El femicidio de Silvia Fría (43), ocurrido en Río Tercero en 2023, fue uno de los crímenes más aberrantes que recuerde esta ciudad y región. Su pareja, Néstor Nieto (46) fue condenado semanas atrás a prisión perpetua como autor del homicidio.
En los fundamentos de la sentencia de la Cámara del Crimen, que se conocieron esta semana, los jueces por unanimidad dejaron sentado que “el móvil no fue otro que una manifiesta intolerancia a la autonomía de la mujer”. En ese sentido recordaron que el propio Nieto se refería a Silvia como “su” mujer. Y que acumulaba una historia de violencia contra ella.
El 7 de octubre de 2023, Silvia recibió 23 puñaladas en el cuello y en el torax, según la autopsia. Su hijo menor presenció ese momento, en la casa que compartían en barrio Monte Grande, de Río Tercero.

Los jueces apuntan que existen pruebas que acreditan que fue una “violencia de género padecida durante 28 años”.
Los hechos de violencia ejercidos por Nieto habrían sido -según señalan en el fallo- desde agresiones verbales, psicológicas, económicas, físicas, amenazas de muerte verbales y con armas de fuego, a ella y a su familia. La violencia habría sido ejercida en presencia de sus hijos o de cualquier persona.
A juzgar de los magistrados quedó rotundamente acreditado la violencia de género padecida por Silvia, y en la que el crimen fue el episodio final.
Señalaron que conviene recordar “los parámetros establecidos por Naciones Unidas al definir la violencia contra la mujer, la cual tiene como rasgo de identidad central el de configurar una manifestación de la discriminación por la desigualdad real entre varón y mujer, pues es ejercida contra la mujer, porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada”.
Se encuentran ampliamente probados -señalaron- que el hecho ocurrió en el marco de una relación asimétrica de pareja, advirtiéndose en esa relación, situaciones de maltrato físico y psíquico, de insultos, control de amistades, control de visitas a hermanas, control en su trabajo, con constantes amenazas que la iba a matar con un cuchillo, haciéndolo en forma permanente y en reuniones familiares, manipulación tanto económica, ya que no le daba dinero para los gastos de la familia, pero tampoco quería que trabajara.
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Además, indican que hubo violencia psicológica ya que a miembros de la familia les lloraba y pedía que intercedieran para que Silvia le perdonara sus infidelidades, sus golpes, la agresión a su propio hijo o para que retomara la relación, cada vez que se interrumpía por sus acciones.
O que la amenazaba si no lo aceptaba, con que mataría a sus hijos y a su propia familia.
También se probó -dice el fallo- las reiteradas conductas de hostigamiento, pues con el correr de los años se desarrollaron numerosas situaciones de maltrato, incluyendo insultos y descalificaciones (la trataba de manera peyorativa), además del control respecto de sus horarios, actividades, entorno social y familiar.
En efecto, pudo probarse -argumentan en los fundamentos- a través de numerosos testimonios que Nieto controlaba que su pareja efectivamente se encontrara en su lugar de trabajo, se molestaba por la presencia de amistades y/o familiares, tanto en su domicilio, como así también si la víctima acudía a visitarlos.
Asimismo, existen testimonios acerca de que Nieto “sentía celos” hasta de los cuidados dispensados por Silvia al propio hijo de la pareja.

Datos del juicio
En el juicio oral, el fiscal de Cámara y la querella habían solicitado en los alegatos la pena máxima contra Nieto. La defensa, por el contrario, planteó cierta discapacitad mental sobre el acusado para reducir su pena y anticipó que casará la sentencia dictada ante el Tribunal Superior de Justicia.
A Silvia, sus familiares y amigos la recuerdan como una mujer luchadora, víctima de un contexto social del cual nunca pudo salir.
Nieto había sido detenido horas después del crimen. Podrá salir de prisión no antes de los 35 años de pena.