En 1983, una enfermera tomó en sus brazos a una bebé recién nacida y la llevó rápidamente a su hogar particular. Les dijo a sus familiares que la cuidaran y que después les explicaba qué sucedió. Días después fue a buscarla una mujer, oriunda de la ciudad de Córdoba, que la adoptó y la llamó Lía Montel de la Roche.
Esa fue la historia que le contaron a Lía toda su vida. Pero siempre la inquietó saber quién la engendró y dónde nació. Esa búsqueda de su identidad la moviliza.
Su acta indica que nació en Eldorado (Misiones). La llevaron desde el Hospital Samic, pero desconoce si su madre parió allí o simplemente fue un punto de encuentro.
“Nací en Misiones, me llevaron de bebita a la ciudad cordobesa de Arroyito y hace 13 años que estoy en San Francisco. A mi mamá se le complicaba adoptar porque era divorciada y entonces en Córdoba no podía; un amigo de mi abuelo que era médico y hacía su residencia de especialidad en el hospital Samic, de Misiones, le dijo que se anote allá”, contó a La Voz.
La mujer tiene a su madre y con ella lleva adelante una muy buena relación, aunque decidió no hablar más sobre su origen con ella. La familia se completó con su hermana Iris, también adoptada, pero la historia es diferente.
Armar la historia
Con toda esa carga sentimental y motivada por los hechos sobre su búsqueda, escribir se transformó en una forma de vehiculizar sus sentimientos. Así nació el libro Mientras me encuentro.
En esas páginas –que se conocerán este 28 de junio cuando se presenten en el Centro Cultural de San Francisco a las 20.30– Lía cuenta lo confuso que resulta develar su origen.
“Me dijeron que el médico le pidió a una enfermera que encontrara una bebé para su madre. Ni bien nació se la dieron y estuvo 15 días en casa de los padres de esa enfermera donde después la buscó su madre adoptiva”, explica ella.
En 2020 se dio un punto de quiebre y retomó la investigación para conocer la verdad. Accedió al expediente de adopción donde existen lo que ella considera adulteraciones y en el acta de guarda hay datos que en realidad se corresponden con un hombre del sur del país.
“Decidí que tenía que averiguar como fuera. Incluso mi hermana también quiso hacerlo y la encontré a su mamá en un solo día; ellas se conocieron también es de Eldorado y la entregó voluntariamente. Hablé con la enfermera y le pedí que me cuente cómo fue que me recibió y entregó después. Ella me dijo que estaba trabajando y le avisaron que estaba la bebé que un médico había pedido para una amiga. Con una médica la llevaron a la casa de sus padres y la cuidaron. Le pregunté si entonces no me habían robado, pero hasta el día de hoy no lo asume así”, expresa.
Con la ayuda de un abogado, sigue adelante esperando que un proceso judicial por supresión de identidad sirva para esclarecer qué irregularidades hubo alrededor de su adopción.
Mientras tanto, lucha contra esa idea de “no saber si uno es de allá o de acá”.
“No sé si mi mamá tiene la verdad absoluta en todo, pero sí en algunas cosas. Me llevó tiempo pero la perdoné”, cerró.
