Alejandro Escudero Salama, exsubirector de Gestión Administrativa del hospital Neonatal de la ciudad de Córdoba, decidió ampliar este martes su declaración. Aseguró que fue él quien promovió la denuncia penal y brindó detalles sobre la reunión que mantuvo el 16 de mayo con el fiscal Guillermo González. El abogado está imputado por omisión y encubrimiento agravado.
Contó que su función en el hospital era meramente administrativa y que lo que más le entusiasmaba era trabajar con el equipo de salud para que se garantice la Ley de Parto Respetado.
Según su relato, al ser convocado por la entonces directora Liliana Asís –para hacerse cargo de la subdirección administrativa–, su primera tarea fue organizar el área de Recursos Humanos del hospital. “Recuerdo que había una persona que hacía un año que no iba a trabajar, y varios casos similares. Hacía falta cierto orden”.
“Liliana (Asís) era obsesiva con su trabajo”, contó, y relató que entre sus preocupaciones también figuraba mejorar la iluminación del edificio, que se hacía oscuro después del atardecer, y conseguir insumos para el Banco de Leche.
Una de las fechas clave que el abogado recuerda fue una reunión con Alicia Ariza, la entonces jefa de enfermería del hospital, para atender varios reclamos del personal de salud. Escudero rememora ese evento como una reunión heavy (pesada) ya que eran varios los pedidos: desde mejoras salariales hasta la ropa de trabajo. Fue una reunión catártica, recuerda, a la que luego se sumó Asis.
Escudero se especializó en salud, género y diversidad; y estaba organizando una charla para prevenir la violencia dentro del hospital.
El caso de Damaris
Hecha esta aclaración, el abogado se explayó sobre cómo tomó conocimiento de los hechos investigados en el juicio oral y público que tiene lugar en la Cámara Séptima del Crimen de la ciudad de Córdoba.
“Un día de fines de abril de 2022 llego a mi oficina y me encuentro con una mamá. Ella estaba acompañada por su pareja, muy angustiada. Y me dijo que necesitaba ayuda para sacar un turno, creo que con un genetista. Estaba muy compungida y entonces llamé a la psicóloga que la atendía y les presté mi oficina para que hablaran en privado”.
Escudero relató que en ese momento se enteró de que Damaris había sufrido un destrato. “Ella nombró a una enfermera, que no era Brenda Agüero, y le dijo que colaborara. ‘Si le pasa algo a tu bebé, la culpa va a ser tuya’”, relató el abogado, citando el testimonio de Damaris.
Era Damaris Bustamante, cuyo bebé falleció en el hospital el 23 de abril.

“Yo le explicaba a Liliana (Asís) que existía una ley de Parto Respetado. Y me costaba que ella entendiera. Yo le decía que esa ley se había creado porque, en la práctica, aunque todos la conocieran, eso no se cumplía”.
Escudero contó que pidió a los padres que elaboraran un manuscrito en el que contaran todo lo que había pasado el día del parto. Y con la ayuda de un asistente de Recursos Humanos, solicitó a tres áreas (Obstetricia, Enfermería y Neonatología), que entreguen la nómina de todo el personal que había intervenido en el parto de Damaris. “El área de Neonatología se negó a darme esa nómina, porque alegó que si era un problema con la madre, esa especialidad no había participado”.
Un dato llamó la atención: según su relato, una vez que recibió la nómina de enfermería con el personal que había intervenido en el parto de Damaris, no figuraba el nombre de Brenda Agüero. “En el listado no estaba su nombre. Había una Brenda, pero no era Agüero”, relató.
El abogado contó que fue muy difícil obtener los descargos de los profesionales que habían intervenido en ese parto. “Algunos llegaron en tiempo, otros no. Pero había un sentimiento generalizado de que iban a recibir sanciones. Una de las profesionales me consultó si iba a empezar a perseguir al hospital”.
Escudero manifestó que percibió una gran dificultad para implementar medidas de prevención contra la violencia de género en el hospital. “Ninguno reconoció el hecho. Eso abonaba mi tesis de que iba a ser muy difícil trabajar en esas temáticas en el hospital”.
La reunión con el fiscal
A partir del “revuelo que se generó por Cidi”, ya que todos los pedidos de descargo se solicitaron por Ciudadano Digital, Escudero contó que mantuvo una reunión con Asís, a la que se sumaron Martha Gómez Flores (entonces jefa de Neonatología) y Adriana Moralez, quien en ese momento estaba a cargo del Comité de Seguridad del Paciente.
