La ovalada corre hacia atrás mientras pasa de mano en mano en un sector del patio del Servicio Penitenciario de San Francisco. El “profe” Sergio Maldonado (51), activo y verborrágico, no cesa en el pedido: “Abajo, hay que taclear, dale”.
Son más de 30 los internos que corren en el predio sitiado por tejidos y bajo la atenta mirada del personal carcelario, inclusive del director del establecimiento, Marcos Romero. El sol se impone desde las alturas en un día frío. Y los mosquitos lo hacen en el llano, siendo otro rival a vencer.
En el césped, todos ponen lo mejor para sortear “la materia”, como llama Maldonado a la marca: “De frente no voy, no se puede pasar por arriba a la materia… hay que pisar de costado y salir”, educa y ante cada buena acción, exclama: “Sí, señor”, con un grito que intenta motivar a quienes pasan sus días encerrados en alguno de los siete pabellones de la cárcel de esta ciudad cordobesa.
Maldonado –quien recibe la ayuda de Román Pérez y Carlos Mina- jugó diez años al rugby en el San Francisco Rugby Club y luego se convirtió en referí. Le cuenta a La Voz que fue convocado en 2018 para este proyecto que surgió por obra del juez federal de San Francisco, Pablo Montesi, quien se dedicó a este deporte, y de un amigo, Damián “Tati” González, exjugador del Jockey Club Córdoba y entrenador.
La cárcel de San Francisco se convirtió en su momento en la tercera unidad penitenciaria de la provincia en tener un equipo de rugby, que se denomina Los Caranchos, inspirado en una iniciativa de 2009 en el penal de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, donde surgieron Los Espartanos.
El proyecto se replicó luego en más de 40 establecimientos de todo el país, que reúne a unos 250 voluntarios. En Córdoba, el complejo de Bouwer fue pionero y le siguió el de Río Cuarto.
Ganar en disciplina para los reclusos
E.A lleva dos años y 11 meses detenido. Aspira a fin de 2024 poder obtener la condicional. Es uno de los integrantes de Los Caranchos que el próximo miércoles viajará a la ciudad de Córdoba para participar de un encuentro en la cárcel de Bouwer con Los Leones de Judá, de la prisión de Cruz del Eje; Las Águilas del Imperio, de Río Cuarto, y Ruaj, de la Capital.
“El rugby es un gran deporte, te enseña mucha disciplina, conceptos. La verdad es que venimos entrenando mucho y estoy contento por participar”, reconoce E.A.
Para este interno de 32 años será la primera vez que jugará en una competencia de este tipo. Comenta que entiende que genera unión con los demás internos: “Armamos un grupo, una familia donde hay compañerismo y respeto entre nosotros”, considera.
Filosofía de vida
El proyecto de llevar el rugby a la cárcel de San Francisco surge en 2018, aunque tuvo un parate con la pandemia. En 2023 resurgió.
“El fin es traer la filosofía y los valores del rugby a estas personas que viven en el servicio penitenciario. En un comienzo se hizo un grupo grande por lo que se debió elegir a la gente por una cuestión de comportamiento, valores, responsabilidad”, explica Maldonado.
El “profe” que los guía en esta disciplina, agrega: “Lo que buscamos con ellos es que se inserten a la vida social con valores desde un deporte y empezamos desde acá”, entendiendo que su rol es pura y exclusivamente de enseñanza: “En sus historias tratamos de no meternos, las causas de por qué están presos. Nos enfocamos en lo deportivo, enseñamos la filosofía, que es un deporte de roce, de contacto, donde se debe tener temple, ese segundo de calma para no golpear y seguir jugando”.
