Unos 300 vecinos marcharon este miércoles por las principales calles de Río Tercero, para pedir “justicia por Silvia”. La muerte de Silvia Fria, de 43 años, enlutó a la ciudad el pasado sábado 7.
Se trata del primer caso de femicidio en Río Tercero, ocurrido en la ciudad, desde que ese homicidio es calificado con esa figura jurídica.
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En la causa que investiga la fiscal Paula Bruera, está imputado y detenido el esposo de la víctima Néstor Fabián Nieto (44), acusado de haberla asesinado a puñaladas, en su casa de barrio Monte Grande.
Según se anticipó en Tribunales, Nieto se declaró culpable, tras haber sido apresado horas después del crimen.
El imputado acababa de recuperar la libertad luego de su detención por hechos de violencia de género en contra de la ahora fallecida, quien lo había denunciado. Las denuncias por hechos de ese tipo fueron varias en los últimos años.
Dolor a flor de piel
En la concentración, en plaza San Martín, una amiga de Silvia contó que la víctima en reiteradas oportunidades había manifestado que cuando convivió varias veces había un arma o cuchillos sobre una mesa al lado de la cama. “Ella tenía miedo”, sintetizó. Y apuntó: “una vez fue a realizar una denuncia a la Policía y la hicieron esperar 10 horas para tomarle declaración”.
Con dolor, Cristina Pérez, mamá de Silvia, pidió justicia. Sin calmar el llanto agregó: “Era una excelente mujer, trabajó toda la vida por sus hijos; era luchadora”. Tras cobrar impulso arrimó: “No merecía morir así, ni un animal muere así como le hizo ese maldito”.
A la par, la tía de la víctima, Norma Fría, dijo que la recordaba con mucho amor: “Ella era buena madre; que él se pudra en la cárcel”.
La hermana de la víctima, Vanesa, contó que con ella eran ocho hermanos y Silvia era la mayor de las mujeres: “Que la Justicia haga algo, ella no merecía morir. Toda la vida estuvo amenazada, ella guardaba su familia, tenía miedo”.
Con una pancarta en la mano, su hermano Luis agregó: “Él la amenazó toda su vida, desde que se pusieron de novios. Queremos que nunca en su vida salga de la cárcel”.
Su prima, Karina Garelo, mencionó: “Ella siempre fue laburadora, pido la cadena perpetua para que él pague lo que hizo. Ella era tan sana, no sé por qué la Justica hizo salir a un loco. Ella tenía un pedazo de pan y lo repartía, era muy buena. Él pagará con toda su vida en prisión”.
El intendente Marcos Ferrer mandó una nota reflejando su solidaridad por el reclamo que estaban impulsando familiares de la víctima y varias organizaciones de la ciudad.
Desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh), Rosa Pobor, mencionó que la agrupación local conocía a Silvia, a quien calificó como “alguien que se animó a denunciar a su pareja y hasta tuvo botón antipánico”, lamentó el desenlace y reclamó que se haga justicia. Resaltó que “el sistema no acompañó porque no se controlan las restricciones ni el botón antipánico”. La definió como “luchadora, que aprovechó las oportunidades que les brindaron La Luciérnaga y Cáritas”.
En esas organizaciones sociales. Silvia se desempeñaba en tareas que le ayudaban a sumar ingresos al sustento familiar.
