NUEVA YORK. Una polilla australiana sigue las estrellas durante su migración anual, utilizando el cielo nocturno como una brújula, según un nuevo estudio.
Cuando las temperaturas aumentan, las polillas nocturnas Bogong vuelan aproximadamente 1.000 kilómetros (620 millas) para refrescarse en cuevas cerca de los Alpes Australianos. Luego regresan a casa para reproducirse y morir.
Las aves navegan rutinariamente a la luz de las estrellas, pero las polillas son los primeros invertebrados conocidos, o criaturas sin columna vertebral, que encuentran su camino a través de distancias tan largas utilizando las estrellas.
Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo cómo las polillas viajan a un lugar en el que nunca han estado.
Un estudio anterior insinuó que el campo magnético de la Tierra podría ayudar a guiarlas en la dirección correcta, junto con algún tipo de referencia visual como guía.
Dado que las estrellas aparecen en patrones predecibles cada noche, los científicos sospechaban que podrían ayudar a guiar el camino.
Polillas, en simulador de vuelo
Colocaron polillas en un simulador de vuelo que imitaba el cielo nocturno sobre ellas y bloqueaba el campo magnético de la Tierra, observando hacia dónde volaban. Luego desordenaron las estrellas y vieron cómo reaccionaban las polillas.
Cuando las estrellas estaban como debían, las polillas aleteaban en la dirección correcta. Pero cuando las estrellas estaban en lugares aleatorios, las polillas se desorientaban. Sus células cerebrales también se excitaban en respuesta a orientaciones específicas del cielo nocturno.
Los hallazgos se publicaron el miércoles en la revista Nature.
Kenneth Lohmann, quien estudia la navegación animal en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y no participó en la nueva investigación, afirmó: “Fue una demostración muy clara e impresionante de que las polillas realmente están usando una vista del cielo nocturno para guiar sus movimientos”.
Los investigadores no saben qué características del cielo nocturno utilizan las polillas para encontrar su camino. Podría ser una franja de luz de la Vía Láctea, una nebulosa colorida o algo completamente diferente.
Sea lo que sea, los insectos parecen depender de eso junto con el campo magnético de la Tierra para realizar su viaje.
Otros animales utilizan las estrellas como guía. Las aves toman señales celestiales mientras surcan los cielos y los escarabajos peloteros ruedan sus restos a distancias cortas mientras usan la Vía Láctea para mantenerse en curso.
Es un logro impresionante para las polillas Bogong, cuyos cerebros son más pequeños que un grano de arroz, depender del cielo nocturno para su odisea, dijo el autor del estudio David Dreyer de la Universidad de Lund en Suecia.
Dreyer expresó: “Es notable que un animal con un cerebro tan diminuto pueda realmente hacer esto”.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
