El limón es uno de los ingredientes más versátiles de la cocina argentina: lo usamos en aderezos, infusiones, postres, carnes y hasta en trucos de limpieza. Sin embargo, una vez que lo cortamos, conservarlo en buen estado se vuelve una tarea complicada.
Muchos lo dejan en la heladera, otros lo olvidan en la mesada, pero en ambos casos el resultado es el mismo: al poco tiempo se seca, se oxida o pierde todo el jugo.
El error más común: dejarlo expuesto al aire
Al cortar un limón y no usarlo por completo, es habitual guardarlo sin protección, con la parte abierta al descubierto. Pero este simple gesto acelera el proceso de oxidación, reseca la pulpa y disminuye su sabor y aroma en apenas uno o dos días.

El truco definitivo para que dure más
La mejor manera de conservar un limón cortado es colocarlo en un recipiente hermético con la parte cortada hacia abajo, sumergida en un poco de agua. Este truco casero impide que el aire entre en contacto con la pulpa y ayuda a mantener su humedad y frescura.
Además, podés guardar ese recipiente en la heladera, para prolongar aún más la vida útil del cítrico.
Con este sistema, el limón puede durar entre 5 y 7 días en buen estado, sin secarse ni perder sus propiedades. Eso sí: se recomienda cambiar el agua cada dos días para evitar que se acumulen bacterias.
Este truco simple no sólo permite ahorrar limones, sino también evitar el desperdicio en la cocina. Es ideal para quienes cocinan en porciones pequeñas o usan el jugo en forma esporádica.
¿Se puede conservar el limón ya exprimido?
Sí. Si solo usaste el jugo y querés guardarlo, lo mejor es colocarlo en un frasco de vidrio limpio con tapa hermética y guardarlo en la heladera. En esas condiciones puede durar entre 3 y 4 días sin problemas. Para conservarlo por más tiempo, también podés freezarlo en cubeteras, así tendrás siempre jugo listo para usar en porciones individuales.
Evitá guardar el jugo en recipientes de plástico, ya que el ácido cítrico puede reaccionar con algunos materiales y alterar el sabor o la calidad del líquido.
¿Y la cáscara? También se puede aprovechar
La parte externa del limón también tiene múltiples usos y no deberías tirarla. Si la cáscara no está en mal estado, podés rallarla y congelarla en bolsitas para tener siempre a mano un toque de sabor extra para postres, infusiones o platos salados.
Otra opción es dejarla secar al sol o en horno muy bajo y usarla como aromatizante natural para ambientes, o como parte de infusiones caseras.