Con un carácter imperturbable, su mirada penetrante y vestido con un buzo color beige, Santiago Alberto Campos Matos escuchó este miércoles en la Cámara Sexta del Crimen de la ciudad de Córdoba su condena a prisión perpetua por haber asesinado y desaparecido a Anahí Bulnes, el 5 de diciembre de 2022.
Ya no hay dudas: Campos Matos asesinó a Anahí Bulnes, desmembró su cuerpo y lo arrojó a la basura. Su odio, su sadismo y su desprecio por las mujeres, en especial por las trabajadoras sexuales, quedó demostrado a lo largo del juicio.
El tribunal, compuesto por Enrique Buteler, Pablo Brandan Molina y Mónica Traballini, junto a los jurados populares, votó por unanimidad sentenciar con prisión perpetua a Campos Matos, la única posible para la calificación del delito que se le imputaba: homicidio calificado por mediar violencia de género (femicidio).
La condena coincidió con el pedido que habían hecho el fiscal de la Cámara, Fernando Palma, junto a la fiscal adjunta Eugenia Pérez Moreno –quien instruyó la causa– y la solicitud de la querella, representada por Daniela Morales Leanza y Nicolás Ruades.
“Sabemos que ella ya no está en este mundo, está en el cielo y desde allá nos ilumina. Pedimos a Dios más amor y menos odio para este mundo”, dijo Verónica Bulnes, una de las hermanas de Anahí al concluir la audiencia.
“No queremos que (Campos Matos) salga nunca más para que no dañe a ninguna otra mujer”, agregó Carlos Bulnes, padre de Anahí quien se mostró agradecido con la investigación y el proceso judicial.
Carlos escribió una carta que fue leída en la sala antes de conocerse la sentencia: “Tus tres hijas, nuestras nietas, están haciendo un esfuerzo enorme para estar mejor y te doy mi palabra hija, de que cuidaré de ellas hasta el último día de mi vida porque son nuestro gran tesoro. No sabes cómo sentimos tu ausencia, no sabes cuánto nos dueles Anahí. La forma en la que te fuiste de este mundo duele aún más”, reza la emotiva misiva que emocionó a todos los presentes.
Anahí desapareció el 5 de diciembre de 2022 y no se supo qué había pasado con ella hasta fines de ese mes cuando surgió la sospecha de que había desaparecido en la zona del Centro de la ciudad de Córdoba, mientras ejercía el trabajo sexual.
En esos días, y después también, su padre salía a buscarla en bicicleta. Ayer, en su carta, expresó: “Ya te deje de buscar, guardé la bicicleta, porqué sé que tu alma y tu espíritu están en un lugar mejor”.
Sin cuerpo, cómo se demostró el crimen
Los fiscales dieron un extenso alegato en la audiencia de este viernes en las que argumentaron cuáles fueron las pruebas que incriminan a Campos Matos y por qué el contexto fue el de violencia de género.
Ante la falta del cuerpo de Anahí, la carga de la prueba se basó en indicios. A lo largo de dos semanas de audiencias se evaluaron todas las pruebas de la causa: las manchas de sangre compatibles con el perfil genético de Bulnes en las paredes del departamento del acusado, las pericias psicológicas, el contenido de las cámaras de seguridad de la zona y los testimonios de personas cercanas a Bulnes y a Campos Matos. También el arduo trabajo que se hizo para analizar 50 toneladas de basura donde se creía podría haber restos del cuerpo.
Esas mismas cámaras que daban al ingreso del edificio de Campos Matos, de avenida Olmos al 500, no detectaron en ningún momento que la mujer saliera con vida de allí. Tampoco la detectaron las cámaras de las cuadras aledañas. Pero sí registraron al acusado salir en nueve oportunidades con cambios de vestimenta. Cinco de esas veces llevó bolsas de residuos donde se presume que descartó el cuerpo de Anahí.
Ambos se conocieron momentos antes en la calle donde Anahí ejercía esporádicamente el trabajo sexual. Lo hacía sola, sin protección de nadie y a escondidas de su familia. Es que pertenecía a una familia de valores tradicionales y muy creyentes.
Anahí era docente en dos escuelas de la ciudad de Córdoba. En una de ellas trabajaba ad honorem y acababa de obtener la titularidad en un cargo, lo que le comenzaría a dar en los meses siguientes algún rédito económico.
Durante el juicio, una mujer que trabajaba en la misma zona expresó que Anahí una vez fue a preguntarles cuánto cobraban y a qué hoteles solían ir. También les contó que estaba allí porque tenía una hija con discapacidad y necesitaba más recursos para sus tratamientos.
En el alegato, Morales Leanza refirió al estigma social que pesa sobre el trabajo sexual. Ese estigma era demasiado grande como para que Anahí lo contara a sus allegados y generar así redes de protección.
“Anahí fue en calidad de trabajadora sexual al departamento de Campos Matos, quien ya había tenido problemas con otras prostitutas de la zona: las ‘usaba’ y las echaba sin pagarles. Los testimonios de los vecinos lo acreditan. La vulnerabilidad de Anahí era por ser mujer y su condición de trabajadora sexual”, dijo el fiscal Palma.
Y fue en ese contexto de vulnerabilidad que Campos Matos aprovechó para agredirla. De los testimonios de sus allegadas surgió que odiaba a las prostitutas a quienes las consideraba objetos: él se ubicó en un lugar de poder y control sobre Anahí y por ello el crimen es de género.
En el juicio, sus propios vecinos advirtieron que se escuchaba con frecuencia discusiones entre Campos Matos y mujeres, algunas de ellas que llegaron a escaparse del lugar.
Macabro
El crimen de Anahí guarda rasgos macabros: el mismo Campos Matos aseguró que le gustaban las cosas “oscuras”, los testimonios de las personas allegadas, sumado a la pericia psicológica y a los hallazgos de material en su computadora, dieron cuenta disfrutaba de ver imágenes de crímenes de mujeres, asesinatos en serie, material sobre canibalismo y que adoraba a Satán.
La misma pericia psicológica determinó que el hombre, de 36 años, tiene características psicopáticas con rasgos sádicos y perversos, de agresividad y con nula empatía por el dolor ajeno pero que puede comprender y dirigir sus acciones.
Abuso y una confesión
Campos Matos está imputado por haber abusado presuntamente a una amiga de una de sus hijas, en noviembre de 2021, momento que fue clavepara que su entonces esposa, Natalia Rodríguez, decidiera seprarse. En el juicio la mujer contó que fue víctima de violencia psicológica por parte de él.
En una de las conversaciones que Campos Matos mantuvo desela cárcel con la madre de sus sos hijas le confesó: “estoy donde debo estar, entre violadores y asesinos” a lo que agregó: “Soy un monstruo, Natalia”.
Desde hoy quien los peritos calificaron como un “potencial asesino serial de mujeres” deberá pasar el restode sus días en prisión.
