El padrastro, acusado de un muy prolongado abuso de tres décadas, se sentará en el banquillo de los acusados este martes, en la sala de la Cámara del Crimen de los tribunales de Río Tercero.
En la audiencias se ventilarán los detalles que padeció una mujer que fue violada y como consecuencia de esos encuentros nació un niño. La familia vive en la zona rural de Almafuerte.
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La denunciante fue la propia víctima y recurrió a la Justicia cuatro meses después del fallecimiento de su madre. Los abusos, como tampoco los golpes a la denunciante y al niño no cesaban, según consta en el expediente y abonan pericias.
El imputado, detenido por esta causa, niega los hechos.
Este diario no brinda las identidades en protección de la mujer víctima del delito y del menor de edad.
El expediente señala que los abusos se cometían dentro de la casa, a la salida de la escuela donde asistía la víctima, en el balneario, en la costa del lago y en hoteles alojamientos.
Mientras el expediente acusatorio señala que el padrastro le arrebataba la inocencia sin que la niña entendiera por qué le exigía sexualmente, marca que la víctima relató que siempre se resistió.
En la investigación consta que el acusado llegó incluso en un hotel alojamiento, previo a desnudarla, a abofetearla para que se quedara quieta y a atarle las manos a sus tobillos, para abusarla sexualmente.
Estos episodios, luego se habrían hecho rutinarios y habrían ocurrido con una frecuencia de dos o tres veces por semana en la casa donde convivían, según la denuncia.
“Sos mi mujer”
“Ahora sos mi mujer”, asegura la denunciante que le dijo sin tapujos, cuando tenía apenas 12 años.
Antes de esa edad, según la denuncia, prevalecía el manoseo y el sexo oral.
En una de las tantas oportunidades, los sorprendió la madre de la víctima y pareja del padrastro: “Te voy a matar”, lo amenazó la mujer.
El expediente suma datos de la alevosía y el maltrato. Tras una pelea familiar, el hijo de la víctima le preguntó una vez a su madre: “¿Por qué el abuelo dice que es mi papá?”. “Porque sos hijo de una violación”, le respondió la madre, cuando el niño tenía 9 años.
El acusado, ahora de 67 años, le repetía a su víctima que se conocían de otras vidas, que tenían una atracción especial y que se consideraba animal y no persona. Y que si ella hablaba, su mamá lo iba a matar y ella y el niño se iban a quedar solos.
Él nunca le permitió a su hijastra –dice la pieza acusatoria– tener novio, y cuando tenía 9 años la obligó a jurar arriba de una biblia que iban a tener cuatro hijos.
Los abusos habrían continuado hasta los 32 años de la denunciante. Ella lo denunció tras la muerte de su madre.
La defensa niega
El imputado, que está preso, contradijo toda la acusación. Negó todos los hechos que se les imputan. Mencionó que la relación comenzó cuando ella ella ya era mayor de edad. Y que en esa situación nació el hijo de ambos. Dijo que ella salía a todos lados y que la relación con él siempre fue consentida.
Pesa sobre el acusado la imputación de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la calidad de guardador, la convivencia preexistente y el grave daño en la salud de la víctima. También, promoción a la corrupción doblemente agravado, por ser la niña menor de 13 años de edad y por la calidad de guardador, en concurso ideal. También se le achaca la salud de la víctima.
La pena que se puede aplicar en este tipo de acusación, en caso de ser hallado culpable, es de 10 a 32 años.
