La crónica de la denuncia por abuso sexual contra el cura Cruz Viale incorporó algunos nombres y figuras poco habituales para quienes no tienen una vida activa dentro del cristianismo.
¿Qué es el derecho canónico? ¿Qué es un superior provincial? ¿Quiénes son las autoridades eclesiásticas? Estas son solo algunas de las nuevas preguntas que pueden hacerse para intentar comprender la estructura del catolicismo de nuestros tiempos.
En la historia de la Iglesia, existen principalmente dos realidades eclesiales que conviven: por un lado, la diócesis; y por el otro, una organización a partir de un mismo carisma.
La diócesis se basa en una organización territorial en el que ejerce jurisdicción un prelado: arzobispo, obispo, etcétera. Por ejemplo, la provincia de Córdoba está dividida en las diócesis de Cruz del Eje, San Francisco, Villa María, Río Cuarto, Prelatura de Deán Funes y la Arquidiócesis de Córdoba.
A su vez, en su territorio conviven otras manifestaciones católicas que proponen un modo de vivir la fe que radica en el carisma de su fundador o de un grupo de personas. Órdenes, congregaciones, prelaturas personales o movimientos viven dentro de una o de varias diócesis, con las que cooperan mediante el cumplimiento de su finalidad eclesial específica, en una relación de complementariedad.
Para su acción pastoral, necesitan el permiso del obispo de la diócesis donde están radicados. Históricamente, bastó con una consulta al Vaticano antes de reconocer una nueva institución religiosa. Sin embrago, desde los últimos años, se necesita un permiso escrito.
De esta manera, el Vaticano se asegurará, entre otras cosas, que el supuesto fundador o fundadora sea fiable; que no sea una nueva institución innecesaria o igual a otras ya existentes; que tenga suficiente vigor para cumplir su misión, por ejemplo, un carisma claro.
Tal es la injerencia de las órdenes o las congregaciones religiosas en la práctica que, por ejemplo, el arzobispo de Córdoba Ángel Rossi es de origen jesuita y su obispo auxiliar, Alejandro Musolino, salesiano.
Si bien todas las realidades eclesiales de cualquier naturaleza participan de la misma vida y finalidad de la única Iglesia, en lo cotidiano se organizan de modo diferente.
Diferencias y similitudes
Las diócesis se dividen en parroquias. Para 2021, en la arquidiócesis de Córdoba existían 113. De allí que cada párroco tenga a cargo una comunidad, la cual en algunos casos puede estar compuesta por más de un templo.
La diferencia fundamental del sacerdote diocesano y del religioso es que el primero responde a una parroquia, es decir, está adscrito a un territorio. En cambio, el religioso, como Cruz Viale, está adscrito a una congregación religiosa o movimiento. Ambos sirven a la iglesia, pero de diferentes maneras.
De allí que el espacio de oración en el cual desarrolla su tarea Schoenstatt en la ciudad de Córdoba no es una parroquia.
El sacerdote religioso tiene las mismas facultades de un sacerdote diocesano, es decir, la capacidad de celebrar los sacramentos, pero lo que lo distingue es su modo de vivir. No es en torno a un obispo en una diócesis determinada, sino en una comunidad especifica de religiosos, con un carisma propio, inspirado por el fundador de tal comunidad, bajo la autoridad de un hermano superior de la misma comunidad.
Finalmente, toda la comunidad está bajo la autoridad y el cuidado del obispo de la diócesis en la que reside.
Cuando órdenes, congregaciones religiosas y movimientos se extendieron por fuera de los límites de un estado, comenzaron a dividirse en provincias. El superior provincial, como su nombre lo dice, es el superior de los religiosos de una provincia en una orden religiosa. Su autoridad depende de las reglas y los estatutos de cada orden.
Oficina de recepción de denuncias
En 2019, el papa Francisco emitió un documento que modifica el Derecho Canónico, en el que obliga a las diócesis a establecer sistemas estables y de acceso público para informar de los casos de abuso sexual y de la cobertura de estos.
Además, impuso a todos los clérigos que informaran a las autoridades eclesiásticas competentes sobre los abusos de los que tengan conocimiento, los cuales se verificarán prontamente.
“Debe existir una oficina de recepción de denuncias de abuso sexual en la Iglesia por ordinario, es decir, por obispo de una diócesis o superior de una congregación. No aparece como obligatorio para los superiores provinciales, pero algunas congregaciones lo tienen“, expresó el teólogo Juan Bautista Duhau.
La información sobre esta oficina debe explicitar el nombre de referente u oficial responsable, y una vía de contacto. Padres de Schoenstatt tiene en Chile, pero en Argentina no está la información disponible.
Según fuentes cercanas a la denunciante, ella intentó avanzar en su reclamo con referentes de la comunidad, quienes la desalentaron y la invitaron a encontrar un acuerdo con su presunto victimario.
Por su parte, el superior provincial dijo en un comunicado que tomaron conocimiento de la denuncia en abril y mantuvieron reuniones con la mujer todas las veces que fueron necesarias. ¿Pero advirtieron a las autoridades eclesiásticas?
Finalmente, ella decidió acudir a la oficina de recepción de denuncias de abuso sexual en la Iglesia del Arzobispado de Córdoba y, posteriormente, presentar una denuncia en la Justicia ordinaria.
