotó 11 crímenes violentos contra mujeres, dos de ellos cometidos en la ciudad de Córdoba.
Un dato en el que coinciden quienes gestionan e interpretan las estadísticas es que las adolescentes siguen siendo las más vulnerables. Casi una de cada cuatro mujeres de entre 18 y 19 años ha sufrido violencia de pareja. Este hecho es un claro indicio de que la violencia no sólo afecta a las mujeres adultas, sino también a las más jóvenes, aquellas en el inicio de su vida adulta.
Educar y amplificar las voces
Este lunes 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, comienza una nueva edición de la campaña internacional “16 días de activismo contra la violencia de género”, promovida por ONU Mujeres.
Desde hoy y hasta el 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), esta campaña busca visibilizar la violencia de género, fomentar la conciencia y movilizar a la sociedad para que el cambio se haga realidad.
Entre las acciones recomendadas por ONU Mujeres para este periodo se encuentran: la promoción de la educación sobre la violencia de género, la organización de actividades comunitarias inclusivas, y el uso de las redes sociales para amplificar las voces de las sobrevivientes y defensoras.
Es necesario que el Estado, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad en su conjunto se comprometan de manera decidida en la erradicación de la violencia de género. Las políticas públicas deben ser más efectivas, los instrumentos legales más robustos, y la prevención, una prioridad en la agenda global.
Ayuda escasa
A pesar de que el 78% de los países miembros de la ONU han asumido compromisos presupuestarios para implementar leyes contra la violencia de género, la asignación de recursos sigue siendo escasa: apenas el 0,2% de la ayuda oficial para el desarrollo mundial está destinada a la prevención de la violencia de género.
Esta situación nos obliga a reflexionar sobre lo que estamos haciendo mal y lo que debemos cambiar. Está claro que la violencia de género no reconoce fronteras y su abordaje de manera eficaz requiere de un compromiso colectivo, tanto a nivel local como global.
El desafío es colosal; no obstante, la deserción de la causa, la desidia y la indiferencia ante este espanto es inaceptable e improcedente en todo sentido, porque la vida de las mujeres está en juego.
