Son las 7.30 y Pablo acaba de descargar la última media res del camión. Hace cuatro años que se dedica a esta tarea. Carga unos 100 kilogramos por cada pieza, y siempre sobre sus espaldas.
Cuando recibió la noticia sobre la restricción a su tarea, primero tuvo un poco de temor. “Pensé que los que nos íbamos a joder íbamos a ser nosotros. Tal vez el recorte podía venir por nuestro lado, porque los que siempre ‘pagamos los platos rotos’ somos los que tenemos menos fuerza a la hora de decidir”, dijo acodado en el paragolpes trasero del camión refrigerante.
Pero para su sorpresa, el 1° de noviembre le comunicaron que ahora iba a poder manejar un medio mecánico para la descarga. “Trabajo en frigorífico La Superior, que queda en Villa Allende. Nos fabricaron unos carros que sirven para acomodar la media res y no dañarla”, expresó.
De acuerdo con su reciente experiencia, el carro ayuda a la tarea. Aunque también la vuelve más lenta y presenta algunos desafíos. En la empresa donde lo emplean le adelantaron que no iban a esperar más tiempo para implementar este nuevo mecanismo.
“La cosa se va a complicar en las carnicerías más chicas. También nos toca entrar a locales donde hay cajones de verduras, mercadería de almacén, y si bien el carro es angosto, se van a tener que cambiar algunos objetos de lugar”, adelantó.
Consultado sobre el traslado de carne trozada, el hombre se mostró reticente a esa propuesta. “Me parece que vamos a estar peor que antes. Está bien bajar la carne y descansar los hombros; es bueno siempre y cuando no terminemos haciendo el triple de trabajo”, consideró.
Junto con otros peones que compartían con él un turno de reposición de mercadería, los “bajadores” explicaron que trasladar trozos de carne podía ser más inconveniente que hacerlo con media pieza.
“A la media res me la acomodo sobre los hombros y voy caminando derecho. Al apoyarla sobre la espalda, encuentro rápido el equilibrio y distribuyo bien la fuerza. Pero si me dan un paquete de carne de 35 kilogramos que tiene forma ovalada, voy a tener que duplicar el esfuerzo”, señaló Marcos, otro “bajador” que prefirió no identificar al frigorífico que lo emplea.
Los trabajadores que se encontraban realizando una tarea similar coincidieron en una sola conclusión: si se troza una media res, la cantidad de viajes que se van a realizar entre el camión y la heladera va a aumentar.
“Trabajar con el carro ya va a impactar en el precio de la carne. Porque no vamos a poder bajar la misma cantidad de medias reses (calcularon unas 60 descargas por jornada en los mercados centrales) con los carritos. Vamos a necesitar horas extras”, contó Pablo.
También coincidieron en que el esfuerzo físico se ve claramente disminuido cuando pueden transportar la carne con un soporte mecánico.
Los carniceros toman la medida con incertidumbre
En las carnicerías todavía se impone la incertidumbre en cuanto a la prohibición de la descarga de medias reses a fuerza humana. Sin embargo, por el momento no se han visto afectados por los anuncios, dado que los frigoríficos deben ocuparse de la reposición de carne.
No obstante, ven con reparos la idea del trozado. “Los cordobeses están acostumbrados a pedir la carne por corte. No sabemos qué va a pasar cuando nos entreguen los trozos. Nos preocupa que se dañe algún músculo que tenga alto valor de mercado”, confesó Darío Juárez, dueño de una carnicería de barrio Empalme, en la zona sudeste de Córdoba capital.
Sobre este aspecto, el comerciante indicó que hay cortes como el asado que en las carnicerías se preparan de acuerdo con la clientela. “Pienso en el trozado y trato de imaginarme cómo vamos a vender la bola de lomo, o el mismo cuadril, que obtenemos directamente de la media res y que son piezas delicadas”, expresó.
Para Fernando, un carnicero de la zona norte de la ciudad, la medida es beneficiosa porque “persigue el cuidado de la salud de los trabajadores”. El ahora dueño antes fue “bajador”. “Cuando vienen a descargar, siempre les doy 100 pesos a los muchachos. Muchas veces no vemos el gran esfuerzo que hacen”, criticó.
Según su punto de vista, con el tiempo este cambio se va a ir amoldando y dejará de presentar las preocupaciones que hoy despierta. “A mí me dicen que voy a tener que reformar la carnicería, que tendré que agregar un sistema mecánico para ayudar a la descarga. Estoy dispuesto a hacerlo porque lo otro es inhumano”, sostuvo.
En cambio, para carnicerías que sin ser mayoristas manejan un gran volumen de venta, la medida puede tener puntos a favor y otros en contra. Este medio consultó a dos cadenas de carnicerías. En ambos casos, el hecho de recibir trozos de carne se presenta como una posibilidad para “ahorrar algo de espacio y tiempo de trabajo”.
“Si la carne ya viene trozada y envasada, vamos a necesitar menos capacidad de almacenamiento. También puede resultar más simple la manipulación de la carne”, coincidieron los mayoristas.
Por otra parte, calcularon que el tiempo de descarga podría aumentarse de manera considerable. “Tal vez esto obligue a abrir los negocios antes, lo que aumentaría los costos”, lamentaron.
Pero más allá de estos bemoles, todas las voces manifestaron que aún es pronto para sacar conclusiones. Lo que por ahora se impone es una cierta desconfianza sobre la medida.
Aunque también hay acuerdo en que la bajada de carne a hombro de los peones es un sistema que “se quedó en el tiempo y tiene que actualizarse”.