Los hermanos Matías y Lucas Gutiérrez aprendieron el oficio de herrería de su padre. Durante la pandemia de Covid 19, al mayor se le ocurrió hacer una casa rodante para viajar con su esposa, sin tener que contratar hoteles y para estar en contacto con la naturaleza.
Así, con las comodidades que siempre soñaron para pasear, nació la primera “minirrondante” riocuartense, con el rasgo distintivo de un resistente chasis de acero reforzado.
“En un momento se nos ocurrió publicarla a ver si se vendía y al toque salió un interesado de Tucumán. Como era algo novedoso, nos empezaron a pedir. Ahí surgió la idea de hacer más. Yo renuncié a mi trabajo de 12 años en una empresa y nos largamos con esto con mi hermano. Hicimos otros diseños, nos fue muy bien”, cuenta Lucas a La Voz.
Los Gutiérrez son cinco hermanos, dos involucrados de lleno en el proyecto, junto con sus compañeras Paola y Melisa. Hoy Matías tiene 25 años y Lucas, 37. Otro hermano, de 20 años, colabora esporádicamente. Matías y Lucas ya tenían experiencia en el acondicionamiento de motorhomes y casas rodantes y en la fabricación de carros y de lanzas.
“En su herrería, mi papá nos llevó de la mano y nos enseñó todo. Él hacía soldaduras hasta de caños de gas. Nosotros fusionamos ideas, hacemos estructuras, trabajamos en tapicería, hacemos los exteriores en un plástico reforzado con fibra de vidrio resistente a las piedras. También vendemos toldos, campers para utilitarios Partner y para vehículos más pequeños”, señala Matías.
A los hermanos les entusiasman los desafíos, como pensar el modo de organizar una y otra vez el espacio y los revestimientos en los motorhomes que los clientes les llevan. “Todo el tiempo llegan a la herrería clientes con ideas innovadoras; algunas se pueden llevar a cabo y otras no”, dicen, y revelan que no descansan hasta que definen cada detalle con el fin de darle el mayor confort a los viajeros.
Cada minirrodante les insume unos dos meses y medio de trabajo. Ya ruedan por el país una decena. “Trabajamos con un ingeniero que verifica que todo lo que hacemos sea acorde a la ley para seguridad del usuario, chequea todo, los bulones, los refuerzos, y certifica y pone la firma para que el vehículo se pueda homologar”, explican.
“Lo que nos gusta a nosotros es que la gente vea que con la minirrodante podés ir donde querés; si querés dormir a la orilla del lago, o viajar mucho, lo que sea. Nada más lindo que poner la pava y sentirse instalado en el paisaje. Eso no tiene precio”, remarca Matías.
El eslogan del emprendimiento es “tu hogar en cualquier parte”. Lucas insiste con la idea: “Es como cumplir un sueño, viajar sin depender de un hotel. Salir, andar, parar donde uno quiere para disfrutar de la naturaleza”.
Emprender, intentar
“Si uno tiene una idea, hay que emprender cuanto antes”, refuerza en tono de contagio a otros.
“No hemos podido hacernos una para nosotras porque siempre los clientes están ansiosos porque las entreguemos. Pero siempre las probamos antes de entregarlas, les hacemos viajecitos cortos y aprovechamos para hacer videos. Ahora, por la situación económica, estamos haciendo la más básica, sin tantos accesorios”, explican.
Los hermanos agradecen la confianza de los clientes que les entregan sus vehículos para hacer modificaciones y adaptaciones. “Ven las publicaciones en redes, les gusta la novedad, hay muchos que llegan por recomendación. También están los que se frenan cuando la ven instalada en el lago o en un balneario”, señalan. “Están causando sensación”, bromean.
Comentan que si bien en el mercado hay productos parecidos, creen haber sido los primeros en hacer la estructura de acero con los conocimientos familiares de herrerías.
Matías confía: “No sé cómo estaremos en comparación con los precios. Es un trabajo muy artesanal, pero tratamos de hacer el precio más bajo y asegurar el tiempo de entrega. Sé que muchos han copiado versiones de cocina que se nos ocurrieron, pero no hay problema por eso. El sol sale para todos”.
Ambos alientan a quienes tengan ideas para emprender, “que se lancen cuanto antes”. “Si hay algo de lo que nos arrepentimos y que sería nuestro consejo para emprendedores, es de no haber empezado con esto antes, porque, la verdad es que al principio cuesta, como todo, pero después agarra envión”, testimonian.
Mientras, las casas minirrodantes nacidas en la herrería de Río Cuarto se van multiplicando.
