Durante años se habló de que una copa de vino al día podía ser “saludable”. Hoy, la evidencia científica es clara. No existe una cantidad segura de alcohol. Incluso dosis bajas pueden aumentar el riesgo de cáncer, alterar hormonas, afectar la digestión e impactar la salud mental.
El alcohol es una sustancia tóxica, psicoactiva y adictiva y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer lo clasificó hace décadas como carcinógeno del Grupo 1. Este es el grupo de mayor riesgo, que también incluye el amianto, la radiación y el tabaco.
Según los expertos, en última instancia se trata de una experiencia muy personal sobre qué significa demasiado. Algunas personas no sienten impacto con niveles bajos de alcohol, mientras que quienes beben más cantidad pueden empezar a tener problemas de salud.
Hasta una sola copa puede dañar el cerebro
La doctora Brooke Scheller, especialista en Nutrición Clínica y fundadora del programa Sobriedad Funcional, advierte que “el alcohol ha sido pasado por alto como causa de muchos problemas de salud, aunque ya se reconoce como carcinógeno y aumenta el riesgo de al menos siete tipos de cáncer”.
Scheller explica que muchas personas recurren al alcohol para sobrellevar la fatiga, la ansiedad o los cambios de humor causados por deficiencias nutricionales o desregulación de la glucosa en sangre.
Entonces, restaurar los nutrientes, equilibrar hormonas y mejorar la microbiota intestinal puede reducir notablemente la necesidad de beber.
Alimentos que ayudan a controlar los antojos y cuidar el cerebro
Para disminuir el consumo de alcohol, los expertos recomiendan:
- Proteínas en cada comida y tentempié: ayudan a regular la glucosa y a minimizar los antojos.
- Snacks proteicos por la tarde: si aparece el deseo de beber, podría ser hambre.
- Alimentos que cuidan el estado de ánimo y el cerebro: pescado, frutos rojos, nueces, semillas de chía, verduras de hoja verde, remolacha y brócoli, que reponen nutrientes agotados por el alcohol.
Dejar o reducir el consumo de alcohol puede ser un desafío, pero la especialista subraya que es una decisión que fortalece la salud y el bienestar.
“No es una debilidad, es una fortaleza”, asegura. Adoptar hábitos nutricionales conscientes no sólo protege el organismo, sino que también mejora el estado de ánimo y la energía diaria.
Los riesgos empiezan desde la primera gota
Para identificar un nivel “seguro” de consumo de alcohol, se necesitaría evidencia científica válida que demuestre que, a partir de cierto nivel, no existe riesgo de enfermedad o lesión asociado con el consumo de alcohol. La nueva declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aclara: la evidencia disponible actualmente no puede indicar la existencia de un umbral a partir del cual los efectos cancerígenos del alcohol se activen y comiencen a manifestarse en el cuerpo humano.
Además, no existen estudios que demuestren que los posibles efectos beneficiosos del consumo ligero y moderado de alcohol sobre las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2 superen el riesgo de cáncer asociado con esos mismos niveles de consumo de alcohol para los consumidores individuales.