El control de la presión arterial en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) recibió una nueva validación científica.
Un reciente análisis internacional del ensayo Sprint (Systolic Blood Pressure Intervention Trial), liderado por la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, concluye que la totalidad de los adultos con ERC obtendría beneficios que superan los posibles riesgos al mantener una presión arterial sistólica (PAS) objetivo inferior a 120 mmHg, en comparación con un objetivo menos estricto de 140 mmHg.
Esta nueva investigación aporta datos cruciales que podrían ayudar a definir la cifra óptima de presión, un tema históricamente debatido entre los expertos en nefrología.
Los resultados del análisis se presentaron oficialmente en la Semana del Riñón de la ASN 2025, que se celebró del 5 al 9 de noviembre en Houston, Estados Unidos.
El estudio evaluó la relación beneficio-riesgo en 2.012 participantes diagnosticados con ERC.
Consenso sobre el objetivo de 120 mmHg
Los investigadores se enfocaron en simular las preferencias de los participantes respecto a los beneficios y los riesgos de la reducción intensiva de la presión arterial.
Los beneficios analizados incluyeron la reducción de la mortalidad, la prevención de eventos cardiovasculares y la disminución del deterioro cognitivo.
Estos resultados favorables se sopesaron frente a los riesgos relacionados con la intensificación del tratamiento, tales como las visitas a urgencias o las hospitalizaciones por síncope y lesión renal aguda.
Al considerar que los beneficios de la reducción intensiva eran mucho más importantes que los riesgos, el 100% de los participantes obtuvieron un beneficio neto positivo a favor de alcanzar el objetivo de 120 mmHg.
Incluso al simular que los beneficios y los riesgos tuvieran una importancia intermedia similar, nueve de cada diez participantes (el 90%) mantuvo un beneficio neto a favor del control intensivo de la presión arterial.
Beneficios mayores en casos avanzados
El análisis mostró particularidades en función del estadio de la enfermedad renal.
Las personas con ERC más avanzada (tasa de filtración glomerular de 20 a 44 ml/min/1,73 m2) experimentaron mayores efectos adversos relacionados con el tratamiento intensivo.
No obstante, este mismo grupo también obtuvo mayores beneficios, lo que derivó en un beneficio neto general superior para los pacientes con ERC más avanzada, incluso comparado con aquellos en estadios iniciales (45 a 59 ml/min/1,73 m2).
Alan Vera, estudiante de medicina de la Universidad de California en Davis y autor correspondiente del estudio, subrayó la importancia de la personalización de los resultados.
Vera comentó que el estudio “demuestra que la evidencia sobre los objetivos de presión arterial del estudio Sprint se puede personalizar para adultos con hipertensión y ERC utilizando los riesgos estimados y las preferencias de cada individuo”.
Estos hallazgos concuerdan con las directrices de las Guías KDIGO, las cuales ya sugieren un objetivo de presión arterial sistólica inferior a 120 mmHg para adultos con hipertensión y ERC. Se espera que estos datos faciliten las conversaciones de toma de decisiones compartidas, ayudando a superar la inercia terapéutica en el manejo de la presión arterial en este grupo de pacientes.
























