“Encontré una forma de trascender y es dando vida a alguien”. La afirmación de Daniel Arnaldo Ríos se materializó este miércoles al donarle uno de los riñones a su amigo, Juan Ignacio De Pascuale.
Ríos, un sanjuanino radicado en Córdoba desde hace muchos años, fue autorizado en febrero por el juez N° 2 de Córdoba, Alejandro Sánchez Freytes, a donar el riñón a su amigo, que padece poliquistosis renal.
El caso evocó al de Dionisio Matías “Poli” Rodríguez, el joven que hace algunos meses se transformó en el donante de riñón de la esposa de un amigo que sufre de la misma enfermedad.
El caso de Ríos y Pascuale
Los sentimientos de afecto y la intención de mitigar el padecimiento del prójimo cercano llevaron a Ríos (43) expresar su altruismo. Ambos llevan años de una amistad a través de la que Ríos forjó inicialmente con Verónica De Pascuale, hermana del paciente.
Los vínculos fueron estrechándose entre el donante y la familia de su amiga, hasta interiorizarse de la situación de De Pascuale, padre de dos hijos (de 19 y 20 años) con poliquistosis, una insuficiencia renal en estado avanzado. Es la misma enfermedad hereditaria que aqueja a Verónica y por la que falleció el padre de ambos.
La salud del paciente comenzó a deteriorarse el año pasado, con el inicio de hemodiálisis. Eso apenó a Ríos, al límite de buscar una salida para la dificultad. “Me angustia muchísimo esta situación. Me duele saber que está sufriendo. Supe sobre la posibilidad de un trasplante para mejorar su calidad de vida, lo conversamos y le manifesté mi intención de ser su donante”, señaló hace algunos meses.
Si bien reconoció los riesgos, decidió realizar consultas con médicos del hospital Privado, a los que les expresó su altruismo para convertirse en donante y ahorrarle a su amigo el sufrimiento de la diálisis constante.
La decisión de ser donante
Ríos reflexionó sobre si debía transformarse donante y la posibilidad de que su familia pudiera necesitar, eventualmente, también un trasplante. “Pero mi familia no lo necesita. Fue un proceso interno de pensarlo varios meses”, agregó.
Le solicitaron entonces al juez Sánchez Freytes que autorizara el trasplante entre donante y receptor vivo no relacionado. Debido a que el vínculo parental que fija la ley 27.447, de Trasplante de Órganos, lo permite en casos de parentesco por consanguinidad, ellos como no familiares solicitaron la autorización judicial.
El fiscal federal N° 1, Enrique Senestrari, dictaminó que el consentimiento del donante era informado, libre y voluntario, de acuerdo con los informes de los peritos, y el juez autorizó el trasplante.
Emoción y sensaciones
“Es tan linda la historia y tantos contenidos diferentes. Daniel es mi otro ‘hermano’. Al yo no poder donar porque tengo lo mismo, él tomo el rol”, contó a La Voz Verónica sobre la amistad que los une.
“A Daniel en su trabajo le hicieron tomar vacaciones. Hay un espacio vacío en la ley y no hay una licencia que lo cubra por donante de órganos en vida, queda a merced del empleador”, lamentó Verónica.
Pasadas las 14, los médicos del Privado le informaron a la familia que ambos se encontraban bien tras la cirugía.