Según su relato, Escudero se entera allí de que las médicas se encontraban frente a una cuestión sanitaria inédita, en la que se hablaba de pinchazos extraños y reacciones no esperadas. Que se estaban barajando hipótesis, entre ellas, el efecto adverso de la vitamina K, y que estaban esperando un reporte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).
Escudero contó que por ese entonces tenía prevista una reunión con el fiscal Guillermo González para organizar una capacitación en el hospital tendiente a prevenir la violencia de género. “Le pregunté a Liliana (Asis) si le parecía pertinente que le mencionara sobre este tema y me contestó que sí. Fue idea mía hablar con Guillermo”.
El abogado negó que esa reunión se haya concretado en secreto y que tuvo lugar en Tribunales II. “Al tiempo llegó el médico forense Moisés David Dib. Guillermo me lo presentó como un referente sanitarista. Charlamos durante mucho tiempo sobre las capacitaciones al equipo de salud y luego le comenté sobre las descompensaciones inesperadas, los estudios de causa raíz y las lesiones. No pude dar muchos detalles técnicos, porque los desconocía. Dib dijo que conocía a Asís, y González sugirió que los pusiera en contacto”.
En esa reunión, que luego derivó en una causa judicial paralela, Escudero comentó que el médico forense sugirió que se realizara una biopsia. Y que se implementara la seguridad mediante cámaras. Consultado por su abogado defensor, Claudio Orosz, sobre si el Ministerio de Salud provincial tenía conocimiento de esos hechos en ese momento, el abogado relató: “Como el reporte sobre los posibles eventos adversos de la vitamina K se realiza al área central, se suponía que el Ministerio sí estaba al tanto”.
Escudero relató que en la reunión con González se concluyó que se necesitaban más datos y que “con los elementos que yo llevaba no era viable hacer una demanda”, pero que el fiscal quedaba a disposición.
Al día siguiente, cuando pasa el reporte de esa reunión a Asís y Gómez Flores, contó que consultó si hacía falta algo más. Pero la respuesta fue que no, porque “todavía estaban esperando los resultados del reporte de la vitamina K”.
Agregó que no se enteró sobre la muerte del 23 de mayo, ya que no había sido barajada como dudosa en las primeras reuniones en el hospital.
La denuncia penal
Su relato saltó hasta la siesta del 6 de junio. “Me encontré con Moralez y (la médica Marcela) Quaglia. Me hablaron de una muerte muy dudosa y había mucha preocupación por otras tres descompensaciones. Se sospechaba que uno de ellos no iba a sobrevivir. Yo les indiqué que debían hacer una denuncia penal”.
Agregó que la ley establece que a esa denuncia la debe realizar el médico tratante o el médico de guardia, lo que sugirió, según su relato. Y al día siguiente, en parte por el pedido insistente del personal de que se cerrara el hospital, se presentó en el Ministerio de Salud provincial junto con Liliana Asís.
Escudero contó que fueron recibidos por el entonces secretario de Salud provincial, Pablo Carvajal, y que Asís llevaba una carpeta con hojas desordenadas. En ese momento no se hablaba de 14 o 13 casos, contó, sino de casos en general. “La directora comentó que se había hecho la denuncia judicial y hablaron sobre cuestiones médicas”. En ese momento dijo que se hizo la consulta a otros hospitales para saber si estaban encontrando cosas similares. “Llamaron a la entonces jefa de farmacia, creo que por el tema de la vitamina K. Y ahí Carvajal me dijo que iba a hablar con el ministro Cardozo”.
El exsubsecretario del hospital dijo que no volvió a reunirse en el Ministerio. Y que el 26 de julio aceptó el cargo de sumariante en la investigación fiscal preparatoria, y respondió los oficios de Raúl Garzón.
“Hasta el 26 de julio nunca tuve indicios de que aquí pudiera haber una conducta humana. Nunca nadie me dijo que estén sospechando de una persona. Hoy suena algo increíble, pero real”.
Escudero concluyó la ampliación de su declaración diciendo que nunca intentó hacer desaparecer pruebas y que la decisión siempre fue contribuir con la Justicia.
Al final, rompió en llanto cuando recordó a sus hijos: “Ellos son mi sostén. Lamento que las mamás que están aquí presentes no puedan disfrutar de sus hijos y encontrar en ellos las fuerzas que yo encuentro para sobrellevar este momento”.